lunes, 13 de octubre de 2014

Diego Urdiales: «Sé que mi camino es el más difícil, pero cuando triunfo la respuesta es aplastante»

«Cuando te abandonas en el ruedo con un toro así la sensación de plenitud es enorme», asegura el diestro tras su gran triunfo en Madrid

«Sé que he elegido el camino más difícil, pero cuando consigo el toreo que busco la respuesta es aplastante. Es difícil expresar con palabras las emociones que sentí el domingo en Las Ventas porque cuando te abandonas en el ruedo con un animal así la sensación de plenitud es enorme, sientes que el toreo te brota de las yemas de los dedos, del alma, de lo más profundo de mi ser». De esta forma expresaba sus emociones Diego Urdiales ayer mismo unas horas después de convertirse en el máximo triunfador de la Feria de Otoño y cautivar a la afición de Madrid con su «toreo perdido», como afirmó en su crónica Zabala de la Serna.
-¿Es ya consciente de las cosas tan hermosas que se han escrito sobre usted en la práctica totalidad de los medios de comunicación?
-Unas crónicas las he leído y otras me las han contado muchos de mis amigos. Es verdad y me siento muy orgulloso de ello, aunque uno nunca es del todo consciente de lo que se puede mover alrededor. La realidad es que en el fondo es lo que busco, conmover con mi toreo. En muchas ocasiones ésa era la fuerza interior que me movía cuando las cosas no salían o cuando los toros no me daban opciones. Yo busco una clase de toreo que es la que siento, la que yo considero más pura y eso conlleva un riesgo añadido en esta profesión.
-Este fenómeno de la prensa volcada de esta manera no es nuevo...
-Ha sucedido en Bilbao varias veces, y este año en Madrid en San Isidro y en mis tardes de Francia. Es muy hermoso lo que está sucediendo.
-Nadie confiaba en el toro de Adolfo en los primeros tercios. ¿Cuándo vio que tenía posibilidades?
-Yo tampoco estaba seguro cuando cogí la muleta porque estaba sin definir. Con la mano derecha no le quería apretar desde el principio y fui dejando los muletazos más hondos para el final de las series, pero por la izquierda, al natural, logré, incluso, abandonarme y fue precisamente ahí cuando rugió la plaza.
-Y toreando muy despacio...
-Es que ésa es la grandeza del toreo, la lentitud y después tener la oportunidad de ligar los lances en cada tanda. En San Isidro logré muletazos muy buenos también, pero el toro no me repitió y eso cambió la percepción del público.
-¿Con qué nivel de exigencia salió a la plaza?
-Este año está siendo muy bonito y salí con la idea de que podía ser la tarde para rematarlo. Además, había en el ambiente como una necesidad implícita de dar la razón a tantas personas que creen en mí. Pero un triunfo depende de muchos factores y especialmente lo marca mucho el toro. Y me salió el toro y pude ratificar todas esas esperanzas.
-Hace unos meses le puso como ejemplo Alejandro Talavante y ahora ha sido Curro Romero. ¿Qué le parece?
-Estoy profundamente agradecido a ambos porque para un profesional que sean otros compañeros y de esa magnitud los que le alaben es realmente hermoso.
-¿Lástima el segundo toro?
-Es verdad, pero no le quiero dar más vueltas porque no eso no me llevaría a ningún lado. Lo que tenga que ser será. Además, estoy curado en paciencia, eso se lo aseguro.
-Todo el mundo alucina con lo que ha conseguido este año toreando en tan contadas ocasiones. ¿Cree que van a cambiar las cosas?
-Si le digo la verdad, eso ya no depende de mí. Hace tiempo que he superado cualquier lamento, son otros los que denuncian mi situación y yo me quedo al margen. Mi libertad es clave para torear como lo siento y tengo un apoderado extraordinario que hace lo mejor para mí. Si me quieren contratar ya saben dónde estoy.
-Pero tiene que ser muy duro verse una gran parte del verano parado.
-Lo duro es no sentir el toreo y no respetarlo. Eso lo tengo muy claro y no me pienso mover porque ponerse delante de un toro es algo que creo extraordinario.
-¿Se ve toreando con las figuras?
-Me veo toreando e intentando ser feliz cada día.
-Hay un movimiento de aficionados que lo ponen como ejemplo de dignidad profesional.
-Lo sé y lo agradezco profundamente.
-¿En los días malos en quién se apoya?
-Mi familia es fundamental, mi mujer y mi hija especialmente. Pero tengo una suerte increíble con mis amigos, con mi entorno, con todas esas personas que han confiado en mí y me han apoyado en los momentos más duros. En ocasiones, lo que más miedo me da es defraudarles o no estar a la altura de lo  que ellos confían.
-Se pasa mal antes de torear en una plaza como Madrid, llena y ante toros tan serios.
-Hay días en los que te agarrotas más, en los que te cuesta. Pero todo pasa por una mentalización interior poderosa. Eso fundamental, el entrenamiento, las rutinas físicas, la lectura, la música. Uno se prepara y toma fuerza interior en el alma. Yo creo mucho en eso, en estar por dentro lo más redondo posible, lo más mentalizado.
-Le dicen torero gran reserva. ¿Qué le parece?
-Me encanta porque amo mi tierra y soy un enamorado del vino. Soy ecléctico en cuanto a gustos, pero que me comparen con algo tan bueno es un orgullo increíble.
-¿Qué ha supuesto Francia este año?
-Muchísimo, me ha dado un sitio total y ha habido varias tardes en las que me he sentido muy comprendido, como en Dax o Mont de Marsan. He notado su cariño, su respeto y ese silencio de confianza y paciencia que tanto necesitamos los toreros.
-¿Y Logroño?
-Es mi plaza. Este año ha sido una vez más maravilloso.
-¿Con qué faena se queda esta temporada?
-Todas me han dado algo, no podría elegir una. Me quedo con la pena de no haber podido triunfar un año más en Bilbao porque noté un respeto del público especial. Espero que sea el año que viene. o Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja.

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