miércoles, 12 de octubre de 2005

«No me tomo la creación como una inquietud constante; sería angustioso»


Entrevista con Enrique Morente

– ¿Qué ha cambiado en la propuesta musical de Morente desde aquel ‘Omega’ que estrenó en Logroño a ‘El Pequeño Reloj’?
– En ‘Omega’ había una mirada a Nueva York, a un mundo en el quete podías encontrar, como me pasó a mí, una avenida entera llena de gente alcohólica medio derrumbada. Había textos de Lorca, músicas de Leonard Cohen... Ahora me he fijado en el concepto del tiempo y he trazado una pequeña historia de la forma en la que la guitarra ha acompañado al cante flamenco, por eso aparecen los sonidos de tocaores como Ramón Montoya, Manolo de Huelva, Sabicas. Pero lo hermoso es que cuando estaba buscando textos para el tema, me encontré con un poema de León Felipe.
– ¿Sigue sintiendo inquietud antes de salir al escenario?
– Siempre hay una preocupación, una responsabilidad. Además, me gusta la filosofía de este festival, el afán que tiene de buscar siempre lo nuevo pero con calidad. Recuerdo con cariño el estreno de ‘Omega’ y la buena suerte que me dio después de haberlo presentado en público en este marco.
– El flamenco no suele frecuentar escenarios como un palacio de los deportes ¿Es diferente el planteamiento a cantar en un teatro?
– Es otra historia; en principio ni mejor ni peor. Quizás para una voz sola y una guitarra puede ser más adecuado un espacio más recogido. Pero si el sonido está bien logrado, el público está en predisposición de escuchar y el que canta sale a darlo todo, tiene que funcionar casi a la fuerza.
– ¿Se puede llegar a conmover?
– A lo mejor se conmueve con distinta emoción, pero puede ser igualmente atractivo.
– El próximo jueves actúa en Logroño Chano Lobato, que dijo que le admiraba a usted como uno de los principales creadores del flamenco.
– Chano Lobato en grandísimo. Es más, yo diría que es el cantaor que más admiro de hoy en día. Es genial, es el decano y hace un flamenco inimitable; es la representación viva de las escuelas de los cantaores más importantes de la historia.
– Chano empezó de la mano de Pepe Blanco...
– Me hubiera gustado mucho conocerle porque todas las referencias que tengo sobre él me indican que era un cantante al que le gustaba mucho el flamenco. Es de esos artistas y personajes con los que alguna vez he soñado compartir una conversación.
– Desde el inicio de su carrera usted ha coqueteado con infinidad de estilos, desde el flamenco de Don Antonio Chacón a la música clásica de ‘Allegro Soleá’, sin olvidar el rock y el jazz. Da la sensación de una continúa búsqueda ¿Es posible vivir con esa inquietud?
– La verdad es que no me lo tomo así, porque sino sería realmente angustioso decidirse a dar un nuevo paso. Ahora tengo una serie de proyectos que quiero ir sacando poco a poco, pero sin prisas, de alguna manera, dejándome llevar. Y no por el afán de ser novedoso por obligación o por rutina, sino por ser capaz de hacer lo que a uno le interesa.
– ¿Cuáles son esos proyectos?
– Hice un disco de Picasso para el estreno del Museo de Málaga, pero no se ha editado. Es una especie de suite de unos quince minutos y una malagueña. Pero la idea continuaba con siete temas más. Tengo un proyecto que se está haciendo en la Alhambra, con Ute Lemper, Pat Metheny, Cheb Khaled, Pepe Habichuela o Tomatito y Cañizares. Pero además, está rondando por ahí un ‘Quijote’, pero me estoy intentando negar por lo del cuarto centenario y todo lo que eso lleva consigo. Además, no quiero que me tachen de oportunista.
– ¿Cómo le llegan a usted las letras?
– Me las tengo que encontrar. En caso contrario no soy capaz de cantarlas. Me mandan muchas, muy buenas, pero me han de sorprender.
– ¿De dónde parte la creación?
– Quizás de un chasquido interior, de algo que te duela por dentro. También puede surgir de la alegría, pero en mi caso no, que yo soy muy trágico... (sonrisas).
– Pues los más trágicos dicen que el flamenco se muere, que ya no se canta como hay que cantar...
– Nada de eso, el flamenco está muy vivo y hay buenísimos cantaores jóvenes. Lo que sucede es que no es un arte que se pueda dejar en un museo. En las cosas vivas lo que manda es la naturaleza y nadie sabe hacia dónde van a ir los tiros en los próximos años. Todo se verá.
– ¿Qué le parece el Príncipe de Asturias a Paco de Lucia? ¿Es bueno para el flamenco?
– Era su momento. No hay que estar siempre llorando sobre eso. Me alegro que se lo hayan dado porque es un músico genial e irrepetible.
– ¿Por qué no ha trabajado nunca con él?
– Lo admiro y lo quiero como amigo, pero tenemos dos sonidos diferentes e incomparables y el mío es otro estilo. En la diversidad de las expresiones está la grandeza de un arte como el flamenco. Pero yo siempre admiraré a Paco.

Publicada en La Rioja en enero de 2005
Foto: Fernando Díaz

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