miércoles, 27 de junio de 2007

Esperemos que regrese el ansia del toreo a sus manos de espuma

Me duele Morante de la Puebla, aunque yo no sea una de esas criaturas morantistas que andan estos días mascullando su llanto por las paredes, destripadas sus almas, desvencijados sus espíritus. Me duele Morante y mucho. Quizás mi postrera reconversión –yo antes nunca había practicado su fe– me haga contemplar con especial sensibilidad sus idas y venidas, sus huidas, sus retiradas del toro y de sí mismo, porque él mismo es el toreo y para él el toreo es la vida. Morante es un tipo singular: un raro e indefinible personaje al que le mueven impredicibles motores; un torero dotado de una elegancia particularísima y sublime que brota de un manojo de sentimientos y sensaciones que habitan en lo más profundo de su conciencia. Y amigos, ahí no llegan los apoderados ni los taurinos y muchos menos los periodistas. Ese lugar le pertenece sólo a él y yo no voy a especular ni un segundo con sus motivos. También he de decir que nunca he sido amigo de seguir al pie de la letra sus juegos de palabras, sus estudiadas ausencias, sus caprichos carmesí; sin embargo, ahora ha dicho que para y ha pedido perdón por los daños ocasionados. Dejémosle ir; dejemos que se acomode el sombrero y su camisa y esperemos que regrese el ansia del toreo de nuevo a sus manos de espuma... Yo, desde luego, ya estoy esperándole. De hecho, siempre le esperaré.

Gastronomía poética

Decir que el restaurante Casa Toni ha cambiado es algo tan irrisorio como denominar agujero al Gran Cañón del Colorado. En apenas cinco meses la transformación realizada ha sido increíble, sorprendente y bellísima. En pocos espacios como en éste se logran dar la mano de forma tan natural las artes y la gastronomía. De hecho, la propuesta escénica del decorador Pedro Ortega y las pinturas y esculturas de Jull Dziamski acunan literalmente la cocina de Jesús Sáez Monge, que disfruta ahora de un espacio en el que se puede dar rienda suelta a su deslumbrante creatividad, a su pericia en los fogones. Pedro Ortega ha jugado con un número impresionante de nuevas referencias para diseñar los espacios: vinoteca, sala de catas y comedor privado, y se la ha jugado en el comedor central, rescatando de pasado un mural de los años setenta e integrando una de las referencias clásicas del local: el cuadro con la imagen de San Vicente colgado de la montaña. Pero una vez sumergido en los espacios, llega el momento de la sorpresa, que viene de la mano de la pintura poética del polaco Jull Dziamski, que hace volar los platos por las paredes o que dibuja los suelos con blandas gotas de vino. Es una especie de pintor del tiempo que hace presidir a Jesús Sáez Monge el comedor a través de un impresionante retrato con trazos hiperrealistas. Mariola, su hermana y jefa de sala, anhelaba un espacio así para las recetas de Chuchi: «Es un lugar para soñar, casi ni nos lo creemos».

o Decorador: Pedro Ortega. Pinturas y esculturas de: Jull Dziamski, artista polaco.
o Jefe de Cocina: Jesús Sáez Monge.
o Jefa de Sala: Mariola Sáez Monge.
o Dirección: Zumalacárregui, nº 27. San Vicente de la Sonsierra. 26338 (La Rioja)
o Fotografía: Justo Rodríguez.

lunes, 18 de junio de 2007

Reivindicación de la belleza

La Monumental se llenó hasta la bandera para recibir a su mito y sentir el orgullo de la fiesta

Robert Weldom es un neoyorkino que tomó el viernes un avión en el JFK con un sola idea: llegar a Barcelona, comer con unos amigos y ver a José Tomás, que era su sueño. Y lo vio. Hoy cogerá otro vuelo con destino a la capital del mundo y el martes por la tarde volverá a Central Park para torear entre los rascacielos con la muleta que un día le regaló el mismísimo Luis Francisco Esplá. Porque Robert Weldom es un aficionado práctico que, incluso, aprendió español para leer libros de toros. Y ayer le dio tiempo a soñar en Barcelona, sobrevolando una pequeña pero desafiante turbamulta de antitaurinos que le gritaban asesino y torturador. Y Robert Weldom, aunque sabe bien nuestra lengua, no entendía aquellos insultos cuando lo que quería era soñar, soñar a lado de otros 20.000 aficionados llegados de los lugares más recónditos del globo y del planeta taurino para celebrar el rito del toreo, para reclamar orgullosos que la fiesta es un acontecimiento hermoso, humano, multicultural y que no sabe de más ideologías que la de la belleza, que no conoce de fronteras ni de políticas. Los tendidos estaban cuajados de personalidades, de dignatarios, de artistas como Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat que acudían a los toros como si de un acto subversivo se tratara. La fiesta del toreo como reivindicación de un sentimiento cosmopolita. A los buenos aficionados de la ciudad condal los ojos se les hacían chiribitas: ni los más viejos recordaban una tarde así: siete orejas, la plaza llena, la felicidad... Sin embargo, la ciudad asistió asombrada a la corrida. Ni un cartel de los de Miquel Barceló se asomaba por las avenidas. Nada. Ni una indicación de dónde estaba la plaza. La verdad incomoda. Y es curioso, muchos de los bares de los alrededores permanecían cerrados a pesar de la previsible aglomeración. Robert Weldom vio que en un tendido, junto a Carlos Herrera, estaba Curro Romero. Y más allá Vicente Amigo, con Álvaro Palacios, soñando los dos mano a mano con los muletazos limpios de su amigo del alma. De Alfaro llegó un autobús completo, que fue diseminando sus viajeros por la plaza. Y vinieron de Arnedo, de Calahorra, Logroño y Nueva York, como Robert Weldom, que hoy mismo estará tomando un avión con la mente puesta en José Tomás y en la muleta que le regaló Luis Francisco Esplá.
(Estreché la mano de Robert el domingo gracias a Israel Cuchillo y Rosa Jiménez Cano).

José Tomás, torero de lo inconmensurable

Medir lo inconmensurable es un ejercicio a todas luces insuficiente, un ejercicio que no tiene más sentido que rebuscar el alma del incoloro mundo de las multiplicaciones. Lo inconmensurable no pesa, no huele ni se mide con el absurdo interés de rebuscar siempre lo que falla, lo que quizás vale menos, lo que no se ajusta a nuestros pensamientos. Hay quien va a los toros con un cronómetro, con un segundero que no vacila, implacable, en el incesante tic-tac del tiempo. Pero no saben que en la tauromaquia el tiempo carece de importancia y que cuando surge el toreo, el tiempo mismo tiene la enorme delicadeza de desvanecerse, como ayer, cuando José Tomás, a las siete y once minutos de la tarde, volvió al toreo, regresó a la vida. Y lo hizo quitando un toro de Finito de Córdoba con una serie de gaoneras de infarto. Nadie miró el reloj, acaso los que no tienen alma, y sin embargo el tiempo se había detenido en el cielo de una plaza, la Monumental de Barcelona , colmada, orgullosa del reencuentro, franca, enardecida, jubilosa y mítica. La tarde fue creciendo a medida del impulso de los toreros, a pesar de la terrible apatía de un Finito alicaído y triste que desaprovechó el primero de la tarde (y al cuarto también), un astado que embistió franco por ambos pitones. Pero llegó el turno de José Tomás, del torero más esperado de la historia. Ya había dejado su impronta en el quite y estábamos ante el gran momento de la faena. El toro, encastado y desigual, tuvo cierta fiereza y volteó al torero hasta quedarse a su merced mientras los pitones rebañaban inmisericordes su cuello. Se levantó sin apenas mirarse y la faena cambió dibujando dos series con la izquierda bellísimas, con todo él entregado al rito. Había vuelto José Tomás, en la más genuina de sus versiones. El quinto, el peor presentado del festejo, careció de casta. Sin embargo, José Tomás planteó una de esas faenas suyas asombrosas por la quietud, por su terrible sinceridad. Comenzó por alto y cuando el toro se sintió sometido frenó en seco sus embestidas. Y justo ahí, cuando más imposible parecía el reto, tomó la pañosa con la izquierda y se pasó por la faja al toro en tres tandas increíbles, como el remate postrero con las más arriesgadas manoletinas que se hayan dado jamás. La última fue pavorosa: el toro andando lentamente, incierto, sin fijeza. Y se lo sacó. Nadie supo cómo lo hizo, pero se lo sacó con una deliciosa armonía. Al final, volvió a recetar un segundo bajonazo. Vale. No era de dos orejas. Vale. Pero aquello fue inconmensurable y nadie esgrimió el cronómetro para desdecir al gentío enloquecido.
Y en éstas apareció Cayetano y bordó el toreo. Al primero, con el que logró otras dos orejas excesivas, lo toreo un punto precipitado, aunque con donosura. Y llegó el sexto, el mejor de la corrida, y logró tres series por la derecha redondas de fragancia y torería. La plaza toda puesta en pie. Había renacido el toreo en Cataluña, donde desde ahora está la plaza más cosmopolita y ufana del ancho mundo.

o Toros de Núñez del Cuvillo, bien presentados, de muy buen juego. El lidiado en sexto lugar, excelente, fue premiado con la vuelta al ruedo.
Finito de Córdoba: división de opiniones tras dos avisos y silencio.
José Tomás: oreja tras aviso y dos orejas tras aviso.
Cayetano: dos orejas en cada uno de sus toros.
Plaza de Toros de Barcelona. Lleno histórico. 19.200 personas en las gradas
17 de junio de 2007

domingo, 17 de junio de 2007

Vuelve José Tomás; hoy regresa el torero que un día me hizo crepitar

José Tomás reaparece hoy en Barcelona en una tarde histórica en la que las entradas se llegan a cotizar a mil euros en la reventa y en la que se darán cita políticos, artistas, intelectuales y miles de aficionados

Por fin ha llegado el día más esperado. Esta tarde José Tomás volverá a los ruedos en la plaza de toros de Barcelona, que le aguardará abarrotada con aficionados venidos de los lugares más recónditos. La reventa está por las nubes y en alguna página de Internet las entradas se cotizan a más de mil euros. En los tendidos de La Monumental catalana se darán cita artistas, cantantes y pintores como Joaquín Sabina, Vicente Amigo, Miquel Barceló, Joan Manuel Serrat, Albert Boadella o Silvia Munt, además de varios ministros y ministras como Carmen Calvo, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, autoridades catalanas y la Casa Real, de la que se sabe que ha reservado varias localidades.
En la historia de la tauromaquia ninguna reaparición de un torero había provocado semejante convulsión, ni la de Luis Miguel Dominguín, ni la de Antonio Ordóñez ni la de ‘El Cordobés’, que fue en su día el torero más taquillero de todos los tiempos. Y qué es lo que tiene José Tomás que mueve tanto los corazones. Nadie lo sabe, pero todos sus seguidores coinciden en señalar que les deslumbra la desnuda hondura de un torero que fue fraguando a su alrededor una singular aureola mística. Tomás no frecuentaba los ambientes taurinos, no hablaba con periodistas, tampoco dejaba televisar sus corridas y su vida privada fue un coto inaccesible: apenas se sabía que antes de las corridas en Madrid desahogaba los nervios en unos billares y que admiraba la personalidad de Manolete. Sus formas y su estilo empezaron a cautivar y aunque logró triunfos memorables en plazas como Madrid o Sevilla, estableció una comunión apasionada con el coso de Barcelona, donde llegó a cortar un rabo y lo que es más importante, devolver el orgullo a una afición masacrada por las instituciones catalanas, que señalaron a la fiesta de los toros como una actividad apestada, anacrónica y en la que se plasmaban los peores vicios de la españolidad. De hecho, con Joan Clos como alcalde, se realizó la declaración institucional de Barcelona como ‘ciudad antitaurina’. Cosas de los políticos, ya que un año antes el mismo edil imponía al torero barcelonés Joaquín Bernadó la Medalla de Oro de la ciudad. Los antitaurinos también se han movilizado y han convocado una manifestación para hoy en Barcelona. Es más, la Asociación para la Defensa de los Derechos del Anima (Adda) ha gastado miles de euros en anuncios a toda página en siete diarios barceloneses en contra de la tauromaquia. Según publicó ‘El Periódico’, con «fondos obtenidos de donaciones particulares». El caso es que José Tomás decidió en 2002 retirarse y pareció que el mismo fin del mundo se lo había tragado. Todo eran especulaciones y en cinco años sólo trascendió que jugaba a fútbol sala cerca de Málaga y que de vez en cuando toreaba para sí y sus íntimos en el campo. Pero hace dos meses todo cambió. «Vivir sin torear no es vivir», pensó y decidió empezar a vivir de nuevo en Barcelona tal día como hoy.

o Posible corrida de rejones en San Mateo
La empresa de la plaza de toros de Logroño está estudiando la organización de una corrida de rejones para rematar la feria de San Mateo. Así, la feria logroñesa comenzaría el 16 de septiembre (domingo) y acabaría el 22, con lo que el ciclo contaría con seis corridas de toros ordinarias y un festejo de rejones, tal y como sucedió en la temporada 2003.

o Volverán los toros de Dolores Aguirre a Calahorra
Pepe Amilburu, empresario de la plaza de toros de Calahorra, adelantó el jueves en Punto Radio que la ganadería de Dolores Aguirre volverá de nuevo a Calahorra. La feria comenzará el 26 de agosto con Pablo Hermoso y Sergio Domínguez y se retomará los días 30, 31 y uno de septiembre con tres corridas. ‘El Cid’ será una de las figuras anunciadas.

sábado, 16 de junio de 2007

Vuelve José Tomás (2)
















Gentuza:
tipos que se aprovechan de los sueños de los demás para sacarse un pasta. Basura, reventas por internet, reventas de ratón y alfombrilla que se escudan en regalar bolígrafos. "Más os valdría trabajar", que diría mi abuelo. (Pinchar en la imagen para verla con detalle)

viernes, 15 de junio de 2007

Vuelve José Tomás (1)








Acabo de verlo en internet. Para que luego digan que las máquinas no tienen corazón (pinchar en la imagen para ver lo que pide el tal señor Manuel).

domingo, 10 de junio de 2007

Tore (arte)

Dos carteles de Miquel Barceló y Fernando Salas ilustran la reaparición de José Tomás en Barcelona y la temporada 2007 del diestro más esperado

La reaparición de José Tomás ha suscitado infinidad de reacciones en el mundo del toro. Pero más, si cabe, fuera de él. El próximo domingo se producirá el esperado acontecimiento en la Monumental de Barcelona. Todo el billetaje de la plaza se vendió en apenas dos horas y los tendidos se cuajarán de criaturas procedentes de los cinco continentes: aficionados, seguidores del torero, curiosos, admiradores, amigos, artistas, aficionados de a pie. El hecho sobrepasará por su trascendencia a cualquiera de las corridas de Madrid o Sevilla y los informativos del mundo entero se volcarán con un fenómeno, el de José Tomás, que ha sido capaz de seducir a escultores, poetas, escritores, antitaurinos, cantautores como Joaquín Sabina, guitarristas al estilo de Vicente Amigo, enólogos como Álvaro Palacios o al mismísimo Miquel Barceló, que ha realizado el cartel de la corrida. De hecho, Barceló concibe el toreo desde el círculo y dentro del mismo, el de la plaza, como si de un juego concéntrico interminable se desarrollara la obra: «Seguramente si después de la corrida observamos la arena con detenimiento encontraremos el último círculo en forma de lentejuela desprendida de algún alamar en ajustado lance circular. José Tomás virtuoso intérprete de estas suertes añade el inigualable lugar donde pisa». Este cartel, específico del día 17 y el de Fernando Salas, realizado para toda la temporada, fueron presentados en la Fundación ‘Palo Alto’ de Barcelona, en un acto organizado por la Plataforma Promoción y Difusión de la Fiesta y presentado por su director, Luis Corrales. También participaron Fernando Salas y el apoderado de José Tomás, Salvador Boix, que el próximo jueves estará en el programa ‘Sol y Sombra’ de Punto Radio La Rioja para explicar todos los detalles de la reaparición de José Tomás, el acontecimiento taurino más esperado de la temporada.
o Artículo aparecido hoy en la página temática de toros de Diario La Rioja.

jueves, 7 de junio de 2007

Morante es Morante porque es Morante

Nunca he visto un matador más valiente y entregado. Morante de la Puebla, el artista, el hombre del pellizco, es un torero valiente para sí como ninguno, valiente para el toro, valiente para el buen aficionado. Su toreo no se puede traer hecho desde el hotel; lo suyo no son las normas, ni un mecánico ejercicio de disciplina. Morante es Morante cuando se equivoca en los inicios de faena y después recurre al macheteo para querer seguir soplando naturales, como le ocurrió en el primero de la tarde. Morante es Morante cuando le pillan de improviso, arreglando la muleta, y un manso le acuchilla la cara en un lance de la lidia que no le sucedería ni al más inexperto de los novilleros. Morante es Morante, tal vez, porque está fuera de todo y más dentro que nadie. Y por eso es Morante, porque carece de explicación, porque él se siente torero así, sin intermediarios, sin más ropajes que su propia expresión. Y los toreros como Morante son tipos generosos que cuando saben que llevan razón (su razón, la razón incorpórea que habita exclusivamente en su alma) se entrega como nadie lo hace. De ahí que cuando tome el capote, como le sucedió en el sexto, no tuviera más medida que su apasionada entrega. Mecidos lances por verónicas, despaciosos delantales enseñando sutilmente al final de cada uno el piquito contrario del capote para fijar la embestida, chicuelinas, largas perezosas, medias verónicas dictadas con un rumor tan infantil que daban ganas de echarse a llorar. Y el torero, con la cara marcada como un ángel, desprendido de sí, alejado de todo y entregado al toro. Quizás sea ése su secreto, su verdadero lenguaje, su estremecimiento interior por la belleza aquella que estaba consumando. Y si en Sevilla se lanzó a la puerta de toriles, ayer en Madrid, más torero que nunca, se gustó poniendo banderillas de tiniebla y acero en el lomo de aquel Núñez del Cubillo postrero que le dio la gana de embestir. No sé qué pasó por su cabeza en ese inicio de ayudados por bajo, en los que la cadera estaba completamente desencajada y el torero hundido. Belleza épica, belleza sutil, belleza infinita. No había leyes. El toro había sido exprimido con el capote y parecía misión imposible faena alguna. Pero surgió, llena de imperfecciones, pero con lances entreverados en los que daba tiempo a soñar, a deleitarse. Era el toreo, sencillamente el toreo. A estas alturas no sé si tan bello como el de Paula en 1987 en aquella memorable faena suya en la que después también soñé con la mágica crónica de Joaquín Vidal. No lo sé. Pero se vivieron lances oníricos en series que no eran series porque ya el toro no se desplazaba. Morante estaba trasfigurado; eternamente masculino, indefectiblemente torero. Toreó de frente al natural, cruzó el río yéndose al pitón contrario y sorteó cada lance con cada una de sus neuronas. Y lo hizo porque Morante es Morante. Y le dio la gana hacerlo. Y lo dijo en silencio, acurrucado. Antes de cobrar la estocada sableó al toro por abajo. Lástima. Pero es el sino de los genios, la belleza indómita de la imperfección, el desgarro del grito, la soledad del torero también en su fracaso. ¿La oreja? ¿A quén le puede importar ahora? ¿los avisos? ¿el desastre de algunos toros? ¿el desperdicio del primero? No busquéis explicaciones porque son cosas de Morante. Y Morante es Morante porque es Morante.

martes, 5 de junio de 2007

Luis Francisco Esplá consuma el destoreo

Esplá rezuma vieja torería, antañones sabores, desparpajo. Se viste muy bien y es peculiar; lleva un capote de vueltas azules... Ya. Pero no torea. Es cierto, últimamente Esplá, Luis Francisco, Paquito, no torea; hace como si tal cosa, pero no torea, lanza las embestidas, gira sobre las piernas a la velocidad de las centellas, no embarca el viajes, no adelanta el engaño y encima, para colmo, descarga las suertes. Es norma que no arriesgue en banderillas, que se dé tantas ventajas con los palitroques, pero que consume así el destoreo es ilógico, máxime cuando significa tanto su nombre para los aficionados y para la propia tauromaquia. El sábado se alió el viento con su destoreo y destemple; pero nunca se confió, parece que buscó aposta los peores terrenos y pasó por la plaza como de puntillas. Sin embargo, ayer el destino le deparó un encastado animal de Herederas de Bohórquez –bellísimo, por cierto– con el que ofreció un auténtico recital de la nada. Si el toreo es parar, templar, mandar y cargar la suerte, no fue capaz de cumplir ni uno sólo de aquellos memorables axiomas. Ahora, si el toreo es correr y respingar, el viejo maestro estuvo sublime. El toro requería mando y poder y el alicantino se limitó exclusivamente a acompañar los viajes, a descargar la suerte. Y encima, recetó un bajonazo imperial. Se lamentó profusamente, con tetralidad, con dominio de la mercadotecnia. En eso es un genio consumado, un torero necesario. Pero el Esplá maestro, el mestre del mediterráneo, no vino a Madrid, vino un embaucador. Y bien que lo siento.

lunes, 4 de junio de 2007

El Juli: "No cambio la faena que hice por la Puerta Grande"

Alejandro Talavante es un tipo parco en palabras. Mira al infinito, como oteando embestidas en cada mirada del toro. Dicen que se parece a José Tomás: «No me importa que me comparen; el que torea soy yo», aseguraba momentos antes de encandilar al público jarrero, serpentear con su muleta e irse en hombros de la plaza con otro de esos jóvenes a los que parece haberles tocado la fortuna, José María Manzanares, un torero que sabe que atesora aromas exquisitos. Para el alicantino se viven momentos de ebullición en las filas de la torería: «Esto está que arde porque todo el mundo aprieta una barbaridad. ‘El Juli’ es un maestro consumado, y ahí está, sin bajar el pistón, toreando mejor que nunca. Es un honor estar dentro de ese carrusel y poder competir», rubricaba mientras le despojaban de los machos de su vestido para salir en volandas. Pero volvamos a Talavante: «Soy perfectamente consciente de todo lo que está sucediendo a mi alrededor, de lo que pasa con mi persona y eso me motiva todavía más para salir al ruedo». A su lado el apoderado-descubridor, Antonio Corbacho, que también lo fue de José Tomás y que templa los impulsos de los picadores desde el callejón: «A éste ni tocarlo», se le oyó decir con el que consumó el éxito su joven pupilo. Y es curioso, acaba de salir de una cornada y ni un ademán de desencuentro, ni un gesto de inseguridad, ni en las bernardinas en las que cambia el viaje en el abismo de colofón del muletazo, ni cuando se queda quieto cuando vuelve el toro en el importantísimo segundo muletazo de cada serie. Y Corbacho, su apoderado-descubridor, templando en el callejón, atemperando cada circunstancia. Se fue sin trofeos pero no se acusaba en sus gestos. Y es un torero ambicioso. Es ‘El Juli’. Es el nuevo Juli que viene de bordar el toreo en Madrid. E hizo confesiones se alió con la sinceridad: «Necesitaba esa puerta grande de Madrid, la necesitaba con todas mis fuerzas. Pero ahora, con la visión que dan los días, con el reposo, no la cambio por la faena que hice al toro de Victoriano del Río. Había un tiempo en el que me acuciaban más los números, las estadísticas, que buscaba el triunfo por encima de cualquier circunstancia. Ahora no; ahora lo que busco es el toreo, es el disfrutar cada momento de la profesión». Y ‘El Juli’ dio una de las claves de ese cambio y la dijo sin ambages: «Es el sentimiento, es romperse a torear». No sabía el torero si vendría dos tardes a San Mateo, pero lo que sí aseguró es que quería volver a ‘La Ribera’: «Logroño ha sido una plaza en la que he disfrutado mucho». Y el joven maestro se fue a pie, despacioso y feliz, prologando la salida a hombros de dos radiantes triunfadores: Manzanares y Talavante. (Reportaje publicado el domingo en Diario La Rioja, con entrevistas a los diestros que actuaron el sábado en Haro)

Manolo Muga en el corazón

El emotivo recuerdo al empresario Manolo Muga marcó la jornada y la corrida de toros celebrada el sábado en la centenaria plaza de Haro

Manolo Muga fue el sábado una constante en Haro, una necesidad expresada por todo el mundo de rendirle cariño, respeto y admiración. Tras el apartado, se descubrió una placa en su honor en la puerta principal de coso. A la distancia de un abrazo, o mejor dicho, de un cite, se encuentra la que hace unos años colocaron en memoria de Antonio Ordóñez, uno de los toreros a los que más admiró. «Ahora ya están los dos juntos», dijo uno de los asistentes al acto. Segundos después, cuando se mostró la placa brotó el pasodoble, su pasodoble. Fue un acto sencillo, emotivo, hondo, como las palabras de uno de sus grandes amigos: Antonio Briones, que con precisión y sensibilidad dibujó un bellísimo perfil del gran taurino desaparecido: «Había muchos Manolos porque su personalidad era tan rica como compleja, era un ser fascinante. De joven le apasionaba el fútbol y llegó a jugar hasta el Haro Deportivo y el Chamberí. Sin embargo, hubo un momento en el que nació su afición a los toros, con los años, y en gran medida gracias al Club Taurino de Haro. También le apasionaba el vino, su bodega y su fuerza aglutinadora resultó crucial en el amor por su ciudad y en la gran aventura que emprendió como empresario taurino». Antonio Briones, que llegó a recordar momentos de la infancia de ambos, también destacó su calidad humana y su entrega en cualquiera de las empresas que capitaneó: «Para mí es un orgullo haber podido disfrutar de su amistad». Una cerrada ovación por parte de las centenares de personas cerró la primera parte del homenaje con la presencia de su mujer, hijos y del resto de la familia, con su hermano Isaac a la cabeza. En sus rostros había emoción, pero también se dibujaba la fuerza amable que les inspiraba el recuerdo de Manolo Muga. Después, hubo un concierto con un manojo de sus pasodobles preferidos y como colofón de la mañana, una comida en la entraña de la bodega, a un paso de su despacho. Y como tantas veces, después había que ir a los toros. Y el paseíllo fue en silencio y por eso quizá más luminoso que nunca, como el minuto que se le dedicó a continuación. En su burladero el hueco era tan gigante como imperceptible. La plaza, hermosísima como siempre, rebosaba multicolor, los toros embistieron, en el cartel figuraban los primeros espadas. Todo era perfecto, como lo hacía Manolo Muga.

sábado, 2 de junio de 2007

El Juli, Manzanares y Talavante se citan hoy en Haro en el homenaje a Manolo Muga

El centenario coso jarrero tiene todo dispuesto para vivir hoy un gran número de sensaciones. La figura de Manolo Muga estará presente en todo cuanto acontezca en la ciudad, desde el apartado, que se adelanta a las once de la mañana, hasta la gran corrida de la tarde, en la que participan tres de las figuras más codiciadas del momento y que vienen de triunfar en plazas como Madrid, Sevilla y Nimes: El Juli, José María Manzanares y Alejandro Talavante. El mundo taurino en pleno realizará hoy en Haro un sentido homenaje a Manolo Muga. Tras el apartado, la puerta principal del centenario coso jarrero contará con una placa en la memoria del bodeguero recientemente fallecido. El mosaico será descubierto a las 12,30 horas a los sones de la banda municipal jarrera, que interpretará precisamente un pasodoble compuesto en su honor. A continuación, en la plaza de la Paz, se celebrará un concierto en el que sonarán los doce pasodobles que más le gustaban a Manolo Muga, entre ellos ‘Puerta Grande’ o ‘Haro taurino’. Este emotivo acto será presentado por el periodista Manolo González y participará con unas palabras otro jarrero universal: Antonio Briones, que además de ganadero, era íntimo amigo de la persona homenajeada. Después se ofrecerá una comida en la bodega.La corrida de esta tarde fue organizada por Manolo Muga antes de fallecer y en la última entrevista que concedió a Diario LA RIOJA –el 23 de marzo– contó la ilusión que tenía por contratar a José Tomás de nuevo para su plaza: «He hecho todo lo posible, pero su apoderado me ha dicho que va a hacer una temporada corta». Muga reconoció su predilección hacia el diestro de Galapagar: «Es uno de los toreros más importantes y ya toreó aquí con ‘El Juli’ y Ponce antes de retirarse».

Adolfo está de rebajas

Estoy cansado. Es tarde. Estoy decepcionado y sigue siendo tarde. Qué corrida más decepcionante de Adolfo Martín, qué toros más quietos, más cuneiformes. Salvo al tercero; quizás el sexto, pero no lo hemos podido ver. Qué desasosiego. Qué sosos. Adolfo está de rebajas. Las rebajas se han aposentado en los Alijares. Mulillero ha sido una joyita. Domingo López Chaves está hundido. Se ha dejado ir un buen toro; o quizás dos. Y no mata porque no piensa. Y no torea porque no está y como no está no es Domingo López Chaves. Acaso una sombra de sí, un arabesco de su constancia. Ya no tiene mirada; ya carece de hambre, ya piensa en el verano que le aguarda y en los contratos. ¿Quizás? Pero debe saber que eso siempre es flor de un día, de una tarde, de un anochecer. Y de la penumbra de la corrida salvo a El Fundi, torerazo de una pieza que no se inmuta con los toros tobilleros que al resto de toreros hace poner los pies en polvorosa. Pero Fundi los ahínca en la arena, los hunde, los entierra y se pasea ante los astados tobilleros, como su segundo, al que despenó con una gran estocada. Y da la sensación de que no se enteró casi nadie. Y no se por qué, pero le pitaron. Si había viejas cuitas en ese momento no eran de recibo. Y Adolfo en el callejón. Antes se escondía entre la gente, para que no le vieran, para ver la corrida solo, para anotar en su mente los defectos. Ahora está en el callejón al lado de un torero con gorra, pero de un torero. Y digo yo que un torero con sombrero pase, pero no tiene un pase un torero con tocado deportivo en un callejón en pleno San Isidro, como si fuera un futbolista de visita en una corrida. Vale un sombrero, una parpusa, una gorrilla... pero una gorra de beisbol no es tejadillo propio de un matador en la plaza de paisano. Y Adolfo con el de la gorra, en el callejón, burlando en un burladero. No pensaba. Hablaba. Quizás justificábase. No lo sé. No me importa. Pero me apenan sus toros alicaídos y sosos, sus toros herméticos y mulos, como ese quinto con mirada de gorrión, como ese primero tan flojo, tan melifluo. Pena de corrida. Pena de ganadería. Pena de afición. Pena de toros de rebajas. (La foto es de www.burladero.es)

viernes, 1 de junio de 2007

José Antonio del Moral o la zafiedad

Aunque creo que no merece mucho la pena comentar lo que he leído y ahora traigo aquí de la crónica de José Antonio del Moral en su blog, sólo un apunte: ¡Qué fácil es atacar a los humildes!

Zafiedad primera: Como cada año y a estas alturas de feria uno ya no sabe qué decir y menos explicar cómo y por qué la plaza de Las Ventas sigue llenándose a diario pese a las escasas – nulas – posibilidades de triunfar que ofrecen la mayoría de los espadas actuantes, salgan los toros que salgan.
Zafiedad segunda:
Y los del 7 más tranquilos de lo que acostmbrab (sic) porque ellos para lo que están en la plaza es para intentar arruinar las mejores faenas de los mejores toreros en vez de armar la marimorena cuando alguien como ayer Sánchez Vara se deja escapar un toro tan extraordinario como el que abrió plaza con el que no se puso en el sitio ni una sola vez en su faena de muleta que a él la debió parecer buena pero no lo fue. ¿No es para volverse locos?.

Ataque cruel a Sánchez Vara:
Y ¿quien es Sánchez Vara? Un fracasado anunciado. Entonces, ¿por qué sigue intentando ser lo que no podrá ser nunca? Pues vaya usted a saber.

Ataque indigno a Javier Castaño:
!Qué lástima de chico¡. !Cuanta desdicha para nada y qué injusta es la vida y más esta tremenda profesión con los desheredados de la fortuna¡

Ataque a los toreros anunciados con este tipo de corridas:
En fin, que ojala termine pronto este tormento de tener que ver lo que no deberíamos ver nunca y que al menos en las corridas de Adolfo y de Victorino Martín suceda el milagro que cada tarde esperamos aunque con carteles como los de ayer, como el de hoy, ¿como el de mañana?, difícil lo veo.

Apostilla a Raúl.
Me dice el amigo Raúl que me fije en lo que dice José Antonio del Moral sobre Cayetano. Bueno, he aquí lo que escribe en su última crónica: Casi nunca bien colocado Cayetano e impreciso en el templar, sus intentos - casi todos frustrados - con el capote y su muy desigual faena de muleta en la que los mejores detalles o fogonazos del impar estilo que a veces le distingue quedaron eclipsados por un quehacer sin plan ni sentido. Ni, sobre todo, la debida limpieza que terminó en plan efectista con rodillazos y desplantes para recalentar el festivo ambiente enfriado por momentos hasta entrar a matar dejando en espadazo muy trasero y caído que necesitó del descabello, pese a lo cual se le pidió una oreja concedida, por cierto, entre socarronas risotadas de los tres señores que ocupaban el palco presidencial como si estuvieran allí de pura broma. ¡Pues qué bien¡ A mi me sigue preocupando mucho esta manera de llevar a un torero dotado de tantas virtudes y me preocupa aún más porque le llevan como si no las tuviera y todo fuera puro cuento. Y menos mal que, al salir de la plaza, nos enteramos de que en Las Ventas a la gente le había vuelto a crecer la barba por el consabido aburrimiento.

¿Donde están los palhas? (que se lo pregunten a don Joao Folque y a su mayoral)

Joao Folque de Mendoza se dio un batacazo importante en Madrid. Y por eso, –digo yo– salió a saludar su mayoral finiquitado el festejo. Alucinante. Convenía irse de hurtadillas de la plaza, esconderse un tanto, y en todo caso, salir en los papeles dentro de dos o tres días para hablar del primero. Pero no. Salió el mayoral y saludó una ovación. Y se quedó tan ancho. Y la verdad es que excepto el primero, que tuvo casta y poder, emoción y entrega, el resto de sus hermanos fue un dechado de desconsuelos. El segundo fue agrio y parado; el tercero fue la nada misma; el cuarto parecía un domé aborregado; el quinto algo parecido y el sexto se libró de milagro y ofreció más oportunidades, embestía al ralentí... Sánchez Vara es un torero vulgarote, rápido, efectista y que no fue capaz de calibrar las virtudes del que abrió plaza. Le costó un mundo tomar la pañosa con la izquierda y fue superado por el mejor astado del festejo. Con la perita en dulce tampoco lo vio claro. Le molestó el viento, mostró solvencia, pero le falta cuajo, hechuras de torero. Lo de Castaño es otra cosa: está sobrado de valor y hace a todos los toros la misma faena. Su primero pedía sitio, distancias. Pues se metió en los pitones. En el cuarto, a la desesperada, se introdujo todavía más y sólo la borreguez del Palha falso le valió para librarse de la voltereta. Los mejores lances de la corrida los dio Vilches en el sexto. Naturales marca de su casa pero algo despegadillos y con un toro sin excesivo motor. En fin, excepto el primero, al que todo el mundo cantará por su bravura, la corrida de los falsos Palhas constituyó un fracaso redomado. Quizás por eso saludó el mayoral, tan ufano como recoge Juan Pelegrín en la imagen que acompaña es post.

Mundotoro: periodismo sin geografía

Así está la cosa en Mundotoro, un portal ducho y dicho en toreros, en sus cuitas y actualidades, pero ahíto de geografía española. Porque aunque Tolosa tiene unos carnavales preciosos, una plaza de toros antañona y chula que está muy cerca de la calle principal, en la acera contraria a frontón, Tolosa es Guipúzcoa. Se ponga como se ponga la redacción de C.R.V., Tolosa es Guipúzcoa y tiene una aldea muy bonita que se llama Ibarra, creo. Y unas alubias también muy buenas. Yo tenía una amiga guipuzcoana que nació en Tolosa y una vez me llevó al palco de su plaza, donde antes, no sé si ahora, tenían la cabeza de un toro disecado. Ah! y estaba en Guipúzcoa, se ponga como se ponga C.R.V.

Un apunte sobre Rafaelillo y su padre

"Mi padre es muy buen aficionado y por eso sabía lo que me jugaba el martes en Madrid. Y fue el que más me arreó y me dijo que había que salir a la plaza de verdad, sin tapujos, a jugársela". Esto nos ha dicho hoy Rafaelillo en el programa de radio que tengo el honor de conducir en Punto Radio La Rioja. Y la verdad es que me ha encantado, por su sencillez y por su hondura.

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