Un caballero con su imponente perro labrador llamado Sam (oscuro como el azabache). Un bigotillo que ya no es bigote, levemente rasurado, y en el que apenas crecen pelillos canos y oscuros y en el que se adivinan como una certidumbre labios finos y una especie de mueca que desafía al infinito desde un lugar intemporal e irreconocible; desde un espacio oscuro en el que asoma con ribetes tenebristas un personaje que parece del pasado, que asombra más por lo que parece que por lo que dice.No queda nada en el reportaje del 'XL Semanal' al albur de la improvisación: los gemelos de caoba soslayan como dos puntos de elegancia en las almidonadas bocamangas; la camisa perfecta sin un asomo de arruga traicionera, la corbata discreta con tonos rotundos pero tamizados por un brillo hacia los adentros y la americana impasible, que contrasta con el ademán relajado. Ya no lleva amuletos ni pulseras de hilo; las cejas revolotean por el cielo de los ojos en una frente sin ceño, sin arrugas que marchiten la mente despejada, para lucir el oleaje de esa melena sucintamente engominada pero sin brillos huecos ni arlequinados. Para peinarse así hay que echar tiempo.No sé sin sonríe o piensa, si mira o asiente, si disimula... Acaso me perturba más su cara que lo que dice. El personaje cruza los brazos; Julius Fast, en su semiótico 'Lenguaje del cuerpo', aseguraba que ésta era una postura defensiva, nada arbitraria.Y mira hacia los adentros pero no se le ven los ojos, con la cadera mínimamente relajada, con la boca cerrada y un bigote que sólo queda en el recuerdo pero que está muy presente en el inconsciente colectivo.No estoy con él ni contra él. Me da lo mismo, pero me inquieta cómo acaricia a su labrador negro llamado Sam mientras mira al fotógrafo en la portada.
o Este artículo lo he publicado hoy en Diario La Rioja en una sección que aparece los jueves y que se llama Mira por dónde.
Texto:Carlos Abella Del 2 de mayo al 7 de junio, la sala de exposiciones Expometro, que Metro de Madrid tiene en la Estación de Retiro de la línea 2, se convertirá en la sala cultural de acogida de la belleza artística de la fotografía y de homenaje a uno de los últimos héroes del mundo moderno: el torero.
Desde la década de los setenta, con su fiel cámara al hombro, la fotógrafa del diario El País, Marisa Flórez, no sólo ha asistido desde su tarima del Congreso de los Diputados a los momentos más trascendentales de la política española, sino que desde la delantera del tendido del templo artístico de Las Ventas ha sabido captar la grandeza y la tragedia de los toros, la humanidad de sus protagonistas, ya sea un modesto picador, un anónimo subalterno o una rutilante estrella del arte del toreo. Son poco menos de cuarenta fotos, reveladas a gran tamaño y casi todas en blanco y negro, con alguna maravillosa excepción, que abarcan desde la legendaria y siempre gélida plaza de toros de Valdemorillo con sus chimeneas de fondo ambiental, hasta las más recientes y personales fotos de José Tomás velando su miedo en un bello hotel de Madrid y esbozando su más tímida sonrisa. Una especialmente hermosa secuencia de Cayetano Rivera Ordóñez colocándose la montera hasta descubrir su transparente mirada sirve de portada al catálogo, en el que no faltan fotografías de momentos mágicos de Curro Romero en la arena de Las Ventas, perfiles seductores del último Rafael de Paula, actitudes toreras de 'Joselito', 'El Juli' o del recordado Julio Robles, sin olvidar instantes llenos de arrebato pasional como el celo profesional demostrado por Roberto Domínguez en un quite a un toro de Paula o el sabor y la solera de 'Antoñete' en varios instantes cumbres de su vida torera. Hay también el testimonio de que la cámara de Marisa Floréz estaba allí cuando Morante se disponía a bordar el par de banderillas más memorable de la reciente historia de Las Ventas, 'El Cid' sentía la frustración de la obra no rematada y cuando un torero sentía en sus tiernas ingles el acero frío del cuerno de un toro.
o La exposición ha sido programada y realizada por el Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid -con el patrocinio de Metro- y es una de las primeras realizaciones de un acuerdo por tres años entre ambas instituciones para dar un empuje notable a todo el gran espectro de visiones culturales del mundo de los toros, ya sea la pintura, la artesanía del vestido, la fotografía o la exposición evocadora y conmemorativa a un torero, a una ganadería o a un hecho histórico.
o El catálogo ha sido realizado por la editorial El Viso, lo que se aprecia en la elegancia de su creatividad y en la calidad de las reproducciones. La exposición estará abierta desde el 2 de mayo hasta el 7 de junio; mañanas de 10 a 14h. y tardes de 17 a 20h.
Otra vez Morante en Sevilla, otra vez el aroma de la más profusa torería. Morante en estado puro que lanceó con manos de espuma y nata a la verónica en un fajo de pulsos delgados y sin tormento alguno, rayando en cada uno la arquitectura esencial del toreo: la armonía.
Esa pierna de salida levísimamente levantada (me refiero a su capote); ese escorzo en el pecho girando sin inquietud, el mentón hundido, y la mano que torea dibujando cada temblor en un vuelo delicado, sutilmente mecido, con toda la urdimbre del trasto asido a su yema por tendones invisibles.
¡Armonía!, ¡Armonía!, ¡Armonía! Está toreando Morante de la Puebla con su capote de seda.
Y salió Morante inquieto con la muleta. El Juampedro se tambaleaba, no admitía el toreo, y lo fue labrando con paciencia y silencio, sin espacio alguno para la ofuscación o el desconsuelo. ¿Acaso Morante fue susurrándole cosas al toro en el trasteo previo? Y el Juampedro aquel deslavado, un punto anovillado, fue entrando en vereda al socaire de la muleta arrastrada y de esos vuelos siempre convencidos que buscaban los belfos.
Y de pronto, brotó el toreo. El toro convenciéndose y Morante convencido. Valiente, genial, lidiador, a veces muy colocado, sin mirarse al espejo, sin afectaciones, jugándosela, exponiendo la femoral al bruto. Y el bruto accedió a que brotara la poesía, entre épica y lírica, entre la Chanson de Roland y las Flores del Mal. Así de embriagador y embebido estuvo el de la Puebla para destilar lances de ensueño mientras paraba el tiempo.
Curiosa paradoja: el toro no parecía toro (claro, era un Juampedro) y singularmente surgía el toreo. Estaba Morante por medio, un Morante ecléctico, torero de sí mismo, un Morante atlético que corre cada día un maratón y que quizás se alimente sólo de ensaladas, tagarninas y humos de lanceros. Pero torea como Dios en Sevilla y que se le atisba en La Maestranza armado de una fe como la Torre del Oro.
Morante en el clímax del toreo, (otros andan en la inopia). Él, en el escalafón de los divinos, a pesar de los Juampedros, del sopor que provoca Ponce y sus moléculas intactas, de Canorea, de los silentes maestrantes.
¡Viva Morante! ¡Viva la armonía! ¡Viva el cataclismo que provoca su muleta! ¡Abajo Juampedro y sus bulls! ¡Abajo Canorea y sus veedores!
La torería es cosa extraña. O mejor dicho, inverosímil. Por eso, Morante de la Puebla concita en torno a sí todas las poéticas del toreo, las que son tan delicadas como el perfume de los nenúfares y también, y esto es esencial, las epopeyas con las que entierra la fragilidad inherente al espíritu de los artistas para acrecentar su toreo con un heroísmo conmovedor, con un valor que le brota para torear –se dice y se incide que para torear- con una derechura desusada, con un aroma que despierta todos los instintos con el cincel de un escultor impreciso. Morante se conmueve toreando porque se encuentra en un proceso de crecimiento interior al que no se le adivina techo.
Capotero genial, cada lance le surge como haiku o como un romance, con la rara habilidad de mecer la verónica a un ritmo cada vez más lento, toreando con el espíritu, con el vuelo de un capote magistral donde los haya porque en él residen todos los conceptos y se asoman por momentos viejas imágenes de Gallito, de Chicuelo, de Cagancho. Vestigios de maestros inmemoriales, de tauromaquias ahora renacidas en plena incertidumbre de toros que se mueren solos o de toreros que, tal y como hizo Finito, desaprovechan, segundos después, el tranco bueno de un Jandilla de lujo.
Y Morante con la muleta es un metafísico con cojones. Arrumba la torería, se coloca en el sitio exacto, lanza los vuelos, aguanta firme y se pasa la embestida por la barriga con toda la parsimonia del universo. Morante, además, liga los muletazos con el perfil de las grandes tardes de toros, buscando la perfección en los embroques, en la media distancia sutil y, tras dictar en redondo como los ángeles, colocarse en el sitio más peligroso con la zocata y pasarse los pitones por la femoral sin un ápice de afectación.
Morante impávido aguantando el parón. Estética y ética de uno de los toreros más puros de cuantos he visto en mi vida (aunque haga gimnasia, amigo Cuchillo), de un matador que es absoluta arqueología taurina, que está fuera del tiempo por su autenticidad, que induce a todas las confusiones, pero que en el ruedo en tardes como las de ayer apura cada embestida con el valor de los elegidos.
o Esta increíble foto, como la publicada ayer en este blog, es de Arjona (me imagino que Joaquín), y la he encontrado publicada en la web de La Maestranza.
Al terminar la faena, el cuarto toro de la tarde ya no albergaba rastro de bravura dentro de sí. Se la había robado toda El Juli en un faenón antológico, en una demostración palmaria de lo que significa poder a un toro, someter, arriesgar y no andarse con contemplaciones tibias ni miramientos. El Juli dio ayer en Sevilla la dimensión absoluta de un figurón del toreo, con hondura, con sometimiento y con la ciencia que atesora en distancias, colocación y terrenos.
Pero además (y creo que esto es un notición para la propia fiesta), El Juli torea enrabietado, y su expresión se llena de nuevos matices, algunos de ellos tan insospechados como el desgarro. Y El Juli -el científico de San Blas, el cartesiano de la muleta- desgarrado y espoleado es un auténtico filón para los aficionados y su toreo, ahora, es más hondo que nunca porque cuando se calienta por dentro se olvida de casi todo lo que sabe y fluye la muleta con menos rigor, con un acento más natural lejos de los mecanicismos con los que tantas veces se ha empañado al dominar todos sus quehaceres por el rigor de la técnica.
A El Juli le empieza a poder el corazón y se comporta como un artista conmovido por una fuerza inexacta, inmaterial, anímica e incomprensible.
Me importa un carajo que perdiera la Puerta del Príncipe porque su toreo se rebosó de contundencia y yo que lo vi desde el salón de mi casa disfruté como un perro.
Nada que ver con El Cid, irregular y raro, que se dejó escapar al sobrero, un toro bravo de verdad al que ni entendió ni supo acoplarse en ningún momento. Terciopelo, de 575 kilos fue un bellezón, y ha sido, de lejos, el mejor toro de lo que va de feria; desparramó bravura en los primeros tercios, se quería comer a los banderilleros y el torero de Salteras no fue capaz de entenderlo: muy confuso en la colocación, en los embroques y en la distancia, a pesar de los metros que dejó en los inicios de las primeras tandas. Veremos lo que sucede con el sevillano pero lleva tres corridas en la feria y nada en el esportón, a pesar de que el toro de El Ventorrillo fuera superior. Me imagino yo que quizás, las dos orejas de Talavante y la actuación de El Juli, que iba por delante, le ofuscaron el ánimo.
Y Talavante... dos orejas. Me alegro porque en Madrid lo vi hundido, aunque el premio me parece excesivo. Y diré mis razones. Su toreo fue detallista, labrado a golpe de inspiración, la faena fue bella, con ramalazos incluso exquisitos, aunque faltó hondura, remate y cuajo. Pero Talavante sacó lo mejor de sí mismo y si no abrió la Puerta del Príncipe fue porque el último Ventorrillo se acabó sin empezar. Una gran tarde de toros.
El toreo apenas existe y percibirlo es un milagro antiestadístico. Morante lo sabe y Victorino también, aunque prefiere solasyarse en el dramático error de la selección a la inversa.
Morante esculpe el toreo entre el tormento y el estaxis; sin afectación alguna aunque se haya convertido en un personaje; sí, pero en un personaje que se reinterpreta a sí mismo.
Y torea muy quieto, y se coloca una barbaridad, y expone y si quisiera, podría con los Victorinos de ayer, tan infumables, como los que han hecho al de Galapagar algo parecido a un mito.
Morante con el capote es, sencillamente, inalcanzable: bien a la verónica (brutal su armadura y dramáticamente bellas) o con esos sutiles delantales desparramados en un quite inmarcesible.
El Cid, regular en una tarde al que destiló esos naturales suyos al soso cuarto, que se caía de bueno, tan pajuno él como asilvestrado la prenda de sobrero que guardó el porvenir para zaherir la tarde moribunda ya a esas alturas.
Victorino, el genio infalible, ha fallado, claman las crónicas.
Victorino es humano, apostillan los informadores ciegos, los apostoles que perdonan todo a su ídolo y que asestan puñalás carmesí a los encastes bodegueros ¿se dice así?. A estas alturas no sé cuál corrida fue peor, la de Talavante en Madrid (Núñez del Cuvillo) o la del gesto de los dos coletudos de Sevilla. ¡Espera!, que voy a ahondar en mi meroria.... En la del foro me salen dos de triunfo y en la del Baratillo, ninguno.
Con esto me doy cuenta de que estoy irremediablemente perdido. ¡Viva Morante!
Asegura Edgar Mitchell, un astronauta que viajó a bordo de la nave Apollo XIV en 1971, que los alienígenas existen y que el Gobierno de los Estados Unidos colecciona OVNIS en hangares remotos. No estamos solos ha dicho y a estas alturas de la película, visto lo visto en la Tierra, me propongo creer en sus afirmaciones porque si los marcianos están ahí fuera y no nos han atacado todavía es que sin duda son hombres (vamos, seres o lo que sean) de paz. Además creo que un día vi un platillo volante sobre la Sierra de Cantabria cuando paré mi coche en un stop que hay en la carretera que une Villalobar con Grañón. Casi nunca pasa nadie por allí pero siempre paro, miro y... tiro. Pero aquel día fue diferente y cuando miré a la derecha, allí en el cielo, como un botafumeiro brillante, divisé una luz, chiquitita y redonda, como un fulgor que no desarrollaba movimiento balístico alguno, pensé. Permanecía en el cielo, suspendida y brillante como Cate Blanchett, y tan inalcanzable como Nicole Kidman en Eyes Wide Shut. No quisé pisar el acelerador y tres segundos después, la luz, el botafumeiro y las dos actrices desaparecieron por ensalmo como si el mismísimo cielo se las hubiera tragado. Aceleré y proseguí con mi vida...
Sin embargo, a veces pienso en aquella lucecita redondita y fría de lo alto del Toloño y me imagino a los extraterrestres en su nave, viendo la tele, leyendo los periódicos en Internet, con todos sus ojos verdes y ojipláticos ante el discurrir de la civilización terrícola y nuestro desastroso mundo. A lo mejor, quién sabe, vienen a La Rioja a por vino y por eso no nos atacan, porque no hay otro igual en todas las galaxias. De eso estoy seguro. ¿Lo sabrá Mitchell?
o Este artículo lo he publicado hoy en Diario La Rioja en una sección que aparece los jueves y que se llama Mira por dónde.
Santi Santamaría recorrió sus orígenes, su experiencia gastronómica, los productos que le fascinan y las fuentes literarias que han configurado su honda riqueza gastronómica en la ponencia inaugural de las Jornadas Gastronómicas de la Verdura (foto: Fernando Díaz)
«Soy de raíz payesa, Can Fabes, en Santceloni, es la casa de mi familia desde los tiempos de mi tatarabuelo, y cuando digo mi casa, me refiero a mi restaurante», de esta forma comenzó Santi Santamaría su intervención en las Jornadas Gastronómicas de la Verdura de Calahorra.El chef catalán, uno de los más laureados de España, realizó una ponencia en la que dejó sentadas las bases clásicas de su gastronomía: «Para mí la cocina es algo mucho más profundo que una simple receta». Y puso el siguiente ejemplo: «Si dejamos a dos o tres cocineros los mismos productos y similar receta nos daríamos cuenta de que el resultado final es siempre diferente porque cada persona es un mundo, porque cada ser humano arrastra un pasado y ha posee su propia sensibilidad».
o «La cocina, mi afición» Santamaría explicó que su acercamiento al mundo de la restauración y de la cocina constituyó una verdadera decisión personal: «Yo estudié y trabajé como proyectista profesional; sin embargo, en un momento decidí optar por lo que me conmovía en corazón, por mi gran afición que era la cocina. Y la verdad es que me siento un privilegiado porque ser cocinero significa desarrollar una profesión que para mí no tiene precio. Yo soy cocinero por voluntad propia y entiendo desde un profundo conocimiento que la cocina es cultura, y que la cocina forma parte tan radical de esa cultura que ella misma no puede ser entendida sin la gastronomía, sin la relación inherente de los hombre con la tierra y con los alimentos». En este sentido, se mostró partidario de la necesidad de divulgación de la cocina como patrimonio en todos los estamentos de la sociedad, «como depositaria de unos valores que estamos obligados de entregar a las nuevas generaciones de forma intacta, de manera enriquecida. No podemos cargarnos todo eso de un plumazo como nadie consentiría destruir una iglesia gótica para reemplazarlo por un aparcarlo».
o La cocina como patrimonio Y trasladó este ejemplo al mundo de la restauración: «Cuando nuestra cocina, sin darnos cuenta, por culpa de la dinámica que vive nuestra sociedad, poco a poco se va viendo desplazada y marginada para ir incorporando formas y hábitos que no se corresponde con nuestra esencia y nuestra cultura, da la sensación que lo asumimos con un conformismo más que inquietante». Santamaría, que reconoció tener el «vicio de leer demasiado», habló de su formación: «Yo no soy académico, no he estudiado nunca en una escuela de hostelería, tampoco he trabajado con otros cocineros (aunque me he pasado muchos años aprendiendo de ellos de otra manera, sentándome en la mesa y comiendo bien y de forma abundante), pero he tenido mis referencias literarias en gastronomía que me han ayudado muchísimo». Y lo dijo en Calahorra, por eso explicó que sin entender la cocina romana, difícilmente «podríamos comprender lo que queda de origen y de raíz en nuestra cocina mediterránea. Por lo tanto Apicio es imprescindible, así como diversas obras de la época medieval que han dibujado una cocina culta y escrita que todavía pervive en la actualidad, en muchos casos en ambientes familiares».
o 'Lo que hemos comido'En cuanto a las fuentes contemporáneas, el chef del Racó de Can Fabes hizo una especialísima parada en Josep Pla: «Una persona muy viajada y uno de los prosistas en lengua catalana más importantes que hemos tenido en toda nuestra historia y que supo fijar de forma muy precisa, casi como un notario, la época que vivió y la cocina que disfrutó. Su último libro ‘Lo que hemos comido’, que data de 1976, es una de mis obras de cabecera y ya decía que veía cómo muchos platos poco a poco han ido desapareciendo de nuestros mercados y despensas, aunque él lo decía con un sentimiento de alegría y tristeza porque lo había podido disfrutar, aunque las futuras generaciones se lo van a perder. Su mensaje, muy pícaro, lo trasladaba de una forma apenada. Ese mensaje ha sido crucial para mi devenir como cocinero porque gracias a sus palabras, a sus escritos, entendí que yo no podía dejar de cocinar productos y elaborar recetas en trance de desaparición. Santi Santamaría también habló de los productos que proceden del propio territorio en lo que no existe ningún tipo de intervención humana: «La naturaleza nos lo regala en un estado puro, y para mí es algo fascinante».
o «Devolver a la sociedad lo que ella me ha dado» «Mi contribución a la sociedad no radica en acceder con unos productos humildes a un marco de excelencia. No, mi aportación ha de ser a nivel pedagógico o bien, a través, de remover conciencias, devolver a la sociedad lo que ella me ha dado. Por todo eso escribí ‘La cocina al desnudo’, que hace un año provocó un auténtico terremoto en el mundo de la cocina profesional, aunque en este libro yo la traté en cinco o seis páginas. Lo importante de esta obra era su intención de reforzar sobre todo nuestros hábitos alimentarios. De hecho siempre decimos que estamos a favor de la dieta mediterránea, pero los datos nos indica que existe un dramático desplazamiento de las costumbres a favor de prácticas que no son saludables y que vienen de comer de una forma que en ningún caso se corresponden a nuestra cultura ni a nuestro patrimonio», dijo Santi Santamaría. (Artículo publicado en Diario La Rioja).
El pluriestrellado (y polémico) chef catalán inauguró ayer las XIII Jornadas Gastronómicas de la Verdura de Calahorra
Le pegué una patada a un icono de la cocina, cuya falsa imagen nadie cuestionaba. Nos dedicamos a alimentar a los esnobs, con platos que parecen de Damien Hirst, cargados de formol. Es una lucha a largo plazo, pero la burbuja de la alta cocina ha estallado», así explicaba Santi Santamaría en una entrevista las opiniones que tanta polémica han provocado en el sector gastronómico. Sin embargo, más allá de sus opiniones y de todo el revuelo que se ha organizado, este chef catalán (pluriestrellado por la guía Michelín, la más exigente del mundo), es un cocinero profundamente conocedor de la restauración clásica que no renuncia ni a la vanguardia, es un gran estudioso de los nuevos estilos, ni a su compromiso ético: «Hemos socializado la restauración. Entre los clientes no hay clasismo, y a nadie le da miedo entrar en un restaurante. Con dinero, todo el mundo se siente importante en la mesa. Se ha cumplido la democratización del placer, el gusto y el sexo que propugnaba Vázquez Montalbán».
o Sus orígenes, sus padres... Y es que tal y como escribió Marta Matute, Santi Santamaría tiene unas manos especiales para la cocina, pero sin la ayuda de sus padres nunca hubiese podido ser un gran cocinero: «Yo pensaba que todos los padres del mundo cocinaban» –se hipotecó para que Santi, un mal estudiante de maestría industrial, fuera cocinero. Para Santamaría no hay más artífices de su buen quehacer gastronómico que sus progenitores.
o Seis horas con Santi Santamaría. Su última iniciativa ha sido ‘Seis horas con Santi Santamaria’, que es como se llama un taller gastronómico que se celebró el pasado dos de abril en el hotel Hesperia Tower. Santi aportó su conocimiento y arte culinarios cocinando y preparando diversos platos en directo y respondiendo a las preguntas de los asistentes. Santi Santamaría creó un menú especial para este acontecimiento con platos como Terrina de conejo con ensalada; Crema de guisantes a la catalana con huevo poché; Suquet, Pescado de la lonja de Blanes; Pollo pota blava guisado con habitas y alcachofes de El Prat y muchas otras maravillas.
o Su maravilla, su esencia. Su maravilla particular es el Racó de Can Fabes. Sito en una masía catalana secular y de familia convertida en un espacio de ocio gastronómico, la modernidad, el arte y la cultura se funden para aportar a la evolución culinaria un espíritu renovado.
o Su gastronomía, sus placeres. Utilizando productos naturales del entorno, el estilo de Santi Santamaría impregna de carácter lo más simple y local convirtiéndolo en universal. Tradición y modernidad se aúnan en la búsqueda de una mayor belleza culinaria. Las gambas de Palamós, la papada de cerdo, las setas silvestres, la trufa o el foie-gras son, junto con los pescados de la lonja de Blanes y los corderos del Montseny, los ingredientes esenciales para una cocina sincera orientada al placer de los sentidos y a la consecución de un mundo mejor. En Can Fabes, un gran equipo de cocina y un servicio excepcional hacen sentir cómo es Cataluña a través del paladar y de su cocina de autor.
o Su historia, la del Racó de Can Fabes. Santi Santamaría nacio en Sant Celoni, Barcelona, el 26 de julio de 1957. En 1981 inauguró, junto con su esposa Ángels, El Racó de Can Fabes y apenas siete años después obtuvo su primera estrella en la Guía Michelin. En una evolución increíble en 1990 se hizo con la segunda y en el 94, la tercera, convirtiéndose en el primer cocinero catalán merecedor de este reconocimiento. En 1991 fue admitido como miembro de ‘Relais & Châteaux’, en calidad de ‘Relais Gourmands’, durante el Congreso Mundial que la Asociación celebra en Quebec, Canadá. Dos años después ingresó en el selecto club de ‘Traditions & Qualité, Les Grandes Tables du Monde’. A finales de los años noventa comenzó su exitosa veta como escritor y divulgador de la gastronomía gracias al libro ‘La cocina de Santi Santamaría’, que se convirtió en una referencia gastronómica en España y en el mundo. La ética del gusto, editado en castellano por Editorial Everest y en catalán por Edicions Cadí. Este libro fue galardonado en diferentes ocasiones: Mejor Publicación de 1999 según la Academia Española de Gastronomía, o el Premio a la Mejor Publicación de Gastronomía 1999. En el año 2000 la Guía Michelin de España y Portugal consideró El Racó de Can Fabes como el mejor restaurante de España, al renovarle la tercera estrella y calificarlo con cuatro tenedores rojos. Este mismo año, Santi Santamaría firmó un contrato de colaboración con la cadena hotelera Hesperia para el proyecto del restaurante Santceloni en Madrid. Al año siguiente comenzó su colaboración semanal en el periódico La Vanguardia. También publica un nuevo libro, ‘El mundo culinario de Santi Santamaria. El gusto de la diversidad’. Además, el restaurante Santceloni de Madrid consiguió su primera estrella en la Guía Michelin. En el año 2002 realizó la inauguración de los nuevos espacios en Can Fabes y fue reelegido presidente de ‘Relais Gourmands’ y vicepresidente internacional de ‘Relais & Châteaux’. Dos años después nacieron los vinos y cavas de la Cuvée Santamaria y el chef escribe el prólogo del Larousse Gastronómico. El Santceloni de Madrid consiguió su segunda estrella. Además publicó , ‘Palabra de cocinero. Un chef en vanguardia’. Artículo publicado en Diario La Rioja.
La Maestranza va a ser escenario esta tarde de uno de los duelos más esperados de la tauromaquia. Pablo Hermoso de Mendoza y Diego Ventura cara a cara en Sevilla: lugar de residencia del segundo pero una de las plazas talismán del estellés, no en vano se cumplen ahora diez años del histórico rabo de Pablo en una matinal sevillana en la que literalmente hizo llorar a los tendidos maestrantes con su toreo a lomos de ‘Martincho’, ‘Cagancho’, ‘Chicuelo’ y ‘Aldebarán’. Pablo ha triunfado infinidad de veces en esta plaza y para la tarde de hoy llega pletórico, prueba de ello es su recién terminada campaña mexicana y los asombrosos resultados de su primera incursión en Europa, ya que el lunes en Arles, además de cotar cuatro orejas (Ventura se hizo con tres y un rabo) y por encima de cualquier estadística, volvió a bordar el toreo con caballos extraordinarios tales como ‘Chenel’, ‘Silveti’, ‘Pirata’, ‘Ícaro’ y el novísimo ‘Caviar’, que lo estrenó de salida y con el que cuajó un primer tercio sencillamente maravilloso. Frente a Pablo se sitúa Diego Ventura, que posee una cuadra tan amplia como espectacular, y que el número de trofeos que acumula en sus actuaciones resulta sorprendente. Y Ventura arrolla.
o Y el jueves, el mano a mano. Una de las corriadas más esperadas de la Feria de Abril de Sevilla es el mano a mano que van a protagonizar el próximo jueves Morante de la Puebla y Manuel Jesús ‘El Cid’ frente a la ganadería de Victorino Martín. El festejo está repleto de numerosos alicientes por la calidad de los toreros y los toros, pero todo se multiplica con la concurrencia de los tres elementos. Morante de la Puebla se trata de un torero especial por diversos motivos, está dotado de un gran acento estético, pero desmiente muchos tópicos por su contrastado valor y por su acendrada técnica. Sin embargo, jamás ha toreado este tipo de toros, los morlacos de Victorino Martín, una ganadería en un momento extraordinario que tiene una forma de embestir muy especial a la que pocos toreros son capaces de acomodarse. Precisamente, su compañero de cartel es uno de ellos y posiblemente el matador que mayores cotas artísticas haya logrado con los astados de la A coronada. ‘El Cid’, digamóslo claro, está obligado a triunfar a pesar de la dificultad inherente a estos toros. Morante, sin embargo, puede sobrevivir a la tarde con dos tandas, con esos muletazos suyos que arrebatan por su encomiable belleza. Todo el toreo mirará el jueves a Sevilla: la tarde del mano a mano.
o Información publicada hoy en la página temática de toros de Diario La Rioja.
Los políticos españoles, en general, son unos tipos geniales con una procacidad de ocurrencias inaudita. Y esa capacidad suya no repara ni hace distingos merced a sus carpetovetónicas procedencias: pueden ser vascos, cántabros, riojanos e, incluso, catalanes o del santo reino de Jaén, da igual. Los políticos de cualquiera de las naciones, nacionalidades, territorios, comunidades o cantones en los que hemos troceado a esta atribulada España tienen salidas estupendas casi todos los días. Son impagables.Y es que más o menos eso es lo que piensa Montilla de sus correligionarios del PSC, que no tienen precio ¿o sí? Así que para desmentir la especie extendida por las ramblas de que su partido ha perdido peso específico en el Consejo de Ministros tras la última remodelación del Ejecutivo, al bien pagado presidente de la Generalitat no se le ha ocurrido otra cosa que decir que trabajar en Madrid (es decir, en la administración central, o en el estado estatal [sic], que suelen decir en la ETB) está «peor retribuido» que hacerlo en su Gobierno o en algunos de sus ayuntamientos. Es más, asegura: «Ya no hay colas de catalanes preparados que quieran irse a Madrid». Como lo oyen.Los políticos, en este caso Montilla, no desperdician ni un solo momento para divertir al personal, para que nos muramos todos de envidia con la pasta gansa que se llevan cada fin de mes por su meritorio esfuerzo en los despachos, en los coches oficiales o en esa cosa inherente a su ralea que denominan no sin gracia como almuerzos de trabajo. O se trabaja o se almuerza, decía mi abuelo que cobraba menos que Montilla pero que no tenía tanta chispa. ¡Faltaría más!
o Este artículo lo he publicado hoy en Diario La Riojaen una sección que aparece los jueves y que se llama Mira por dónde.
o José Tomás y Miguel Ángel Perera, el pasado domingo en La Malagueta. Sólo puedo decir una cosa ¡Qué pena no haber podido estar allí!
o Por cierto, el maestro de Galapagar estrenó el terno Rioja y Oro, concedido por el Centro Riojano de la capital de España por sus actuaciones el año pasado en Las Ventas.
o El video lo he encontrado en la web www.feria.tv
Madrid, Sevilla y Málaga acogen hoy los primeros duelos de la temporada taurina
La temporada taurina comienza a coger velocidad de crucero y prueba de ello son las citas que depara este Domingo de Resurrección. De hecho, hasta hace unos años esta fecha sólo era clave en Sevilla, sin embargo, Madrid y especialmente Málaga se han subido al carro organizando corridas del máximo interes. Si en Sevilla el protagonismo lo acaparan Morante de la Puebla y Manuel Jesús ‘El Cid’, en La Malagueta se las verán cara a carfa los máximos triunfadores de la pasada temporada: José Tomás y Miguel Ángel Perera, que protagonizarán un auténtico choque de trenes. Y aunque Perera dice que no le mueve su ausencia de Sevilla o Valencia, lo cierto es que él y José Tomás se han quedado fuera del coso del Baratillo y la corrida de esta tarde está destinada a ser una de las que pueden marcar el rumbo de la temporada, máxime porque José Tomás está fuera de Madrid y todavía no ha rematado su contratación para Bilbao. Lo de Talavante en Las Ventas es otro cantar: parece una íntima reivindación en la plaza en la que fue descubierto, y tras vivir el año 2008 como un tormento, se juega mucho porque el listón que dejó Perera en la última cita de un torero en solitario en Madrid fue muy alto. Para la corrida de hoy ha elegido toros de Núñez del Cuvillo, que en una sola tarde (Madrid y Málaga) pueden empezar a marcar el rumbo de tres de los toreros más esperados. El cartel de Sevilla es precioso, con un Morante que quiere volver por sus fueros y dos de los preferidos de aquella plaza: ‘El Cid’ y Manzanares. o Madrid: Alejandro Talavante se medirá en solitario frente a astados de la ganadería gaditana de Núñez del Cuvillo. o Sevilla: en la tradicional corrida del Domingo de Resurrección que abre la temporada hispalense se dan cita Morante de la Puebla, Manuel Jesús ‘El Cid’ y José María Manzanares, que lidiarán cuatreños de Zalduendo. o Málaga: el coso de La Malagueta roba protagonismo a Sevilla con dos de los toreros que no participarán el la inminente feria de Abril: José Tomás y Miguel Ángel Perera –con el aditamento de Javier Conde–, uno de los empresarios de esta plaza, ante reses de Núñez del Cuvillo.
o En marcha el VII Bolsín Taurino de La Rioja. La Federación Taurina Riojana, con el patrocinio del Gobierno de La Rioja y la colaboración de los Ayuntamientos de Villamediana, Lardero y Cenicero, ha puesto en marcha el VII Bolsín Taurino. La semifinales se celebrarán en Villamediana el 16 de mayo (Raso del Portillo); la segunda será en Lardero el 17 de mayo ( ‘Los Maños’). La final se celebrará el Día de La Rioja en Cenicero con las reses riojanas de Álvaro y Pablo Lumbreras en el cartel.
o ANOET impugna el reglamento vasco. La Asociación Nacional de Organizadores de Espectáculos Taurinos (Anoet) ha impugnado el nuevo reglamento taurino del País Vaco ante el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco. La demanda, presentada el 19 de febrero, considera que «en este espectáculo se ha normado durante años con un desconocimiento absoluto de las cuestiones prácticas y fundamentales para el buen desarrollo del espectáculo, no existiendo por parte de la Administración intención de obtener conocimiento material de las peculiaridades y realidades del sector».
o Sergio Domínguez torea hoy en Cáceres. El rejoneador calagurritano Sergio Domínguez actúa hoy en Zarza la Mayor (Cáceres) en una corrida que será televisadapor Extremadura TV, junto a Rui Fernandes y Leonardo Hernández. (Artículo publicado hoy en Diario La Rioja).
Ferrán Adrià, 'Chef del Año' en los Estados Unidos, reflexiona sobre la cocina, la creación y el ser humano: «Me encantaría imaginarme una película de ciencia ficción donde comer no fuera necesario para vivir. ¿Existiría entonces la cocina?», se pregunta Ferrán Adriá es el gran mito universal de la cocina y el auténtico referente mundial de la gastronomía creativa: «España es el país en el que más cosas excitantes están pasando en la cocina», asegura. - Existe una sensación especial de emoción alrededor de su figura... - Trato de tener una vida lo más emocionante y busco la diversión porque creo que lo más insuperable es levantarse por las mañanas y ser feliz. - Suele comentar Juan Mari Arzak que hay que tener capacidad de asombro, pensar como un niño y ser lo más libre posible. - Y estoy de acuerdo, porque en el momento que alguien piensa que lo sabe todo, en realidad está muerto. Haría falta una vida entera para conocer, por ejemplo, la cocina venezolana. Por eso no cabe más remedio que refugiarse en la humildad y asumir que trabajamos con un espectro imposible de abarcar. Acabo de estar en Nueva York, en el Culinary Institute, donde me he encontrado con unos 3.000 estudiantes. De ellos, el 30% eran latinos y eso significa que en un periodo muy breve va a haber un impresionante número de cocineros suramericanos con una formación humana y técnica absolutamente increíble. Con la riqueza de sus cocinas y de los productos de los que disponen van a convertirse en una potencia gastronómica descomunal. - ¿Cómo lleva el devenir de presentaciones y premios por el mundo? - Este año he decidido que sea así porque estamos en un periodo crucial para la divulgación de 'El Bulli' y para explicar cuál es nuestra filosofía. Me apetecía hacerlo y aprovechar para ver cómo estaba el mundo y qué percepción había de mí y de la cocina española, y es sorprendente la extraordinaria imagen que tiene nuestra cocina. España es el país en el que más cosas excitantes están pasando, tanto en lo moderno como un descubrimiento que está haciendo furor: las tapas y los pinchos. - ¿Cree que en España somos conscientes de lo que se está generando alrededor de nuestra cocina? - Claro que sí. Los medios cuidan a la gastronomía y gracias a ellos la cocina está donde está. Enseguida se van a entregar unos de los premios más importantes y en la edición anterior, de los cincuenta mejores restaurantes ocho eran españoles. En muy pocas disciplinas sucede algo parecido en nuestro país. - ¿Se considera un ideólogo? - No es mi intención, lo que sucede es que cuando haces cosas te transformas en un espejo. Yo busco más el compartir, me encanta aprender de los colegas y cuando veo a uno interesante siento una enorme satisfacción. - Disciplina, técnica, talento, imaginación... ¿Dónde reside la clave? - Cariño, profesionalidad y pasión. Cuando se hace cocina creativa o de vanguardia se asumen muchos riesgos. Por ejemplo, si quieres hacer una croqueta clásica tienes una receta, pero si aspiras a reinventarla no hay receta, por lo que el riesgo es infinitamente mayor. - ¿Es complicado crear? - Uno se levanta y se marca una meta, en mi caso cocinar. Pero lo duro, y más en estos tiempos, es la gente que se está quedando en el paro. Lo que sucede es que cada uno tiene sus problemas y a veces sí que se sufre un poquito. - ¿Existe una parte espiritual en su trabajo? - Puede haber de todo: un instinto puramente animal o una espiritualidad porque lo que estás cocinando es pura poesía. - ¿Por qué cuesta tanto en la cocina romper tópicos y barreras? - En cualquier faceta de la vida o del arte se crea y se renueva sin parar, pero cuando hablamos de cocina todo es distinto. La razón estriba en que todo el mundo cocina. Por eso me encantaría imaginarme un mundo donde comer no fuera necesario para vivir. ¿Existiría entonces la cocina?, me pregunto. - Ésta es una cuestión puramente filosófica... - Lo único que hacemos en toda nuestra vida desde que nacemos es respirar y comer. No existe ningún otro hecho creativo en el que se produzca algo ni remotamente parecido y eso implica que la relación sea distinta, por eso es imposible reflexionar, valorar y juzgar a la cocina como otra actividad. Ahora se va a publicar un libro de uno de los padres del pop-art que estudia la relación del arte con la cocina, en el que se habla de la cocina como un lenguaje. Es muy interesante porque no tiene nada que ver con todo lo dicho anteriormente. - Es muy enriquecedora la relación que se establece entre cada cultura con la alimentación... - Desde luego pero por una clave: la actitud, que es lo que define la relación con la comida. Gastronomía puede ser ir a una marisquería o comerte una paella, pero si eres capaz de valorar lo que tiene de historia y de cultura esa paella estás haciendo gastronomía. Pero, si te la jalas sin más ni más... se trata de algo muy diferente. - ¿Y existe la ciencia en la cocina? - Ciencia existe en la gastronomía desde hace mucho tiempo, lo que pasa es que no existía una ciencia que dialogara con la cocina. Resulta muy curioso que a través del mundo de la cocina la gente empiece a oír hablar de ciencia. - ¿Cuál es el último plato que le ha emocionado? - Acabo de conocer un restaurante japonés muy austero y pródigo en verduras que me ha fascinado por su espíritu. Y es que más que un determinado plato lo que me conmueve es una determinada experiencia.
Zapatero ha remodelado su gobierno tras pasear por diversas cumbres e innumerables portadas con Barack Obama, ese paradigmático líder mundial -acaso mesías- por el que todo el mundo, incluido el fantasmal y guadianesco Fidel Castro, está dispuesto a hacer cualquier cosa para ayudarle. A eso le llamo yo suerte, ¡pardiez! Y aunque las malas lenguas (las que siempre murmuran) malician que el presidente se ha quedado para sí en la Moncloa el negociado de los deportes, ese ministerio prometido que no ha sido pero que es el que más lustre otorga a nuestra alicaída España, trufada por galopantes y superpobladas colas del paro, espías y sastrecillos lenguaraces, ha tenido a bien colocar al frente de Cultura a la cineasta Ángeles González Sinde. Me pregunto si su antecesor, César Antonio Molina, habrá sido decapitado por el ridículo de la medallita de Fran y el revuelo protagonizado por los dos toreros insumisos que le devolvieron la condecoración con una carta punitiva al dorso. ¿Quién sabe?
Sin embargo, lo mejor de todo, al menos para este plumilla taurófilo, es que la nueva ministra parece seducida por el toreo. Tanto es así que reconoció en un sabroso artículo que el guión de 'La buena estrella' lo escribió durante una feria isidril «gloriosa para Joselito: por la mañana escribir, luego comer, luego repasar lo escrito, luego a Las Ventas».
Qué alegría da ver a un político decir y hacer lo que siente, porque Montilla, abonado desde siempre a la plaza de Barcelona, desde que es Honorable president de la Generalitat no ha vuelto a ocupar su barrera en La Monumental. A eso le llamo yo personalidad ¿O no?
o Este artículo lo he publicado hoy en Diario La Rioja en una serie que sale los jueves y que se llama Mira por dónde.
Juan Ramírez Sarabia, Chano Lobato, considerado el mejor intérprete del alma cantaora de Cádiz y un auténtico ídolo de la afición flamenca de La Rioja, falleció la madrugada del lunes en su domicilio de Sevilla tras una larga enfermedad
Juan Ramírez Sarabia, Chano Lobato en los carteles, falleció en la madrugada del lunes a los 82 años tras complicarse la diabetes que le había retirado de los escenarios apenas hace unos meses. El cantaor gaditano, considerado como el mejor intérprete de cuantos han transitado en los últimos años por el increíble acervo del flamenco de aquel rincón de sur, era un verdadero referente del buen hacer sobre los escenarios y un cantaor enciclopédico por su largura al poseer un extraodinario conocimiento de los cantes más inverosímiles. Pero por encima de todo, Chano Lobato era un ser humano entrañable por la personalidad que imprimía en sus actuaciones, inolvidables cada una de ellas y casi una cita habitual en los Jueves Flamencos del Salón de Columnas. Y es que en Logroño, una de sus plazas preferidas, era querido y respetado como ningún otro por esa ternura suya que se metía en el corazón desde el primer tercio, desde el chasquido inicial de sus dedos para subrayar un compás que en él era puro acento genético, instinto y melancolía: «Siempre me han tratado muy bien en Logroño, incluso haciéndome repetir una semana después. ¿Se puede pedir más?», dijo el maestro en una entrevista. El cantaor, nacido en el barrio de Santa María de Cádiz en 1927, se inició visitando los tablaos de su ciudad natal, principalmente en la Venta La Palma, junto a Aurelio Sellés, Servando Roa y Antonio El Herrero. Tras prodigarse por la baja Andalucía, se trasladó a Madrid, donde gracias a Pepe Blanco realizó su salto al mundo profesional, cantando casi siempre para el baile. De hecho, estuvo enrolado la friolera de 20 años en la compañía de Antonio ‘El Bailarín’ y dobló el mapa mundi durante más de 15 viajes, alguno de ellos en solitario a Japón, donde tiene varias peñas y se cuentan por cientos su seguidores. Sin embargo, a mediados de los noventa la afición y la crítica reconoció su maestría y dio el salto como cantaor en solitario, donde se encaramó en los primeros puestos entre los gustos de la afición que descubrieron en él un flamenco irrepetible. Cada vez que Chano actuaba en Logroño, el último concierto lo protagonizó el 29 de marzo de 2007, la cita tenía rango de acontecimiento por ser un prodigio de conocimiento, una enciclopedia de palabras mayores que no necesita apurarse para rematar un tercio con uno de esos sabores que ya no se llevan. En el escenario no se daba ni un segundo de tregua y era capaz de arrancarse por siguiriyas a palo seco, como si tal cosa, e inundar el teatro entero con una sutil magia gracias a los vericuetos hasta donde era capaz de trasladar su cante, cada día más redondo, más añejo, más encorajinando o replet0 de ternura, según se tercie. Y es que donde ha llegado Chano, en las cotas de belleza y sentimiento donde se instaló, sólo moraban los genios.
o La foto es de Alfredo Iglesias y está obtenida durante la grabación del programa Jueves Flamencos del 29 de marzo de 2007, en Bodegas Ontañón, de Logroño.
o Se ha muerto Chano Lobato, el más genial, divertido y auténtico de cuantos cantaores he conocido. Pinchad aquí para ver los detalles de la noticia. Dejó ahora el relato de su última actuación en Logroño. el jueves 29 de marzo de 2007.
oHay momentos en la vida en los que las palabras carecen de sentido porque es un reto imposible abarcar con verbos o gerundios lo que al corazón trasciende. Y Chano Lobato tiene la virtud inconmensurable de la trascendencia, de ese llegar a rozar el cielo sin apenas despeinarse: siempre con la figura compuesta, con su flamenquísima forma de sentarse, con su ternura. Y es que como Chano Lobato –como nuestro Chano, ¿verdad, Raquel?– no hay dos; es un artista simpar que una vez más se entretuvo en Logroño en dejar su impronta mítica, su huella irrepetible en un concierto inolvidable en el que paseó su alma por la historia del cante para meterla en un pañuelo, hacerse un hatillo con ella, sonreír, cerrar los ojos y despedirse dando besos desde las estrellas. Tan redondo estuvo Chano que, incluso, tuvo tiempo para tirarse unas pataítas por bulerías, ensayar un lance y arrebujarse en una media verónica de alhelí que sirvió para desmayar a una concurrencia que lo venera por su entrega, por su conocimiento, por su sensibilidad. Y es que a Chano se le vio desde el principio que venía a Logroño a entregarse, a dejarse el alma sin importale un bledo ni sus ochenta años ni ese qué dirán que mascullan los mediocres. Y puso el Salón de Columnas boca abajo a través de un concierto maravilloso en el que no rehuyó vérselas frente a frente con los cantes más complicados: porque hubo soleá, siguiriya, alegrías, tangos, tanguillos, la caña por bulería, la malagueña dicha a compás de sus nudillos en la mesita del agua, los cantes farrucos abandolaos, coplas de ida y vuelta, milonga, chascarrillos... Vimos a un Chano grande con el que el tiempo parece haberse confabulado para seguir siendo ese niño genial y embustero que se acuerda de Pericón, Chato de la Isla y cómo no, de Ignasio Espeleta, un genio del barrio de Santa María de Cádiz al que pillaron sisando en el matadero y al que el alcalde lo puso de vigilante en los jardines de la Plaza de Asdrúbal. Aunque eso sí, Chano matizó que ni molestaba a las parejas que andaban susurrándole a la luna ni a los gatos que hocicaban por los bordillos. Él se dedicaba a lo suyo, al tirititrán, al juguetillo de la alegría con referencia a los caracoles que decían los flamencólogos, unos tipos con el ceño fruncido que pretendían ser de la intelectualidá. Pero tras aquellas risas, Chano volvió a ser capaz, una vez más, de subyugar al mismo aire con el supremo dolor de la siguiriya, con ese compás suyo tan tribal y telúrico que carece de explicación: y exactamente ahí surgió el Chano gigantesco, el cantaor, el Chano más irrenunciablemente flamenco que existe. Y a su lado, Paco Cortés que lo bordó en todas las suertes, acariciando al maestro cuando era preciso o dibujando sonantas casi bélicas como el preludio de las citadas siguiriyas, en las que construyó frases de una belleza indescriptible. Entonces, Chano Lobato –nuestro Chano, ¿verdad, Raquel?–, se tomó un respiro para ver una vez más al público logroñés rendido a sus pies, entregado, de nuevo, con la misma pasión con la que él venera el cante, sentado flamenquísimamente en los últimos tres centímetros de la silla.
El martes pasado lo guardaré para siempre en mi memoria. No me considero un tipo mitómano, qué va. Lo que sucede es que como tantos lectores de novelas necesito refugios pasionales, lugares donde habite la memoria de la satisfacción, y también glorietas donde disimular los desencuentros para mitigar los farallones que asesta la vida en cada una de sus avenidas. Por eso, no voy a olvidar el martes, que no fue un martes cualquiera de Logroño, donde la bendita -a veces odiosa- rutina se apodera de todo. Me explico, andaba en Madrid, en una feria de cocineros donde los sabores te recorren las neuronas entre catas delicadas de nísperos japoneses, un concurso de cortadores de jamón y la nunca bien ponderada alianza del ron con el chocolate clavileño. Pero en mi mente latían dos citas inminentes: por la tarde me esperaba Ferrán Adriá (vía telefónica) y después, en el Centro Riojano, José Tomás. Es decir, dos piezas de cuidado, de caza mayor, para un periodista de provincias, nervioso, deshilachado y que subsiste en la perseverancia del cazador de mitos pero sin autógrafos. Y miren, con el genio de El Bulli conversé de lo humano y lo divino con el acongojo de sentirme al lado de alguien como Pablo Picasso o como Dalí, aunque en realidad él se tomaba la conversación, con grandes dosis de paciencia, con el placer de hablar de uno de sus últimos descubrimientos: la cocina venezolana. Apenas dos horas después vi a José Tomás, primero tras una nube de cámaras y periodistas; después rodeado de admiradores, y al final, frente a frente. Le miré; me miró. Y me quedé callado. Se rió, me reí y no supe qué decirle: le estreché la mano. Demasiadas emociones para un martes, aunque fuera en Madrid.
o Este artículo lo he publicado hoy en Diario La Rioja en una serie que sale los jueves y que se llama Mira por dónde.
José Tomás recibió ayer en el Centro Riojano de Madrid el vestido de luces color vino como triunfador de la Feria de San Isidro de 2008
Absolutamente puntual como un reloj de precisión. (19 horas y 30 minutos de cuarzo) ... Y se hizo presente José Tomás en el Centro Riojano de Madrid, mientras una turbamulta del flashes fotográficos y focos de televisión depositaban sus brillantes relanpagueos sobre el mito, que se hizo carne en una sala con ribetes neoclásicos y rodeado de autoridades y admiradores. El matador se presentó sin corbata; terno gris oscuro, camisa negra y un hilillo de voz quebradiza para recordar que torear en Madrid el año pasado supuso «uno de los retos más importantes de mi vida. Disfruté como nunca, sobre todo la primera tarde». Aquellas siete orejas y tres cornadas -de espanto- tuvieron un especial reconocimiento, un alcance que traspasó las fronteras de la tauromaquia (mediáticas incluidas) y ayer fueron premiadas con un bellísimo vestido de luces Rioja y Oro, bordado con corazones belmontinos -como estila el maestro-, del que dijo que lo llevará «con emoción para hacer lo que siento delante de un toro, con entrega y disposición». Así de escueto se mostró el torero de Galapagar, que sólo tuvo un momento para la sonrisa: «Como dijo Belmonte, todo se andará...», contestó a un emocionadísmo José Pedro Orío que le contó en un vibrante discurso que en Arnedo se está terminando la plaza más bonita del norte de España y que en una encuesta a trescientas personas mayores, todos los ancianos en cuestión, anhelaban, sin fisuras, poder ver a José Tomás en su ciudad inaugurando el bello coso».José Pedro Orío, patrocinador del trofeo desde su inauguración en el año 2000, admitió su fascinación por el toreo de José Tomás y reconoció que lo sigue allí donde puedo. «Además, el jurado de este trofeo otorgó el premio con absoluto consenso y no hubo ninguna duda de que José Tomás era su máximo merecedor».
o La Rioja, con los toros El presidente Pedro Sanz hizo de su intervención durante la entrega del trofeo una emocionada defensa de la fiesta de los toros: «No hay casi ningún pueblo en nuestra tierra donde no se celebre algún tipo de festejo taurino. Es nuestra fiesta y desde el Gobierno de La Rioja no tenemos ningún problema no sólo en reconocerlo, si no en apoyarla y defenderla porque la sentimos muy dentro de nuestro ser». Sanz, que pudo departir unos momentos con el diestro, también hizo hincapié en el profundo significado de este trofeo: «Estamos en Madrid, pero este es un acto eminentemente riojano y ese vestido, que tiene la esencia de nuestro vino, sale del sentimiento de una tierra que admira tu toreo y tu honradez en los ruedos». En el acto estuvieron presentes, entre otras personalidades, Emilio del Río, Conrado Escobar y Víctor Pascual. El trofeo vestido de luces 'Rioja y Oro' celebró ayer la entrega de su sexta edición y se entrega al torero triunfador de la feria de San Isidro. Los matadores que lo han recibido han sido José Pacheco 'El Califa', Rafael de Julia, Antonio Ferrera, Alejandro Talavante, 'El Juli' y José Tomás, y lo confecciona el sastre Antonio López. (Artículo publicado hoy en Diario La Rioja).
Los principales prescriptores mundiales del vino, entre ellos el todopoderoso Robert Parker, debatirán en La Rioja sobre el futuro de la vitivinicultura
Robert Parker, el periodista y prescriptor más decisivo del orbe en cuanto al vino se refiere, visitará La Rioja el próximo mes de noviembre para participar (con cata magistral incluida) en el I Congreso Internacional 'Wine Future', que se va a celebrar en Riojafórum con el patrocinio del Consejo Regulador y la dirección técnica de 'The Wine Academy of Spain', empresa liderada por Pancho Campo, primer 'Master of Wine' nacido en España. Precisamente, la sede de dicha empresa fue el lugar elegido ayer en la capital de España para presentar formalmente un evento que nace con el afán de reunir en La Rioja a las personalidades más importantes de la industria vinícola mundial, con el objetivo de analizar los retos a los que se enfrenta el sector. «Estamos en un momento crucial, en un periodo de crisis que va a acarrear un gran número de cambios y que generará oportunidades para las regiones vitivinícolas que sean capaces de dar respuestas en los mercados más importantes, en los países que lideran el consumo de vino». Robert Parker es el gran gurú del mercado del vino en Estados Unidos, un país que en pocos años va a liderar el consumo a nivel mundial y en el que triunfarán aquellos vinos que posean la mejor relación entre calidad y precio. Pancho Campo sostiene, a este respecto, que La Rioja es una de las regiones con mejor imagen en Norteamérica y que está llamada a liderar el mercado español allí. Víctor Pascual, presidente del Consejo Regulador, coincidió con Campo en la «necesidad de ser capaces de asumir esos retos» y calificó a la DOC Rioja como el trampolín necesario «para liderar el despegue de los vinos de España». Cata magistral A través de una videoconferencia desde Nueva York, participó Kevin Zraly, fundador de 'Windows of the World Wine School' (su empresa estaba radicada en las Torres Gemelas durante el 11-S), y considerado como el mejor educador de vino de EEUU, colaborador de Parker y autor de numerosos libros. Zraly destacó la importancia que ha de tener el mercado norteamericano del vino en España porque «Rioja está en el top del conocimiento por la calidad del vino en Estados Unidos». Zraly calificó este evento como el más importante del mundo en lo que se refiere al debate sobre el futuro del sector. Además de Robert Parker, ya está confirmada la participación de otras personalidades como Jancis Robinson, Oz Clarke, Steven Spurrier, Robert Joseph, el presidente de Constellation Troy Christensen, el Director de Vinos para Tesco, Mel Dick, considerado como uno de los hombres más influyentes del sector, e importadores norteamericanos, rusos, chinos y escandinavos, entre otros. Entre los expertos españoles se incluirán Miguel Torres, Quim Vila o Jorge Ordóñez. Robert Parker también llevará a cabo una cata magistral para los asistentes al congreso durante la cual se podrán analizar entre 10 y 12 vinos relacionados con el tema del congreso.
WINE FUTURE o Fechas: 12 y 13 de noviembre. o Lugar: Riojafórum. o Ponentes: Entre otros, participarán Robert Parker, Jancis Robinson, Oz Clarke, Steven Spurrier, Robert Joseph, Mel Dick, Miguel Torres, Quim Vila y Jorge Ordóñez. Cata: Robert Parker también llevará a cabo una cata magistral para los asistentes en la que se examinarán entre 10 y 12 vinos. Será la primera vez en la historia que el gran gurú mundial visite España. (Artículo publicado hoy en Diario La Rioja).
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