lunes, 4 de junio de 2007

El Juli: "No cambio la faena que hice por la Puerta Grande"

Alejandro Talavante es un tipo parco en palabras. Mira al infinito, como oteando embestidas en cada mirada del toro. Dicen que se parece a José Tomás: «No me importa que me comparen; el que torea soy yo», aseguraba momentos antes de encandilar al público jarrero, serpentear con su muleta e irse en hombros de la plaza con otro de esos jóvenes a los que parece haberles tocado la fortuna, José María Manzanares, un torero que sabe que atesora aromas exquisitos. Para el alicantino se viven momentos de ebullición en las filas de la torería: «Esto está que arde porque todo el mundo aprieta una barbaridad. ‘El Juli’ es un maestro consumado, y ahí está, sin bajar el pistón, toreando mejor que nunca. Es un honor estar dentro de ese carrusel y poder competir», rubricaba mientras le despojaban de los machos de su vestido para salir en volandas. Pero volvamos a Talavante: «Soy perfectamente consciente de todo lo que está sucediendo a mi alrededor, de lo que pasa con mi persona y eso me motiva todavía más para salir al ruedo». A su lado el apoderado-descubridor, Antonio Corbacho, que también lo fue de José Tomás y que templa los impulsos de los picadores desde el callejón: «A éste ni tocarlo», se le oyó decir con el que consumó el éxito su joven pupilo. Y es curioso, acaba de salir de una cornada y ni un ademán de desencuentro, ni un gesto de inseguridad, ni en las bernardinas en las que cambia el viaje en el abismo de colofón del muletazo, ni cuando se queda quieto cuando vuelve el toro en el importantísimo segundo muletazo de cada serie. Y Corbacho, su apoderado-descubridor, templando en el callejón, atemperando cada circunstancia. Se fue sin trofeos pero no se acusaba en sus gestos. Y es un torero ambicioso. Es ‘El Juli’. Es el nuevo Juli que viene de bordar el toreo en Madrid. E hizo confesiones se alió con la sinceridad: «Necesitaba esa puerta grande de Madrid, la necesitaba con todas mis fuerzas. Pero ahora, con la visión que dan los días, con el reposo, no la cambio por la faena que hice al toro de Victoriano del Río. Había un tiempo en el que me acuciaban más los números, las estadísticas, que buscaba el triunfo por encima de cualquier circunstancia. Ahora no; ahora lo que busco es el toreo, es el disfrutar cada momento de la profesión». Y ‘El Juli’ dio una de las claves de ese cambio y la dijo sin ambages: «Es el sentimiento, es romperse a torear». No sabía el torero si vendría dos tardes a San Mateo, pero lo que sí aseguró es que quería volver a ‘La Ribera’: «Logroño ha sido una plaza en la que he disfrutado mucho». Y el joven maestro se fue a pie, despacioso y feliz, prologando la salida a hombros de dos radiantes triunfadores: Manzanares y Talavante. (Reportaje publicado el domingo en Diario La Rioja, con entrevistas a los diestros que actuaron el sábado en Haro)

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