jueves, 31 de diciembre de 2009

Toreando en la vieja plaza de Arnedo

Obviamente, yo no soy torero. Podría emplear mil añagazas para explicar las razones, pero se resumen en dos: me sobra culo y me falta corazón. Eso sí, me gusta reirme de mí mismo todo cuanto puedo y siempre he reivindicado hacer lo que me gusta sin molestar a nadie y sin creerme superior a nada.

Y amo el toreo, me encanta torear (de salón) y un día de otoño le dije a mi amigo (y mi torero) Diego Urdiales que si me dejaba enseñarle un poquito cómo sentía ese arte difuso de la tauromaquia. Estábamos haciendo un reportaje para el programa de TVR Sol y Sombra tras su actuación en Madrid en la pasada Feria de Otoño y faltaban dos días para su encerrona benéfica en el coqueto coso de su ciudad. Y mi buena amiga y compañera Estíbaliz Mazo, que estaba allí con su cámara, hizo esta pequeña maravilla, con la guitarra de Vicente Amigo y el torero más estrafalario del planeta; es decir: yo mismo.

Feliz año a todos

BELÉN BAKUGAN

Un bakugan es un animalico [sic] esférico y chiquitín que rueda por el pavimento por vía natural o por el impulso de un endemoniado artefacto que se llama lanza-bakugans y que merced a su ergonomía se puede sujetar en la muñeca e incluso en la cadera. El objeto en sí carece de la más mínima gracia, a pesar de que es capaz de abrirse a través de compuertas imposibles de las que aparecen ojos y caras mecidas por una nebulosa rara de miradas entre japonesas y naifs. Narices imposibles, ojos saltones, cuellos semiesféricos matizados por un par de alas o alerones que parecen bolsas de la compra, eso es todo. El bakugan es pequeño, inútil y biónico y quizás por eso me recuerda a Belén Esteban, esa especie de mujer transformer que ha logrado reinventar la cirugía maxilofacial hasta convertir su napia en un concepto que supera la intelectualidad más aguerrida a puro grito, a puro huevo y golpe de share. El país está como está y quizás se defina por sus mitos: mi padre probablemente soñaba con Ava Gadner, yo con Sigourney Weaver y ahora la carpetovetónica humanidad con ella, con sus gritos de madre aterida, de sílfide del pleistoceno entre cheli y gagá encaramada en dos taconazos de aguja y un par de tetas postizas que vuelan hacia su nariz efervescente, hacia su nariz meticulosamente armada de metacrilato y que es posible que hasta ruede como los bakugan aunque sin aparatos. Google la ama, las cadenas se la rifan, el mundo entero la contempla como un artefacto del que descojonarse o querer. ¿Dónde se sitúa usted? ¿dónde este menda? No sé, Belén Bakugan me ha robado el corazón, aunque creo que lo que ha hecho es sisarme la cartera al alimón con los de las teles.

o Este artículo lo he publicado hoy en Diario La Rioja en una serie que aparece los jueves y que se titula Mira por dónde.

lunes, 28 de diciembre de 2009

Tú cuya mano



Tú, cuya mano me ha bañado
de un fuego transparente las espaldas,
cuyos ojos en claros naufragios hundieron
algunos principios elementales de mi alma,
tú eres mi patria.

Tú, que no tienes apellido,
que no sé si eres pájaro o si alcándara,
que de todos tus brazos las letras de plomo
cayéndose han ido, como si fueran nueces vanas,
tú eres mis padres
y mi patria.

Tú, que ni tú te acuerdas dónde
tendiste a orear las nubes blancas,
que de tantos amores que tienes confundes
el nombre de todos los días de cada semana,
tú eres mi Dios
y mis padres
y mi patria.

Tú, que tan dulcemente besas
que el cielo bocabajo se volcaba,
y que no se sabía de quién ya la lengua,
de quién la saliva, de puro sabrosa y templada,
tú eres mis leyes
y mi Dios
y mis padres
y mi patria.

Tú, que apacientas calaveras
por las praderas de la verde África
y a los rojos leones les echas de pasto
las rosas de leche de luna de Nuruquimagua,
tú eres mi ejército
y mis leyes
y mi Dios
y mis padres
y mi patria.

Eres mi ejército y mis leyes
y mi Dios y mis padres y mi patria,
y el ejército y Dios y las leyes y todas
las patrias y padres se creen que tú no eres nada:
que no eres nada.

«Estas dos temporadas me han hecho crecer muchísimo como profesional»

Víctor García ‘El Víctor’ se ha convertido en el banderillero de confianza de Diego Urdiales y ha logrado una importante evolución que lo define como un hombre de plata marcado por la solvencia

Víctor García ‘El Víctor’ ha completado una temporada espectacular a las órdenes de su amigo y compañero Diego Urdiales. El torero calagurritano se ha convertido en el hombre de confianza de su cuadrilla merced a una calidad con el capote cada día más acentuada y a una importante solvencia con las banderillas a pesar de que éste no sea precisamente su fuerte en los ruedos. ‘El Víctor’ es muy consciente de su progresión como torero: «Estas dos temporadas al lado de Diego Urdiales me han hecho crecer mucho como torero; he estado en ferias muy importantes (Madrid, San Sebastián, Bilbao, Pamplona, Zaragoza, Logroño o Valladolid, entre muchas otras) y con corridas muy exigentes que en todo momomento nos han pendido dar los mejor de nosotros mismos en el ruedo». ‘El Víctor’ ha estado a la orden de diferentes toreros: Álvaro Montes, Sergio Domínguez, Antonio Gaspar ‘Paulita’, pero con casi ninguno había logrado la identificación como ha sucedido con Diego Urdiales: «Existe una cuestión generacional, también somos de orígenes muy parecidos y nos conocemos desde hace muchos años, pero más allá de las relaciones personales, existe una clave: tenemos el mismo concepto del toreo. Estar a su lado me ha enriquecido mucho porque tiene una forma de torear extraordinaria y una capacidad de entrega y sufrimiento en la plaza descomunal». ‘El Víctor’ reconoce que ha habido tardes este año muy duras: «La corrida de Samuel Flores en Las Ventas fue un calvario porque hizo un viento terrible; igual que la de Tudela, con una imponente corrida de Victorino Martín en la plaza». También recuerda el festejo de San Sebastián: «Fue un día de mucha dureza básicamente por lo que le sucedió a José Pedro Prados ‘El Fundi’. La verdad es que aquello nos impresionó una barbaridad tanto a los profesionales como al público».

Situaciones de peligro. El banderillero calagurritano también recuerda siuaciones de riesgo junto a Diego: «La voltereta de Logroño fue muy violenta, por la rapidez que tuvo y por la forma que tuvo el toro de Torrealta de coger a Diego; primero el pitonazo en el pecho y después la forma con la que le buscó en el suelo. En la Benéfica de Arnedo también nos dimos un susto; pero el toreo es así; y ahí reside su graneza», asegura. ‘El Víctor’ también reconoce su buena evolución en el ruedo: «Yo siempre procuro hacer lo mejor para que el toro evolucione de forma lo más positiva posible. Es decir, hacerlo lo mejor para que el matador se luzca. Nuestra función en el ruedo ha de ser ésa, apoyar, ayudar a que Diego Urdiales triunfe. Su triunfo es el nuestro». Pero también ha habido muy buenos momentos en la plaza: «El año comenzó de maravilla en la corrida de la Comunidad de Madrid. Diego estuvo muy bien y cortó una oreja tras una faena magnífica. En Bilbao estuvo sencillamente cumbre con un toro gigantesco de Victorino y la faena de Logroño al toro de Torrestrella fue maravillosa; pero ha habido muchas tardes buenas como la de Alfaro, en la que toreó al ralentí o la de Colmenar Viejo; sin olvidar lo bellísima que fue la corrida de Arnedo». En cuanto a lo personal,Víctor se siente orgulloso de su trayectoria: «Sólo me molesta una lesión muscular que arrastro en la pierna, por lo demás estoy muy contento y encantado de ser torero y disfrutar de esta profesión».

o Este artículo lo publiqué la semana pasada en el especial de Calahorra de Diario La Rioja; la foto es de Arsenio Ramírez.

domingo, 27 de diciembre de 2009

La Fiesta: ecología, pasión y muerte

El catedrático de Filosofía de la Universidad de París escribe para LA RAZÓN y retrata el espíritu y el ritual del toreo

El francés Francis Wolff debatirá en el Parlamento catalán a favor de los toros

Un día, un periodista me preguntó si la corrida era de derechas o de izquierdas. Había motivos para dudar: en Francia hay tantos aficionados de izquierdas como de derechas. Y la defensa de la tauromaquia es el único punto común político entre los cincuenta municipios que se han movilizado para que la UNESCO reconozca la Fiesta como patrimonio inmaterial de la humanidad.
Yo respondí: «No más que la ópera, el flamenco, o el ciclismo, los toros no son de derechas o de izquierdas. Sin embargo, hay partidos ecologistas que deberían reconocer en la Fiesta sus propios valores. Por desgracia, estos partidos suelen estar teñidos de una ideología animalista muy poco ecológica, y llenos de militantes que ignoran la realidad de la vida del toro en el campo y de su muerte en el ruedo».

Ecosistema único
Los defensores de la corrida sí dirigen un combate ecologista. Primero, defienden una de las últimas formas de ganadería extensiva que existen en Europa, en la que cada animal dispone de entre una y tres hectáreas de territorio. Acabad con la corrida, y muchas de esas tierras hoy reservadas al toro de lidia se destinarán a una agricultura intensiva o industrial. Defienden un ecosistema único, la dehesa, que es una verdadera reserva de fauna y flora a imagen de los grandes parques naturales protegidos. También defienden la biodiversidad. El toro bravo constituye una variedad única de toro salvaje preservada gracias a las grandes ganaderías, y que quedaría condenada al matadero si se acabara con la Fiesta. Es un caso único de ganadería que respeta casi todas las exigencias de la vida salvaje del animal (territorio, alimentación, etc) precisamente porque es necesario, en vista del futuro combate, preservar su instinto natural de agresividad y de desconfianza hacia todo intruso, en particular el hombre. El toro de combate es el único animal doméstico que para satisfacer las finalidades humanas para las que ha sido criado necesita que no se le domestique. Ha de ser criado lo más «naturalmente» posible – pues de no ser así, su combate en la arena sería imposible y la corrida perdería su sentido-.

Condena del animal
¿Existe espectáculo o arte más ecológico que la Fiesta? Seguramente no. Pero resulta que muchos ecologistas «olvidan» sus valores para adoptar valores animalistas opuestos. Defender la biodiversidad, el equilibrio de las especies y de los ecosistemas no tiene nada que ver con el hecho de ocuparse del destino individual de tal animal. No se puede salvar la especie «leopardo» y preocuparse del sino individual de las gacelas. Hay que elegir. Para salvar el toro de lidia como especie, hay que sacrificar algunos ejemplares destinados a la arena más que al matadero. Resulta paradójico que para salvar a unos ejemplares haya que condenar toda la especie, tornada inútil, al matadero. Pero ¿no podemos compadecernos de la suerte de los animales? Por supuesto. Debemos devolver a nuestros perros y gatos el afecto que nos profesan; una especie de contrato moral afectivo nos une a estos animales de compañía, y claro que resulta cruel pegar a su perro o inmoral abandonarle en el área de servicio de una autopista. Con los animales domésticos, tenemos otro tipo de contrato moral: nos dan lana, cuero o carne, a cambio de nuestra protección, una alimentación adaptada y condiciones de vida decentes. Resulta cruel criarles masivamente y reducirles a máquinas de carne. ¿Y con los toros bravos? Otro tipo de contrato nos une a ellos: respetar su bravura mientras viven y hasta en la muerte. Por tanto, es moral criarlos de acuerdo a su naturaleza brava (libre, insumisa y rebelde) y sacrificarlos en un combate que les da sentido, importancia, gravedad; un cara a cara que respeta su naturaleza brava, y durante el cual el hombre arriesga su propia vida a la altura del respeto que éste tiene por la vida de su adversario. ¿No es eso más moral que la contención forzada y el sórdido silencio de un matadero?
Que no guste la corrida por una cuestión de sensibilidad personal, es comprensible: todas las sensibilidades son respetables. A quienes lo ignoran todo sobre la corrida, las condiciones de vida o de muerte del toro, la ética del combate y su estética, a todos los que se imaginan un espectáculo cruel y sanguinario, sólo hay que aconsejarles que visiten algunas ganaderías o asistan a algunas tardes heroicas y grandiosas. Verán la comunión espiritual que rodea a este espectáculo desgarrador y sublime. Y si prefieren mantenerse alejados de los toros y conservar sus prejuicios, son libres, a condición de que su ignorancia no les haga intolerantes con quienes no piensan ni sienten como ellos. Pero que algunos se atrevan a calificar de «tortura» el peligroso enfrentamiento del ruedo, donde el hombre arriesga su vida en cada instante, eso es una cuestión de mala fe. Es un insulto a todos los torturados de la tierra. Es querer invertir el sentido de las palabras: torturar es, sin correr ningún peligro, hacer sufrir a un adversario al que se ha dejado indefenso, mientras que lidiar un toro, consiste en que el animal pueda en todo momento atacar libremente a su oponente al que puede herir en cada instante, un animal cuya bravura y peligro se acrecientan según transcurre el combate.
Si fuera un buey, no dejaría de huir (y eso sí sería tortura) y entonces no habría corrida; si el toro fuera realmente torturado, huiría en lugar de redoblar esfuerzos y seguir luchando. Hablar de tortura para referirse a la corrida es atacar a todas esas actividades, sin embargo bien pacíficas, que implican la muerte de un animal, como la pesca con caña. ¿Se puede llamar torturadores a esos pescadores domingueros? ¡Los aficionados no disfrutan con las heridas del animal! Admiran la inteligencia del hombre, la bravura del animal, el valor de los combatientes, la transformación de una fuerza bruta en obra humana. Los autoproclamados defensores de los animales, que se arrogan el monopolio de la moral y de los buenos sentimientos, como si nosotros, los aficionados, fuéramos insensibles e inmorales, todos esos animalistas, se compadecen quizá de los sufrimientos de algunos, pero ¿quieren de verdad a los animales por lo que son, lo que hacen y lo que encarnan? ¿Aceptan la animalidad en toda su diversidad o lo que quieren es reducirla al fantasma de amables animalillos de dibujos animados de Walt Disney? Quien ama a los toros sabe que para ellos el peor de los males es el estrés que conlleva el confinamiento más que el «dolor», anestesiado por el combate y transformado en combatividad: el soldado –¡o el torero!– olvida sus heridas en el ardor de la batalla, son absorbidas por la acción y transformadas en actos.

Sinceridad
Seamos generosos y supongamos que todo el mundo es sincero, tanto los aficionados como los antitaurinos. Admitamos que todos aman al toro y quieren defenderlo. Unos ven en él un héroe que lucha, los otros una víctima a la que se mata. Pero eso sería imposible, tanto para unos como para otros, sin una dosis de identificación. Tratemos entonces de responder con franqueza. ¿Qué preferiríamos si nos tuviéramos que poner «en el lugar» del animal? ¿Una vida de buey de campo encadenado que se acaba pasivamente en el matadero o una vida de toro en libertad que se prolonga en veinte minutos de combate valiente? Quizá algunos duden… Si dudáis, no denigréis a quienes prefieren la vida y la lucha del toro bravo, a quienes piensan que su suerte es una de las más envidiables de todas las especies animales que el hombre se ha apropiado para satisfacer sus fines y que pueblan su imaginación. No sentenciéis a muerte la corrida ni los toros de combate, respetad a quienes los aman.

José Antonio Pérez Vitoria, el torero de los maratones

A veces cuando pienso en mi etapa como torero veo a otra persona; casi no me acuerdo de aquel chaval que lo sacrificó todo para torear, parece como si fuera otro», confiesa José Antonio Pérez Vitoria, el introvertido y a veces misterioso diestro calagurritano que se retiró en 1997, «triste y decepcionado con demasiadas cosas» y que decidió reiniciar su vida con un trabajo «más normal», una familia y una pasión que siempre había latido en su corazón, el atletismo: «Me había gustado correr desde niño y ahora hasta compito con afán de divertirme en maratones, fondo y cosas así», sonríe a sabiendas de que su estampa a la carrera es más que conocida por casi todos sus vecinos. «Mira, ahí va el torero de los maratones», dicen al verle trotando por avenidas y callejuelas.

Pérez Vitoria ingresó en la Escuela Taurina de Calahorra con quince años y allí coincidió con un grupo de muchachos que aspiraba a la gloria, entre los que destacaron tres (algo inaudito en una localidad tan pequeña) que a la postre lograrían a tomar la alternativa: Pedro Carra, Víctor García y él mismo, que fue el último en doctorarse: «Fue un desastre porque yo admiraba a Dámaso González o a El Capea y me hubiera gustado que uno de los dos me hubiera dado la alternativa; pero todo fue al revés, apenas disfruté de oportunidades y no tuve la ocasión ni de torear en Logroño. Enseguida me di cuenta de que era imposible para mí salir del pozo en el que estaba; torear una o dos corridas por temporada era algo muy difícil de soportar y en cuanto pude me escapé porque el futuro no era algo incierto, era algo realmente imposible y no estaba por la labor de amargarme la vida». A José Antonio no le decepcionó el toro; le falló la gente: «Sentí demasiados vacíos a mi alrededor y me esfumé, así de claro». Cuenta, incluso, que cuando trabajaba en el Balneario de Arnedillo coincidió con el entonces empresario de la plaza de Logroño, Manolo Chopera, que había ido a pasar unos días tras una feria matea: «Yo estaba en activo y cuando le vi llegar casi no me lo podía creer; hablé con él y me dijo que en San Mateo siempre ponía a un torero de Calahorra, pero que prefería no meterse en cuál; que eso lo decidía otro. Nadie puede imaginarse cómo me decepcioné».

José Antonio acaba de ser padre y vive totalmente alejado de la tauromaquia: «Si no me hubiera casado a lo mejor sería banderillero, pero no, ahora estoy totalmente fuera. Sufrí mucho, pero me decepcioné mucho más». Dicen las crónicas que era un torero muy serio: «Hay mucha gente que me comenta que le recordaba a José Tomás; no lo sé, yo toreaba como lo sentía por dentro». Y precisamente fue en ese interior suyo donde algo muy íntimo le rompió un novillo de Cortijoliva en Arnedo en 1993, cuando le infirió una brutal cornada en el cuello. «Llevaba dos años esperando aquella oportunidad, para mí era crucial, y en el primer lance casi me mata. Tengo un sabor muy amargo de aquel trance porque lo pasé muy mal y se me vinieron abajo casi todos los sueños».

Pero no todo es tristeza en sus recuerdos: «Fue alucinante que llenáramos varias veces la plaza de Calahorra Pedro, Víctor y yo, para nosotros era lo máximo. Ahora somos amigos porque hay muchas historias compartidas y le acabo de poner la cocina a Víctor», bromea a la vez que se siente «más que sorprendido» por la pareja que forman Diego Urdiales y su banderillero calagurritano: «Eran dos rebeldes, dos caracteres y ahora han cambiado tanto... Y me quedo asombrado con lo que ha conseguido Urdiales porque nunca se ha venido abajo, tiene un mérito increíble; le admiro». Y aunque está alejado del toreo, a veces, «cojo en mi taller la muleta y me pongo a torear, eso no lo puedo evitar porque está muy dentro de mí».

o QUÉ FUE DE... JOSÉ ANTONIO PÉREZ VITORIA es un reportaje que he publicado en Diario La Rioja con fotos de Antonio Díaz Uriel.

Sergio Domínguez, con paso firme hacia el futuro

El rejoneador calagurritano confirmó en San Isidro su alternativa y logró sus mejores momentos en Santander y en la feria de San Mateo

Sergio Domínguez se encuentra trabajando a tope en su finca porque el próximo domingo 31 de enero confirmará su alternativa en la plaza la Santamaría de Bogotá (Colombia), con lo que a pesar de su juventud, al torero calagurritano sólo le quedará hacer el paseíllo en la plaza de México DF para haber actuado en todas las plazas más importantes del mundo taurino. Lo ha hecho en Francia (Nimes); Lisboa (Portugal) y Madrid precisamente esta temporada, una de las más importantes de su carrera.
Y es que, de alguna manera, da la sensación de que nos encontramos ante un rejoneador de fondo, un torero que va logrando poco a poco una importante madurez en una carrera marcada por triunfos muy importantes, pero frenada por sus desaciertos con el manejo del rejón de muerte, principal hándicap de toreo de Sergio Domínguez. Este año en Las Ventas, en una de las corridas más importantes de la temporada, tuvo en sus manos un triunfo importantísimo que se dejó ir en el último momento por fallar con la espada; al igual que en Logroño y Santander, plaza en la que cortó una oreja tras rayar a un nivel memorable con 'Gallito', pero en la que estuvo a punto de no lograr ningún trofeo por pinchar de nuevo una faena de dos orejas sin discusión. El centauro calagurritano, además, posee una más que destacable cuadra con un caballo genial que le hace ganar enteros y marca las diferencias en cada corrida. Se llama 'Gallito', tiene ocho años y es hermano de 'Chenel', 'Curro' y 'Silveti', tres de las principales monturas de Pablo Hermoso de Mendoza, que fue quien se lo regaló a Sergio cuando apenas era un potrillo. Pues bien, 'Gallito' ha sido un caballo de evolución lenta hasta que en los últimos tres años -y especialmente éste- ha roto a torear de un forma realmente impresionante merced a unas impresionantes batidas en el pitón contrario en el filo de la navaja. Con 'Gallito' entusiasmo en Calahorra, Santander y Logroño y especialmente en la inauguración de la plaza de Nájera, a pesar del nulo juego de los toros de Caridad Cobaleda elegidos para el evento. Pero hay más, porque entre sus monturas también destacan 'Oasis', un caballo de raza árabe de 10 años que posee un valor inaudito; 'Quilate', que resuelve a la perfección todos los tercios de salida, además de una serie de novedades que quiere hacer debutar la temporada del año que viene. Tras cinco años ha roto de forma amistosa su relación con Víctor de la Serna; ahora escucha ofertas para diseñar una nueva temporada en la que seguirá luchando por acceder a la elite del toreo a caballo

EL AÑO EN DATOS
o 40 festejos: (55 orejas, dos rabos, 13 faenas de dos trofeos, en un total de 77 reses lidiadas).
o Mejores tardes: La de la feria de Santander tras cuajar una gran faena a un toro de Los Espartales; Calahorra, salió por la puerta grande, Zamora y Dax.
o Para olvidar: Lo peor ha venido por perder orejas importantes en tardes claves por su deficiente manejo de la espada. Sobre todo en Madrid, donde rozó la puerta grande.
o La foto es de Justo Rodríguez y este reportaje lo he publicado hoy en Diario La Rioja.

viernes, 25 de diciembre de 2009

Sierra Cebollera, un paseo por La Rioja más recóndita

Un paseo por la Sierra Cebollera, sus impresionantes glaciares y los bosques de hayas y pinos en los que se sumergen cascadas y senderos donde disfrutar a pleno pulmón de la naturaleza

o Este artículo lo he publicado en el suplemento Viajar de Abc

Las cumbres de Sierra Cebollera destacan por su impresionante relieve glaciar, modeladas por unos espectaculares ríos de hielo que gozaron de su máximo esplendor hace casi 20.000 años y que descendían hasta las zonas más umbrías del valle. Con su decadencia, merced al calentamiento del planeta de hace unos 10.000 años, sólo quedaron sus huellas: hoyos, circos y simas de nieve que confieren a este lugar su paradigmática belleza actual. Por el efecto de la erosión, la Cebollera se ha convertido en un conjunto de sierras de contornos redondeados, poblada de densos bosques que alternan con claros en las zonas más elevadas para dejar espacio a los pastos y matorrales de montaña. En otoño, el mosaico de frondosas que inunda sus laderas se desparrama a los ojos de los senderistas en su mayor plenitud. Toda una gama de colores cálidos, del amarillo al ocre y al rojo, revelan una riquísima diversidad camuflada por el verdor de las estaciones más cálidas: hayas, rebollos, abedules, robles atlánticos, arces, serbales, mostajos, olmos de montaña, álamos temblones, fresnos...sobre ese fondo verde más cerrado, intenso y monótono de las coníferas. Además, en este singular espacio protegido, cuya máxima altura son los 2.164 metros del pico de La Mesa, la fauna está presente con muchas e interesantes especies como la perdiz pardilla ibérica, un buen número de rapaces forestales, el corzo, el ciervo, el jabalí, la nutria, el desmán ibérico, el visón europeo e incluso el siempre esquivo zorro.

Seis senderos. El parque cuenta con seis senderos (La Dehesa, la Virgen, el Achichuelo, las Cascadas, Pajares y la Vía Romana) señalizados por el Gobierno de La Rioja que en su conjunto suman algo más de 70 kilómetros practicables. Al inicio de cada itinerario un panel muestra sobre un mapa el recorrido, su desnivel, tipo de vegetación, historia y puntos de interés. A lo largo de cada ruta se encuentran marcas de pintura de color naranja y verde (muy similares a las empleadas para señalizar los GR) y algunos postes de dirección. Los itinerarios varían en duración y dificultad, aunque todos ellos corresponden a rutas de media montaña, de nivel no muy exigente. Pero para conocer y sacar el máximo partido a la visita, conviene pasar por el Centro de Interpretación de Sierra de Cebollera, ubicado en Villoslada de Cameros, que cuenta con una exposición permanente titulada ‘Sierra de Cebollera: refugio atlántico en un mundo mediterráneo’, a través de la que se divulgan los valores ambientales más singulares del enclave, con especial atención al medio natural así como a la enorme biodiversidad presente en los distintos ecosistemas que componen el enclave.

La Sierra de Cebollera ofrece numerosas posibilidades para disfrutar de la naturaleza en su máximo esplendor. Uno de los parajes más misteriosos son las Cascadas de Puente Ra, donde un arroyo, afluente del río Iregua, forma en su curso alto numerosos saltos de agua que originan pequeñas cascadas de gran belleza. Un paseo por la pista que parte del área recreativa del Achichuelo nos acercará hasta las cascadas por un camino paralelo al río que discurre a través de una suave pendiente protegida por hayedos y pinares. Otro lugar privilegiado son los Hoyos de Iregua: una curiosa sucesión de lagunas y humedales formados por la erosión de los glaciares y que ahora enriquecen la biodiversidad del paraje porque proporcionan agua y sustento a numerosas especies que encuentran aquí un espectacular hábitat. Entre la variada masa arbolada que domina el paisaje destacan, por su extensión y belleza, los pinares y los bosques de hayas. Los pinos silvestres ocupan la franja montañosa comprendida entre los 1.500 y los 1.900 metros. Las hayas se sitúan un poco más abajo, entre los 1.200 y los 1.700 metros de altitud. Forman un bosque umbrío, tapizado de hojas, que en otoño y hasta bien entrada la estación más fría adquieren tonalidades ocres, amarillas y rojizas. Los hayedos, salpicados de otras especies, acompañan buena parte del cauce del río Iregua y de los arroyos de Puente Ra y Las Rameras. Un paseo por cualquiera de las pistas que parten del área recreativa del Achichuelo permitirá al viajero disfrutar de varios de los lugares más recónditos de La Rioja.

o Localización. El Parque Natural Sierra de Cebollera se encuentra al sur de La Rioja (España), en la comarca de Los Cameros. Está ubicado en la vertiente norte de las montañas del Sistema Ibérico y ocupa una extensión de 23.640 hectáreas y abarca los municipios de Villoslada de Cameros, Lumbreras, el Horcajo y San Andrés. Dista unos 50 kilómetros de Logroño, desde donde se puede llegar por la Nacional-111.

jueves, 24 de diciembre de 2009

Yo no odio la Navidad

No sé si se habrán dado cuenta pero hoy es Nochebuena y la Navidad inunda todo como si la vida se detuviera en un suspiro con un innegable acento que va desde lo poético hasta lo cursi, o de la creencia más profunda a nuestro desmedido interés por amontonarlo todo: regalos, menús, buenos deseos y cachivaches electrónicos cada vez más pequeños e inmarcesibles. La Navidad es un extraño alto en el camino al que no me permito odiar, apenas odio ya, pero que me irrita porque no creo en el niño Dios de los villancicos ni en todo el mogollón de confetis y ostras que parece rellenar cualquier vacío de nuestra mediocridad. Sin embargo, y aunque no lo parezca, existe una pesadumbre innata en cualquier buen deseo, un extraño conformismo que untamos en cava y que engolosinamos con nuestros hijos, principales víctimas de este brutal desmán incontrolable de toda suerte de presentes y artilugios. Tampoco tenemos misericordia con nuestros amigos, incluso con nosotros mismos, que pensamos que estamos por encima de cualquier avalancha pero que sucumbimos por un beso, por una felicitación o por una palabra amable de un jefe al que probablemente no aguantemos un segundo más. Esta Navidad de la crisis no me parece sustancialmente distinta a cualquier otra: las tiendas parecen llenas, los arbolitos parecen igualmente iluminados y nosotros parecemos tan buenos que apenas nos creemos capaces de haber hecho tantas cabronadas a lo largo del año. La vida tiene el ritmo de la espuma, la Navidad mantiene ese mismo diapasón y esta noche, quizás, me vaya a la cama con un atracón considerable y la barriga repleta de buenos deseos.

o Este artículo lo he publicado hoy en Diario La Rioja en una serie que sale los jueves y que si titula Mira por dónde.

Naranjito de Triana canta la caña

El maestro Naranjito de Triana canta la Caña con la Orquesta de Cámara del Conservatorio de Musica de Sevilla, dirigida por Jesús Bola y con el bello y delicado toque de Manolo Franco. Naranjito era un cantaor excepcional, con una voz bruñida en acero y en este concierto estuvo sencillamente memorable.



Quisiera amarte menos

Toda la violencia del cante gitano de la Tía Encarna, al toque el padre de Raimundo Amador

martes, 22 de diciembre de 2009

La ganadería de Joselito lidió en San Mateo dos toros afeitados

La divisa del torero madrileño reincide en Logroño tras haber sido multada por manipular otros dos astados en la feria del año 2006

El afeitado vuelve a merodear la feria de San Mateo y tal y como anunció este rotativo el pasado 23 de septiembre, dos astados de la ganadería de ‘El Tajo’ y ‘La Reina’, propiedad de José Miguel Arroyo ‘Joselito’ y de su apoderado Enrique Martín Arranz, han dado positivo por manipulación fraudulenta en sus astas. Es decir, que estaban afeitados, o lo que es lo mismo, que les habían cercenado sus puntas de forma antirreglamentaria, lo que constituye un auténtico fraude y atenta de raíz contra los fundamentos éticos que informan la tauromaquia. Los astados afeitados, lidiados por Morante de la Puebla y Rubén Pinar, fueron el que saltó en quinto lugar de la tarde, de nombre ‘Mantilla’, nº 38 y de 541 kilos; y el que cerró el festejo, ‘Habilitado’, nº 23, de 559 kgs, y al que el torero de Tobarra le cortó una oreja. Pero quizás lo más grave y llamativo es que esta ganadería ya fue sancionada por la Consejería de Administraciones Públicas del Gobierno de La Rioja en 2006 exactamente por lo mismo, por lidiar en el coso de La Ribera otros dos bureles manipulados de forma fraudulenta. Aquellos toros fueron ‘Listillo’, nº 25, de 558 kg, lidiado por ‘El Juli’ como primero de su lote y ‘Envilecido’, nº 59, de 623 kg, que le cupo en suerte a Manuel Jesús ‘El Cid’ en quinto lugar de la corrida del 20 de septiembre de aquella feria.

Una multa de más de 12.000 euros. La resolución de la Dirección General de Justicia e Interior sancionará a la ganadería con una multa de más de 12.000 euros y con la prohibición de participar en los festejos taurinos en la Comunidad Autónoma de La Rioja durante el plazo de dos meses. Esta infracción, prevista en el apartado b) del artículo 15 de la Ley 10/1991 sobre potestades administrativas en materia de espectáculos taurinos, fue detectada en el reconocimiento ‘post-mortem’ de las astas que realizaron los veterinarios tras finalizar el festejo y que posteriormente confirmó el Laboratorio de Análisis de Astas de la Dirección General de la Policía. El empresario de la plaza de toros de Logroño, Óscar Martínez ‘Chopera’, declaró en la pasada feria de San Mateo, tras conocer el envío de las astas para analizar, que «no creo que sean los más astigordos que han salido en la feria» y que se «han mandado a analizar por lo que sucedió en 2006 con esta misma ganadería». Diario LA RIOJA trató ayer, sin éxito, ponerse en contacto tanto con el empresario donostiara como con el propio ganadero. En las últimas temporadas han sido sancionadas, además de ésta, divisas como Vegahermosa, Puerto de San Lorenzo y Lagunajanda, entre otras.

o La foto es de Justo Rodríguez y esta información la he publicado hoy en Diario La Rioja.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Dos interesantes artículos en El Periódico de Cataluña


Aunque no soy aficionado a los toros, tengo amigos que sí lo son y me da pena que cada vez que se acerquen a la plaza sean increpados por una pandilla de energúmenos humanistas que no parecen tener nada mejor que hacer que amargarles la tarde a un montón de personas cultas y educadas que no se meten con nadie y llevan su afición con una discreción propia de los asistentes a una misa negra. Dejando aparte el asunto de los derechos de los animales (aunque a mí me cuesta entender que alguien que no tiene deberes pueda tener derechos), lo cierto es que el colectivo taurino, a diferencia de otros, no causa el menor problema de convivencia en nuestra querida ciudad. Disfrutan (o no) de la faena, se van a cenar para comentarla, se toman unas copas, se van a dormir y aquí paz y después gloria. Nada que ver, sin ir más lejos, con la actitud chulesca, prepotente y frecuentemente violenta que suelen adoptar los aficionados al fútbol sin que a nadie (incluida la guardia urbana) le parezca mal. Que yo sepa, los taurinos no se van a liarla a Canaletes, no destrozan el mobiliario urbano y no se lanzan, en grupos de cuatro o cinco individuos, a recorrer la ciudad en coche, borrachos, dando bocinazos y pegando berridos. Que yo sepa, los seguidores de José Tomás nunca se han liado a sopapos con los de Curro Romero. Y nunca nadie en una plaza de toros ha sacado una navaja, un bate de béisbol o una pistola (como sucedió hace años en el estadio de Heysel, ¿recuerdan?). Tampoco me consta que en el ambiente taurino haya pandillas de aficionados descerebrados a los que les dé por linchar al picador. Ni que se barajen unas cifras inmorales (sobre todo en plena crisis económica) como la que tuvo que abonar el Real Madrid por un tal Cristiano Ronaldo. Es decir, que me parece injusta la inquina que despierta esta pobre gente en ese extraño magma de independentistas, amigos de los animales, sociópatas antisistema y sensibleros de toda laya en el que consiste el colectivo antitaurino barcelonés, bajo el que intuyo una intolerancia, un dogmatismo, una falta de sentido del humor y una mala baba francamente preocupantes.


Respeto pero no comparto las razones de los abolicionistas. Y creo, sin que ello suponga desmerecerlas, que no habrían conseguido un respaldo popular tan amplio ni la toma en consideración parlamentaria de su iniciativa de no haber recibido el impulso –a mi juicio decisivo– de aquel estado de opinión proclive a marcar distancias de cuanto se considere hispánico, que gana terreno cada día que pasa en Catalunya. Por eso hace tiempo di por perdida esta batalla y no he participado en el debate, aunque me he manifestado siempre contrario a la prohibición de los toros, sosteniendo que es falso que se trate de una fiesta ajena a la tradición catalana (los toros son una fiesta mediterránea, ritualizada –eso sí– a partir del siglo XVIII en la Villa y Corte, y en los cortijos), y añadiendo que una tradición tan arraigada como esta merece desvanecerse en su caso por consunción, sin afrentarla a la hora de su ocaso con un repudio formal. Y si hoy –cuando todo el pescado está ya vendido y se ha iniciado el proceso que lleva a la erradicación de los toros en Catalunya– vuelvo sobre el tema es solo para formular un ruego a nuestros legisladores. Me ha venido a la cabeza al recordar cómo termina la novela Quo Vadis. Lo hace con una carta de Petronio dirigida a Nerón, en la que –con aquella verdad que resplandece siempre al acercarse la muerte– el artista se despide del déspota diciéndole –cito de memoria– estas o parecidas frases: «Envenena pero no cantes, asesina pero no bailes, martiriza pero no toques la cítara». Pues bien, dejando al margen a aquellos diputados que voten por auténtica convicción proteccionista, a los que respeto, lo que yo les pediría al resto –sin duda numeroso– de legisladores catalanes que por mandato legal ostentan mi representación es que, llegado que sea el momento de la decisión final, voten lo que sin duda van a votar, pero –por favor– que no me den explicaciones altisonantes de su voto, que no me den lecciones de moral y de civismo, que no me quieran hacer creer que la razón profunda de su decisión es el pensamiento abolicionista. No les voy a creer. Sé quin peu calcen.

Victorino no lidiará en Las Ventas en 2010 (nota de prensa)

La ganadería Victorino Martín ha decidido no lidiar en la Plaza de Toros de Las Ventas durante la temporada 2010. Tras un meditado análisis de la camada disponible para el próximo año, consultada in situ con los veedores de Taurodelta, se ha llegado a la conclusión de no acudir a Madrid, toda vez que no existen las garantías necesarias para reunir un conjunto de toros de la máxima confianza del ganadero y plenamente acordes con las exigencias de la afición madrileña.

La camada de este año fue seriamente afectada por problemas sanitarios producidos hace cinco años, que obligaron al ganadero a una fuerte reducción de los animales disponibles con los guarismos 5 y 6, precisamente los correspondientes a la camada que se lidiará este año. Victorino Martín, que dispone de 16 corridas para el próximo año, considera que el respeto a la que ha sido y es su plaza emblemática aconseja aguardar hasta disponer de un encierro de las máximas garantías para esta plaza.

o En la foto de Juan Pelegrín, el último toro (lidiado en quinto lugar en pasado 4 de octubre) de la última corrida de esta divisa en Las Ventas; le correspondió a Diego Urdiales que fue ovacionado. El toro, herrado con el nº 121, llamado 'Galletero', cárdeno, 582, 10/04, fue despedido con pitos

domingo, 20 de diciembre de 2009

Así se abre el telón

Un viaje por el interior del Teatro Bretón un día de función y con las personas que consiguen que desde el patio de butacas todo parezca posible


El escenario de un teatro está siendo permanentemente construido y destruido. De un amanecer incubado en cenizas se pasa al día siguiente, o en apenas unas horas, a un paisaje de castillos normandos o a un desolado espacio surrealista que casi por arte de magia toma vida, luces y colores cuando se levanta el telón y comienza la función. Pero detrás de las bambalinas, de los argumentos, de las canciones o de las epopeyas, se cita un ingente grupo de personas que hace posible que el mundo se detenga unas horas sobre esa candente que dicen que no quema (o quizás sí) pero en la que la vida explora siempre sensaciones profundas: amor y desamor, desencanto, venganza, deseo, traiciones... desconsuelo, risas, explosiones; todos los universos caben en escena. Pero no es un milagro, aunque lo parezca, es el resultado de un trabajo en equipo concienzudo, extremadamente profesional y repleto de historias.

o Para continuar leyendo pinchad aquí. Las fotos son de Antonio Díaz Uriel y el artículo lo he publicado hoy en Diario La Rioja.

El toreo se cita ante su futuro en Cataluña

José Tomás está dispuesto a vérselas 'mano a mano' con Ponce en Barcelona para reivindicar el derecho de la fiesta

Paraísos Perdidos es un maravilloso libro de Juan Pedro Bator en el que se relata literaria y visualmente la desolación y la transformación que han sufrido los litorales de España. Una de las imágenes -la que acompaña esta pieza periodística- es de un cartel de la plaza de toros de San Feliu de Guixols, uno de aquellos cosos catalanes en los que triunfó Antonio Borrero 'Chamaco', un novillero de Huelva que se hizo rico en los años sesenta toreando solo en Barcelona «con dos más». Novillero y rico, que se dice pronto. El viernes, por un estrecho margen, la ILP que quiere prohibir las corridas de toros en Cataluña, fue admitida a trámite y en primavera, si el calendario del Parlament cumple los plazos, pueden prohibirse por ley los toros en aquella parte de España. Sin embargo, no todo está perdido y parece que el toreo, ganaderos, empresarios, profesionales y empresarios están dispuestos a dar la batalla hasta el final para que la votación decisiva no arroje a las corridas a la clandestinidad en las cuatro provincias catalanas. El apoderado de José Tomás, Salvador Boix, ha declarado que «ahora es cuando hay que unirse más que nunca, trabajar duro y debatir para defender lo que es nuestro y nos quieren quitar». De hecho, José Tomás, que ha cambiado completamente el devenir de la Monumental de Barcelona con sus grandes actuaciones en ella, también parece decidido a seguir presentando batalla. «José Tomás es un torero que ha demostrado muchísimas veces su compromiso con la fiesta de los toros en Cataluña. Él ama torear en la plaza de Barcelona, donde tantos triunfos ha conseguido, y está convencido que lo seguirá haciendo», aseguró Boix el día antes de conocerse que el diestro de Galapagar estaría dispuesto a volver a Barcelona en un 'mano a mano' con su principal rival en los ruedos, Enrique Ponce, torero con el que no ha compartido cartel desde que reapareció en el 2007. En declaraciones a 'El Correo', el empresario Pablo Chopera afirmó que «esta votación forma parte de un proceso que, por el momento, ni es irreversible ni definitivo. Queda margen de maniobra y mucho trabajo por hacer. En primer lugar convencer al conjunto de la sociedad de que en democracia, no es posible conjugar el verbo prohibir».

o El Viti, muy afectado Santiago Martín, 'El Viti', una de las más grandes figuras de todos los tiempos, se mostraba muy afectado: «Es catastrófico que algunos políticos se dediquen a extorsionar las tradiciones históricas. Nunca había pasado horas tan duras psíquicamente. Esta cornada contra la libertad es la más dolorosa». El diestro barcelonés Serafín Marín esta dolido pero no está por la labor de arrojar la toalla: «Dentro de lo que cabe, el resultado ha sido positivo. La diferencia ha sido mínima. Los antis han ganado unos votos pero no la guerra». Y el escritor Mario Vargas Llosa dijo que ésta es una decisión que «muy poco tiene que ver con el amor a los animales, más bien es una decisión política que pretende marcar una diferenciación con el resto de España. Quienes alegan amor a los animales deben saber que si prohíben la Fiesta, los toros de lidia no tendrán una existencia bucólica, sino que se extinguirán». Este artículo lo he publicado hoy en Diario La Rioja.

Los toros: salvación de mentira, realidad de condena (Otra vez la Tercera de Abc)

Por GONZALO SANTONJA (La tercera de Abc)

La crisis económica, dramáticamente acentuada día a día, de la que ni siquiera se han salvado los entierros (ha caído en picado la venta de coronas, los mensajes por internet están acabando con las esquelas, los chinos se están adueñando del negocio de los féretros), también ha causado estragos en el mundo del toro, imponiendo una disminución notable en el número de festejos. No podía ser de otra forma; la crisis es para todos. En consecuencia, en los campos del bravo permanecen varios cientos de cinqueños sin lidiar, toros que carecen de perspectivas en la Fiesta al salirse de la edad reglamentaria. Como los ganaderos no pueden permitirse el lujo de mantener en barbecho tan crecida legión de morlacos, quimera que ecológicamente representaría un desatino al romper el equilibrio delicado de la dehesa, su destino fatal apunta hacia los mataderos. Salvo que los anti taurinos pasen de la retórica gratuita a los hechos respetables. Magnífica ocasión, sin duda, la que se les ofrece. Al alcance de la mano tienen la posibilidad de salvar a varios cientos de cinqueños de una tortura cierta. Si no intervienen a favor suyo, esos animales quedarán abocados a la cita del matarife, muerte anónima y ¿con sufrimiento o sin sufrimiento? Ojos que no ven, corazón que no siente, suele decirse. Pero la cuestión es otra: quién es el que no sufre, ¿el anti taurino o el toro? En definitiva, ¿de qué se trata? Porque ahí radica el quid del asunto: ¿de una preocupación sincera o tan sólo de cubrir las apariencias, volviendo la cara a la realidad? Esta gavilla de interrogantes nos conduce en línea recta a la cara oscura del fin de la vida de los toros salvados de la presunta tortura de las corridas. Salvación que es condena, contradios evidente, y condena multiplicada. Ya que con los toros irán las vacas bravas y otro sinfín de animales (caballos, bueyes, becerros, novillos), porque la intensidad de esta crisis, acentuada por su prolongación, conlleva un efecto colateral insalvable: la reducción drástica de las explotaciones ganaderas, de modo que muchos cinqueños ahora mismo estarán agotando su último viaje en pródiga compañía. Caravanas de muerte, comitivas de acabamiento. En lugar de toreros y plazas, matarifes y espacios lúgubres, lugares dominados por un olor a sangre y a vísceras, simplemente desagradables para nosotros pero que los animales entienden en su mortal significado, paralizados de espanto. «Ir como las ovejas al matadero», esta frase lo dice todo.
Hace pocos días me llamaron de uno de esos establecimientos. Había pedido al director que me avisara cuando recibiesen una punta de vacas bravas, y así fue. El hombre cumplió y, haciendo de tripas corazón, allí que me presenté, coincidiendo en las oficinas con el ganadero, un criador de linaje del campo charro, serio y de carta cabal, de pocas palabras, que en ese momento se mostraba desalentado y triste. Antes de marcharse, se asomó al patio. Quería ver a sus vacas por última vez.
Encaste el suyo de los duros, el manejo de esas vacas en el campo, y no digamos el de los toros, resulta especialmente áspero y comprometido. Son animales violentos, que protestan y que al menor descuido dan un disgusto. Se arrancan sin previo aviso, cortan el terreno con sentido y saben encontrar el instante propicio y la distancia favorable. El mayoral, hombre que nació a su vera, las ha pasado canutas. «Todos las temporadas me dan algún susto», le he oído decir muchas veces. «Las cosas hay que hacérselas despacio y bien, con cautela y sin alterarse, la procesión va por dentro». Vacas bravas en sazón y toros en puntas, altivas ellas en el campo y desafiantes sus hijos en las plazas, crecidos en la pelea y entregados a la lucha. Estaban agrupadas en redil, las cabezas bajas, escondidas las de unas en el vientre de las otras, formando un ovillo, negándose a ver y sumisas, aborregadas. Ocupaban el extremo opuesto del patio, el extremo contrario a la sala de la muerte. Nadie las había colocado en ese sitio, ellas solas buscaron ese refugio inútil en cuanto las sacaron del camión. El ganadero se marchó sin despegar los labios, agobiado por la escena, abrumado por la fatalidad de la crisis, sintiendo rabia, haciendo cuentas imposibles en quimera de salvaciones. Aunque las cifras no le cuadrasen, aquella misma mañana tomó la decisión de aguantar otra partida de vacas en principio destinadas a lo mismo. «Vamos a ver -me dijo días después- si el año que viene se da algo mejor». Las vacas acababan de llegar, ya lo he señalado. Dos horas después continuaban inmóviles, paralizadas. Por delante había pasado un rebaño de ovejas. No se movían, no transmitían ninguna sensación de vida. Era como si ya estuviesen muertas. Muertas de terror, agostadas por el espanto. Cuando llegó su hora se dejaron llevar sin la menor resistencia. Insisto: ya estaban muertas. «Ir como ovejas al matadero». Aquellos animales indómitos, orgullosos en la dehesa, avanzaron desmadejados, sin pulso, con los ojos apagados, nada que ver con su mirada intensa en la dehesa o con el brillo feroz y reconcentrado de los toros en las plazas, cuando los toreros se estremecen por los adentros. Las faenas taurinas duran veinte minutos; los tiempos del matadero no se miden por minutos, se miden por horas, dos, tres, seis, con mala suerte el día entero, a veces más. No es lo mismo embestir con ansías de lucha que aguardar enloqueciendo de terror, dominado por el olor de la sangre y los aullidos de la muerte. Minutos veloces frente a instantes de plomo. Que nadie se engañe: las pulsaciones de un toro bravo, que en la dehesa son sesenta, llegan a ciento veinte en la plaza, esto es, se doblan. Pero en la manga sanitaria, la de los reconocimientos obligatorios, se disparan a ciento noventa, a pique de reventar. Esa es la realidad del toro, animal bravo y no mascota doméstica ni peluche de Disneylandia. Sufre más cuando se le protege, porque su instinto es el contrario. Es obvio, por consiguiente, que las horas de capilla en el matadero multiplican hasta el infinito la supuesta tortura de las plazas. Y la disyuntiva es ésta, no hay noticia de otra. Sin embargo, también hay noticia de los estragos colaterales de la mala suerte del toro bravo. Situémonos por un momento en la coyuntura del final de una vacada de tamaño medio, de esas que lidian cinco o seis corridas al año, de veintitantos a treinta toros. Por cada cuatreño o cinqueño, quedan en la vacada a las correspondientes camadas de utrero, erales, añojos, becerros y becerras, no menos de doscientas vacas de vientre, ocho o diez sementales y un sinfín de animales en libertad. Acabado el toro, los becerros no llegarán a añojos, los añojos nunca alcanzarán a erales, los erales jamás serán utreros, los cuatreños perderán un año de vida regalada, las vacas dejarán de pastar, la poderosa estampa de los sementales se borrará del campo. ¿Es esto lo que se busca? Pues declárese así, sin subterfugios buenistas ni encubriendo con palabras engañosas una pretendida salvación con realidad de condena atroz. Los abolicionistas suelen manifestarse como si estuvieran ungidos por el don de hablar con los animales, asistirlos y entenderlos. No existen barruntos que acrediten dicha especie, pero si alguna vez este milagro se obrara, entonces debieran de aprovechar la ocasión para contarles la verdad: «Hermanos toros, os libraremos de las plazas y miraremos para otro lado cuando os conduzcan al matadero. Ya coincidiremos en algún restaurante, abrazos». Claro, también podrían acuñar una tercera vía, haciendo de paso creíble la retórica de sus campañas: que se dediquen a la compra de toros y vacas por parejas, porque son animales que quieren compañía, para instalarlos en el pasillo de sus pisos o en el jardincillo de los adosados, felices todos y para siempre, tardes de paseo bucólico y mañanas de idilio franciscano. Habida cuenta de que los ganaderos harían un buen precio, la ocasión se presenta pintiparada. Verdad o mentira, ahora o nunca. En su última entrevista, concedida a Luis Bagaría y fechada a 10 de julio de 1936, vísperas de la atroz Guerra (in)Civil, Federico García Lorca, a cuyo juicio «los toros es la fiesta más culta que hay en el mundo», se preguntaba «¿qué sería de la primavera española, de nuestra sangre y de nuestra lengua, si dejaran de sonar los clarines dramáticos de la corrida?», afirmación e inquietud que forman parte de su testamento público. Dejando por ahora de lado esas cuestiones candentes de la sangre y la lengua, no cabe duda de que, enmudeciendo esos clarines, se produciría un desastre ecológico de proporciones tremendas. Vacadas extinguidas y campos de golf o urbanizaciones por dehesas, menuda hazaña.

o Gonzalo Santonja fue detenido y procesado durante el franquismo por el Tribunal de Orden Público, rechazó el exilio y volvió a España. Doctor en Filología Hispánica, Diplomado en Documentación por la Escuela Nacional de Documentalistas y "Honorary Fellow in Writing" por la Universidad de Iowa (USA), es catedrático en la Universidad Complutense de Madrid, de cuyos cursos de verano de El Escorial fue cofundador y vicedirector durante sus cuatro primeros años. Rafael Alberti le nombró asesor cultural de su Fundación (El Puerto de Santa María, Cádiz), cargo que también ha ejercido en entidades como Sociedad V Centenario del Tratado de Tordesillas, Sociedad Estatal Lisboa 98 o Nuevo Milenio, y en la actualidad desempeña en la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales. Ha impulsado importantes iniciativas editoriales y coordina premios de poesía tan importantes como el "Jaime Gil de Biedma" de la Diputación de Segovia o el "Rafael Alberti" de Unicaja. En 1994 obtuvo el Premio Nacional de Ensayo y en 1998 el Castilla y León de las Letras. En el 2002 fue nombrado director general del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua. Se le deben estudios, libros y antologías sobre censura, literatura popular española y narrativa social. (información extraída de la Wikipedia).

viernes, 18 de diciembre de 2009

La sutileza cantaora de Mayte Martín encabeza los nuevos Jueves Flamencos de Logroño

La Macanita y Jesús Méndez traen a Jerez; Canela de San Roque, el compás de la bahía; Carmen Corpas, la Málaga más cantaora, y Amador, esa Sevilla jonda y cristalina

Rezuma emociones profundas el elenco de artistas que compone la nueva edición de unos Jueves Flamencos que alcanzan ya catorce temporadas en los carteles. Este año, además, poseen un claro sabor femenino por las excelentes cantaoras que se dan cita y, además, viajeros porque proponen a los aficionados un paseo por varias de las estaciones fundamentales del cante: desde el compás Jerez y la bahía de Cádiz hasta la polifónica Barcelona con paradas claves en Málaga y Sevilla. Cante bueno, viejo y nuevo, cante y baile, porque ya en primavera (15 de abril) culminará el ciclo con Eva la Yerbabuena y su impresionante ballet flamenco. Y una voz, quizá la más sutil del universo flamenco contemporáneo, la de la catalana Mayte Martín -que vuelve una vez más a Logroño-, y que abrirá el ciclo el próximo 14 de enero de la mano de un guitarrista excepcional: Juan Ramón Caro, que acaba de sacar al mercado su primer trabajo: La Rosa de los Vientos. Y Mayte, que ha lanzado al vuelo una obra a la que ya se puede catalogar como imprescindible: Al cantar de Manuel, basada en poemas de Manuel Alcántara y que guarda dentro de sí todas las fragilidades y una belleza inusualmente conmovedora. Mayte vendrá flamenca como flamenca irrenunciable es Tomasa Guerrero 'La Macanita', la voz con más rajo de todo Jerez, una auténtica fiera del cante, una flamenca de raza que también está de estreno merced a otro discazo, diferente a su primera obra, pero repleto de inspiración. El resto de los cantaores son Jesús Méndez, que está asombrando por el eco de su poderoso diapasón; Canela de San Roque, un veterano al que no se le escapa ni un gramo de compás; la malagueña Carmen Corpas. y el sevillano Juan José Amador, una voz con un sonido inimitable. (Esta información la he publicado en Diario La Rioja),

Los conciertos de la XIV edición
o Mayte Martín, con el toque de Juan Ramón Caro (14 de enero en el Teatro Bretón).
o Jesús Méndez, con la guitarra de Manuel Valencia (28 de enero en el Salón de Columnas).
o Tomasa Guerrero 'La Macanita', con Parrilla, Gregorio y el 'Chícharo' (11 de febrero).
o Canela de San Roque, con Antonio Carrión (25 de febrero).
o Carmen Corpas, con Pedro Barragán (11 de marzo).
o Juan José Amador, con Ramón Amador (25 de marzo).
o Eva Yerbabuena, gala flamenca y ballet flamenco en el Teatro Bretón, el 25 de abril .

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Blog de ideas de Pablo G. Mancha. (Copyleft) –año 2005/06/07/08–

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