viernes, 29 de septiembre de 2017

Rafael González salvó una tarde de pura mansedumbre

Sonia Tercero
Fracaso sin paliativos de los novillos del Conde de la Maza y sólo disposición de Valencia y Valadez

La segunda novillada del ciclo arnedano se iba desplomando merced al indisimulado mal juego de los utreros del conde de la Maza: altos casi todos, armados como para la guerra de Corea y orientados al segundo lance como sendas gotas de agua. Novillada seca, peligrosa y sorda. El riesgo no trepaba a los tendidos y la corrida poco a poco se fue convirtiendo en un gran bostezo. Los novillos sevillanos echaron el freno de mano casi de salida. Abrían el portón, comparecían de estampida y comenzaban a cavilar en capote. En el caballo las peleas tenían un aire extraño porque los animales ni empujaban ni parecían notar el castigo en sus lomos. Una cosa rara de suerte de varas anodina y ramplona como el discurso general de la corrida. El tercero pareció un poco mejor, pero fue un espejismo que se desvaneció en sexto, puesto que el burraco 'Cerradito' salió colocando la cara desde los chiqueros. ¡Éste parece otra cosa!, dijo una señora en el tendido. Y lo fue, y nos salvó la tarde y le ofreció la oportunidad al novillero toledano de expresar que en el interior de su vestido se mueve un corazón a impulsos de un torero. 'Cerradito' no fue ni mucho menos sobresaliente, pero tenía virtudes como la fijeza, la humillación y algo de entrega, lo que lo distanció sideralmente del resto de sus hermanos. González lo toreó con sumo gusto y verdad por ambas manos, especialmente por la derecha, pitón por donde el utrero tenía más recorrido y emoción. Lo mató de una buena estocada y el público pidió la oreja por aclamación. Rafael González salvó la tarde pero es imposible pasar por alto el lamentable juego de la novillada de Poli Maza, que además de ganadero, es tuitero y le gusta proclamar sus verdades por el ancho mundo del ciberespacio. Pues bien, el conjunto de astados que lidió ayer en Arnedo constituyó un absoluto fiasco y una decepción para los aficionados toristas que le esperaban como agua de mayo. Y además del público, los más damnificados fueron los otros dos novilleros de la terna: Guillermo Valencia y Leo Valadez. Ninguno de los dos tuvo la más mínima opción, ni una rendijilla para colocar la muleta y torear. A Valencia se le pararon sus toros antes de coger la muleta y a Leo Valadez, que venía con la vitola del gran triunfo del año pasado con los astados de Baltasar Ibán, se le atragantó la espada en el quinto. Escuchó dos avisos y se libró del tercero de puro milagro. Menos mal que al final un novillo de pelo burraco y memoria de la bravura se cruzó con Rafael González. o Esta crónica la he publicado en Diario La Rioja

lunes, 25 de septiembre de 2017

32.000 almas en un San Mateo con poco toro

Justo Rodríguez
El corridón de Victorino, el gran triunfo de Juan Bautista y la tarde de Urdiales marcaron la Feria Matea

El público volvió con fuerza a La Ribera en un abono en el que volvió a decepcionar el capítulo ganadero

San Mateo se salda con un balance de catorce orejas, dos puertas grandes (Juan Bautista y el novillero Leo Valadez) y dos astados premiados por su bravura con la vuelta al ruedo: el victorino ‘Vencedor’ y el estupendo novillo ‘Palomo’. Los dos diestros que los lidiaron salieron a hombros por la puerta grande. Esta feria venía marcada por las ausencias consabidas de Morante, ‘El Juli’ y José María Manzanares y se ha saldado con unas 32.000 personas en los tendidos en seis tardes, contado con la novillada, que arrastró al coso de La Ribera la nada desdeñable cifra de 2.500 personas. Es decir, que a pesar de las bajas de tres de las principales figuras del toreo contemporáneo y sustituciones como las de Antonio Ferrera, el público de Logroño ha vuelto a responder a la llamada de los toros a pesar de los precios tan altos, que es una queja generalizada entre los logroñeses. En la cúspide artística se sitúa Victorino Martín y su encuentro con el francés Juan Bautista. El diestro galo cortó tres orejas a una extraordinaria corrida del ganadero de la A coronada. Una corrida seria, baja y a la vez terciada, muy en el prototipo de hechuras de una ganadería esencial y que nunca debe faltar en el abono de San Mateo. De seis toros embistieron cinco, se pidió el indulto a uno de ellos y la gente salió emocionadísima del coso. Es difícil pedir más. Diego Urdiales cuajó ante la corrida de El Pilar su tarde más profunda en La Ribera, cosa nada fácil puesto que su hoja de servicios en esta plaza es apabullante. No salió a hombros porque el presidente Manuel González no lo consideró oportuno pero cuajó la faena más profunda del abono mateo. Enrique Ponce y Talavante fueron las únicas dos figuras que justificaron su paso por San Mateo. El de Chiva se las vio en un cartel muy pobre y toreó a placer a un juanpedro, y Talavante cortó dos orejas con suma facilidad a sendos astados de Jandilla. Estuvo bien el torero extremeño pero puede estar mucho mejor. Los fracasos más estrepitosos fueron el de Miguel Ángel Perera y Cayetano, los dos parecieron abatidos y derrotados toda la tarde, como si el luminoso toreo de Urdiales les hubiera deslumbrado dramáticamente. Perera ha sido un torero con mucho tirón en Logroño pero no fue capaz de hilvanar casi ni una serie a ninguno de sus dos toros de El Pilar. Roca Rey cortó una oreja pero distó mucho de lo que se esperaba de uno de los toreros que con más fuerza ha asaltado el escalafón. Este año da la sensación de que la temporada se le ha hecho demasiado larga. José Garrido sustituyó a Antonio Ferrera y le cupo en suerte a un gran toro de Juan Pedro Domecq. Le cortó un oreja pero estuvo muy por debajo de la entidad del animal, el de más clase de todos cuantos se han corrido este año en Logroño. La corrida más decepcionante fue la de Zalduendo. Seis toros realmente impresentables por falta de hechuras (el peso les sobraba) y por unas caras desangeladas y lavadas. El mayor fracaso fue el de Ginés Marín, triunfador de San Isidro, que con muy pocas opciones, encima pecó de un toreo demasiado ventajista. Juan del Álamo estuvo acelerado y sin sitio y el mayor de los Adame pasó de puntillas. Su hermano cortó una oreja en la de Juan Pedro Domecq, pero la verdad es que ninguno de los dos mexicanos justificó su contratación en San Mateo.

Orejas. Juan Bautista (3 y  puerta grande); Leo Valadez (2 y p. g.); Talavante (2); Roca Rey, Ponce; Luis David Adame, Diego Urdiales, Curro Díaz (1); además de las de los novilleros Alfonso Cadaval y Toñete. Total: 14 orejas.

32.000 espectadores. Distribuidos de la siguiente forma: novillada: 2.500; día 19: 7.200; día 20: 4.000; día 21: 7.500; día 22: 4.000; día 23: 5.000; a los que hay que sumar los 3.500 del concurso de recortadores del domingo.

Dos vueltas al ruedo para toros destacados. El toro ‘Verdadero’, nº 90, de Victorino Martín, lidiado por Juan Bautista (día 23) y el cuarto novillo de La Quinta, ‘Palomo’, nº 106, lidiado por Leo Valadez (día 18). Ambos diestros salieron por la puerta grande.

Ganaderías. Corrida desastrosa fue de Zalduendo por impresentable y mala; Jandilla estuvo en el límite y en la de Juan Pedro hubo varios con opciones. El Pilar fue fiel a su encaste y a su desigualdad. Por encima de todas destacó la gran corrida de Victorino Martín. La novillada de La Quinta dio un juego muy interesante.

Los toreros más decepcionantes. Miguel Ángel Perera y Cayetano pasaron como dos sombras por Logroño. Fracaso sin paliativos. Hermoso de Mendoza también se fue de vacío y Roca Rey, a pesar de la oreja, no dejó buenas sensaciones.

Juan Bautista obtiene el premio a la Mejor Lidia de San Mateo El Trofeo Ciudad de Logroño, promvido por el Ayuntamiento y El Club Taurino Logroñés, y que valora la mejor lidia de la Feria de San Mateo, ha ido a parar al diestro galo Juan Bautista, por la faena relizada la última corrida del abono al toro ‘Vencedor’ de Victorino Martín. Por otra parte, la IV edición del Premio Taurus al Toro más Bravo es para ‘Verdadero’, n°90 de enero de 2013 y 517 kg, negro entrepelado de Victorino lidiado en segundo lugar por  Juan Bautista el dia 23 de septiembre de 2017.  Además, el II Premio Víctor Barrio a los valores de la tauromaquia ha sido otorgado a Jose Luis Torres y Estefania García de ‘Festejo de Hoy’, por su valor para evitar el salto del antitaurino Peter Janssen a la plaza de toros de Logroño el día 19 de septiembre en la faena de Alejandro Talavante. La Peña Taurina El Quite, que concede el premio al quite más artístico de la Feria, ha decidido otorgarle su premio a José Garridopor el que realizó al toro ‘Lesionado’ de Juan Pedro Domecq. El público de Logroño también vivió con enorme intensidad y afluencia los seis apartados de cada corrida, que se celebran cada mañana en los corrales del coso a las 12.00 horas. Este año destacó como más concurrido en el de la corrida Victorino Martín, que además tributó una sonora ovación cuando los ejemplares fueron enchiquerados. Algo que no sucedía en la ciudad desde hace muchos años. o Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja

domingo, 24 de septiembre de 2017

Victorino rebasa todas las cumbres

Juan Marín
Extraordinaria faena del diestro francés a un toro para el que se pidió el indulto en una corrida completa de Albaserrada 

Juan Bautista y Victorino Martín salen a hombros tras una tarde histórica de bravura y toreo

Victorino es la mejor ganadería de la historia del toreo y ayer en La Ribera reivindicó la bravura indómita y la belleza absoluta del toro de lidia con una corrida sencillamente excepcional, con un conjunto de astados memorable, muy bien presentados, bravos, encastados y nobles. Un auténtico espectáculo, un canto a la lidia en los tres tercios que logró su cumbre en el magnífico encuentro entre un torero francés, Juan Bautista Jalabert -arlesiano por más señas- y un ejemplar de bandera: 'Verdadero', número 90, negro entrepelado, levemente bragado, recogido de cuerna, con la papada breve y fino de cabos a no poder más. Un toro excepcional, que apenas superaba los 500 kilos y que el sorteo citó en La Ribera con un diestro en sazón para que ambos compusieran una verdadera obra de arte.

El toreo en su absoluta dimensión de naturalidad y empaque toda la faena, desde unos inicios muy suaves por alto para llevarse al astado a los medios y que la faena comenzara a confluir el milagro del temple y el secreto de la bravura.

El toro se había empleado bien en varas con un punto de tardanza en el segundo encuentro con el piquero. Alberto Sandoval lo midió ajustando el embroque y el castigo, y Rafael González se lució en banderillas. El toro ya dejó claro en el capote de Román que tenía un temple natural exquisito y el francés manejó sus muñecas con un acento cartesiano. Faena de estructura netamente clásica y académica, en la que fue jugando perfectamente con ambas manos para lograr tres series de naturales profundos, largos, templados e interminables. Juan Bautista no se rompe toreando. Su aparente frialdad la combina a la perfección con una sobresaliente técnica y un empaque vertical muy mecido. A medida que la obra fue creciendo en cuanto a su timbre y a su intensidad, el toro iba recreciéndose en su bravura y humillación, en la largura y la profundidad de sus embestidas. Comenzaron a aflorar los pañuelos solicitando el indulto. Juan Bautista, antes de cuadrarse, toreó al natural con la mano derecha, casi como flotando a lomos de la sensación embriagadora del toreo tan perfecto, tan encajado y reunido con el magnífico burel. La petición de indulto crecía y crecía y los avisos del palco se mezclaban con el gesto del propio ganadero, que con su mano le hacía el gesto a Juan Bautista de que estoqueara al toro. La locura se había instalado en la plaza. El francés seguía toreando y el toro embistiendo. Al final, tras sonar el segundo aviso, lo despenó de una soberana estocada. Gran triunfo del galo, pitada sonora para el presidente y enorme ovación al toro en la vuelta al ruedo al magnífico burel. Juan Bautista cortó otra oreja más al quinto, otro toro con una embestida tremenda por el pitón izquierdo. Tarde redonda de un francés que ayer conquistó Logroño.

Curro Díaz obtuvo una oreja en el primero. Otro toro de nota, con una embestida por el derecho dotada de enorme ritmo. Dos series de embroque a media altura y de corto recorrido le sirvieron para triunfar. Román, que se presentaba en Logroño, lo dio todo. Falló con la espada en el tercero, un animal con temperamento, y no terminó de acoplarse del todo con el que cerraba tarde y feria, un ejemplar largo y serio que tenía un pitón izquierdo que valía un cortijo. Una tarde para el recuerdo que reconcilió a Logroño con el toreo y que aumenta la leyenda de Victorino. o Crónica publicada en Diario La Rioja

sábado, 23 de septiembre de 2017

Conspiración contra el arte del toreo

Joselito Adame escuchó una cariñosa ovación en el primero y a partir de ese momento se agolparon cinco silencios 

La impresentable y vacía corrida de Zalduendo revienta una tarde con tres de los triunfadores de Madrid

Lamentable corrida de toros vivida ayer en La Ribera; un espectáculo tan descorazonador y plano que comenzó a hacerse imposible en el momento que 'Tirano', el primer Zalduendo, saltó al ruedo. La corrida tenía aroma a fracaso desde que se presentaron los carteles por el anuncio de la vacada que fue de Fernando Domecq, una ganadería que lleva varias temporadas a la deriva y que en la pasada Semana Grande donostiarra se precipitó sin ambages por todas las simas de la más absoluta ausencia de bravura. Aquella tarde, con Morante en el cartel, las hechuras fueron infumables. Por lo tanto, si en Donosti con una gran figura la presencia de los astados dejó mucho que desear, ayer con tres toreros sin la fuerza de Morante, la lógica del mundo taurino marcaba que los toros para Logroño fueran todavía más feos y absurdos. Y así resultaron los seis: absurdos y feos. Resulta complicado describir la vulgaridad de su presencia y más todavía comprender las razones por las que una corrida de este pelo puede llegar a nuestra plaza con dos toreros de la empresa en el cartel: Joselito Adame y Ginés Marín.

Los toreros humillan su cerviz
Está claro que los apoderados no ejercen su labor y que los toreros humillan su cerviz tragando con algo que resulta incomprensible a todas luces. Pero es que todavía hay más, ya que los toros pertenecen a la misma empresa. Es decir, todo el mundo conspirando contra el arte. La empresa, el ganadero, los apoderados (que son todos la misma cosa) y los propios toreros, que asisten en silencio -con mansedumbre impropia y paradójica con su valentía en el ruedo- a semejante bodrio imposibilitando cualquier atisbo de triunfo. Una conspiración contra el arte en toda regla y sin Peter Jansen ni Pilar Rahola como manida disculpa. La única buena noticia de la tarde de ayer es que un nutrido grupo de jóvenes aficionados situados en los graderíos altos mostró su discrepancia con los bóvidos bicornes que salieron al ruedo. ¡La afición exigente de Logroño revivida! Todas las protestas, además, con educación y reivindicando el elemento toro como eje central de un espectáculo maravilloso al que no se comprende desde fuera y que se maltrata demasiadas veces desde sus entretelas. La corrida fue una pantomima y eso no quiere decir que no hubiera peligro ni valor por parte de los toreros y banderilleros que se pusieron delante, pero nació muerta. Los silencios de la tarde iban cayendo a plomo entre las cuatro mil benditas almas que se dieron cita en La Ribera. Por rascar algo se puede contar que el primer toro fue noble y que Adame, que se llevó el lote menos malo, toreó con inercia maquinal. Ligando siempre los muletazos con la pierna retrasada y con la mano por las afueras del cuerpo. Con el mansito cuarto dejó dos series hilvanadas en redondo. El salmantino Juan del Álamo tuvo el peor lote. Su primero además con un peligro sordo y sórdido evidente. Alargó su faena y se las vio con un sobrero muy armado que careció del más mínimo celo. Ginés Marín fue la única luz en la oscuridad de la corrida. Hubo un momento en el tercero de la tarde en que la faena parecía que iba a tomar vuelo pero en la segunda serie por el pitón izquierdo el toro echó la persiana. En el sexto, un animal incómodo y geniudo, intentó lucirse pero era un imposible. Todo su entorno conspiró contra el arte y él estaba solo en el ruedo. o Esta crónica la he publicado en Diario La Rioja

viernes, 22 de septiembre de 2017

Un robo de puerta grande

El diestro de Arnedo reventó literalmente a un Miguel Ángel Perera perdido y a un Cayetano que juega en otra liga 

Urdiales ofrece la mejor tarde de su vida en Logroño, desnuda el toreo y el palco le niega un triunfo histórico en Logroño

Diego Urdiales desnudó el toreo ayer en Logroño. Meció el capote de una manera sublime, toreó en redondo y al natural como nadie, enterró la espada en la yema y el presidente de la corrida, con una actitud que no alcanzo a comprender, le robó la puerta grande de una forma clamorosa. No tiene explicación lógica el ridículo tan espantoso que hizo el palco, con Manuel González a la cabeza y con el asesor Salvador Arza a su izquierda. Increíble. La plaza le hizo dar una segunda vuelta al ruedo a Urdiales (yo hubiera dado tres o hasta cuatro, si se me apura), gritó ¡torero!, ¡torero!, ¡torero! y le devolvió la afrenta al usía con una pitada que hacía años que no se recordaba en el coso logroñés. En este caso no había disculpa posible, ni la espada ni la emoción ni el toreo. Incomprensible y más que triste: patético.

Pero mucho más allá de las orejas, de los triunfos, está el toreo, el refugio en el que Urdiales habita desde niño y que, tal y como demostró ayer (una vez más) interpreta como nadie. No existe ahora mismo ningún torero en escalafón que se le acerque ni soñando. Y buena prueba de ello fue su faena al cuarto, un toro altiricón, feo de hechuras, manso, con embestidas desordenadas como un sudoku. Y allá que fue Urdiales para dictar una verdadera lección. Comenzó en redondo, tan suave, tan enterrado en la arena, tan sabio con las alturas, que 'Sombrerero' comenzó a caer hipnotizado en los vuelos. Urdiales le firmó dos soberanas tandas por ese lado hasta que sacó la izquierda y la plaza cayó rendida a sus pies. Perito en torería como perito en lunas, en un ademán al salir de una tanda, el toro se le vino por la espalda y le dio un volteretón espantoso. Ni se miró el diestro. Henchido y tremendo, se fue de nuevo hacia el astado y le cuajó la mejor tanda de naturales que se ha dado en esta plaza desde que se inauguró en el 2001.  Fue sencillamente excepcional, compás, duende, ritmo. Toda la belleza del toreo resumida en esa serie de muletazos que le brotaron a Urdiales de lo más recóndito de su alma. No había dolor, tan sólo el asombro de la tauromaquia, la insospechada naturalidad de un tipo jugándose su vida con una entereza que destierra para siempre cualquier mediocridad. La grandeza del toreo en su máxima expresión. Se llama Diego Urdiales, nació en Arnedo y marca las diferencias.

Y el resto...
Y buena prueba de ello es lo que sucedió ayer con sus dos compañeros de terna, y fundamentalmente con Miguel Ángel Perera, que no estuvo, que quedó literalmente barrido por el toreo que acababa de contemplar. En sus dos toros, además, y de forma mucho más acusada en el quinto, un astado de una clase excepcional por el pitón derecho. No fue capaz de darle ni uno y estuvo a la deriva sin lograr plasmar absolutamente nada con un animal que no consentía el más mínimo desajuste. Cayetano también tuvo un buen toro: el cuarto, al que masacró en varas. La faena quedó en nada. En el sexto dibujó una actuación ventajista en la periferia del toro y del toreo. Daba la sensación de que ambos diestros jugaran a otra cosa. Porque ayer entre lo que hizo Urdiales y sus dos compañeros de terna existe tanta distancia que casi da miedo hasta pensarlo.

«Yo he sentido el toreo y los olés rotos de toda la plaza»

El mosqueo que se vivió ayer en la plaza de toros de Logroño tardará en olvidarse. La actuación del palco del coso de La Ribera no dejó indiferente a nadie porque la petición de la segunda oreja para Diego Urdiales fue unánime. El torero de Arnedo no quiso hacer ninguna valoración sobre la actuación de la presidencia: «Me quedo con lo que he sentido en la plaza, con la tarde que he dado a mi público y con lo que he podido sentir toreando con el alma. A estas alturas de mi carrera eso es lo más importante. El resto, sinceramente, me da exactamente igual».

-¿Se encuentra bien de la voltereta?
- Sí, me duele un poquito en la zona de la axila y voy a pasar a la enfermería; es como si tuviera un desgarro.
-¿Qué ha sido lo más importante de la faena al primero?
-Le he sentido la calidad desde el capote, aunque también sus escasas fuerzas, por eso he tenido que ir haciendo todo con extrema suavidad.
-¿Había que consentirle mucho?
-Era fundamental afianzarlo primero para que no perdiera las manos. Cualquier violencia en los toques le sentaba fatal, pero yo he notado que si era capaz de darle el temple necesario me podía valer.
-¿Y el cuarto?
-Ha sido un toro muy clásico de esta ganadería. Con tendencia a salirse suelto, como distraído siempre y muy informal desde que ha salido.
-¿Cuál ha sido la clave de la faena?
-Creo que básicamente el temple, por la derecha lo he ido afianzando mucho al principio para luego tomar la izquierda, que era el mejor pitón.
-¿Se ha confiado a la salida de la serie cuando el toro le ha dado la voltereta?
-Nunca terminas de confiarte, pero la verdad es que se me ha venido de forma inesperada.
-Entonces, la gente se ha vuelto loca...
-Son esas cosas que suceden, pero yo sabía que la faena tenía todavía un gran número de argumentos por explicar.
-Gran estocada aunque el toro ha tardado en doblar.
-Era una animal muy grande, pero estoy muy contento del momento que atravieso con la espada.
-¿Con qué se queda de la tarde?
-Con el toreo, estoy feliz con lo que he sentido y muy orgulloso de todo lo que me ha dado la plaza de Logroño. Ha sido una tarde inolvidable.
-¿Qué le queda de temporada?
-El sábado toreo en Talavera de La Reina y un festival en Salamanca con Tomás Campos.
o Artículo publicado en Diario La Rioja

jueves, 21 de septiembre de 2017

EL DÍA QUE LOGROÑO SE ABRAZÓ A SÍ MISMO



Hoy se cumplen diez años del indulto del toro Molinito de Victorino Martín por Diego Urdiales 

De pronto miré hacia arriba y un señor con bigote estaba llorando. Los lagrimones se despeñaban por sus mejillas mientras se abrazaba con un amigo de un amigo suyo que no conocía mucho pero que había venido a los toros porque otro amigo se había perjudicado la noche anterior y le dio pereza levantarse. Chopera se abrazaba con Victorino, después Victorino con Diego y Diego con Villalpando, con Victorino y hasta con Chopera. Yo me abracé con todo el mundo. La plaza se abrazaba a sí misma. Todo el toreo fue un abrazo, una conspiración contra lo determinado, una constatación irrefrenable del sentido impredecible de una corrida de toros. Molinito se encontró con Urdiales tal día como hoy hace diez años. El toro se hizo inmortal y el torero de Arnedo comenzó a salir del ostracismo para convertirse en el icono mismo del toreo contemporáneo. Nada estaba dispuesto. Diego ni siquiera estaba en el cartel. Pepín Liria cayó herido en Murcia y Chopera llamó a Urdiales para cubrir el desaguisado de una feria con un carrusel impresionante de sustituciones. Y Molinito tampoco era para Logroño. Tanto es así que había estado en los corrales de Pamplona acompañando a los seis hermanos que corrieron el encierro. Fue a la capital foral sin estar en la corrida ni colocarlo como sobrero. Una cosa rara, como él, un toro raro. Largo, zancudo, serio, abierto de cara y ofensivo. Humilló en el capote pero no lo hizo en la muleta. Tenía fijeza y cojones, muchos cojones. Un torbellino fue, un huracán desatado que llegó a los tendidos desde que salió a La Ribera y Urdiales lo cuajó a la verónica. Empujó por derecho en el caballo y allí que se plantó Diego, con aquel vestido blanco y plata de la alternativa. 

Torerillo juncal y fino 
que arriba se vino 
para poder y someter 
al toro gris marengo
de Victorino

Blanco y plata como una premonición de vida. Se coreaban los muletazos. La plaza loca, el frenesí del toreo. Los pañuelos comenzaron a aflorar en los tendidos, uno aquí y ciento allí en dos segundos. Miles en un minuto. Urdiales siguió en natural y después, por redondos. La locura. Tomó la espada, se perfiló sin intención de muerte. Dejó la espada. Por redondos y al natural. Por natural y en redondo. Antonio González Suberviola en el palco, teléfono en mano. Como Landelino Lavilla en la presidencia del Congreso evacuando consultas. Los pañuelos volaban, Urdiales toreaba hasta que apareció el moquero naranja, que nadie pensaba que existía, pero que estaba allí, en el palco a la mano del usía.

Torerillo juncal Urdiales 
que arriba se vino 
para poder y someter 
al toro de Victorino
por naturales

lunes, 18 de septiembre de 2017

La revolución de la suerte de varas de Alain Bonijol

La cuadra francesa debutó en 2009 y se ha convertido en santo y seña de la plaza para los caballos de picar

En la Feria de San Mateo de 2009 la empresa del coso de La Ribera hizo una apuesta que no pasó desapercibida entre los buenos aficionados: la incorporación al espectaculo taurino de la cuadra frances de picar de Alain Bonijol, un adelantado a su tiempo que ha marcado diferencias (junto a la cuadra de la Real Maestranza de Sevilla) a la hora de preparar sus caballos para ejecutar una de las suertes que es piedra angular del toreo pero que se la mira siempre con lupa desde todas las ópticas del ruedo y también fuera de él. Las mejoras han sido considerables en todos los sentidos. «El cabalo de picar no puede ser una rémora, tiene que contribuir a engrandecer el toreo». Las monturas de la cuadra de Bonijol son finas, valientes, resistentes y rezuman torería. Y además de todo ello, ofrecen a los picadores la posibilidad de convertir la suerte de varas un verdadero espectáculo respetanddo los cánones máximos de un tercio que sonrojaba a muchos aficionados por la poca torería de aquellos percherones imposibles con los que torear era una utopía. La cuadra de Alain Bonijol se encuentra muy cerca de Nimes. Comenzó con un solo caballo tordo llamado 'Sitting Bull', del que cuentan que era capaz de picar, de hacer de alguacillo y hasta de arrastrar los toros. Hoy en su cuadra pastan cincuenta monturas que han revolucionado el caballo de picar porque son de origen anglo-árabe, hispano-bretonas, argentinas y normandas.

Doma
Bonijol explica que «la suerte de varas necesita un caballo que esté bien domado, ni un mulo ni un percherón. Un caballo de picar es parte esencial de la lidia y tras las primeras verónicas de recibo por parte del matador, su primera gran prueba es la del caballo. Tanto el picador como el caballo han de ir por derecho en esa suerte y para lograrlo hay que tener caballos muy bien preparados. Nosotros los domamos para que no se tumben sobre el toro con sus más 600 kilos de peso. Lo que les enseñamos es a resistir la embestida del toro, aguantando su ímpetu pero sin trucos y con nobleza». Uno de los caballos estrella de la cuadra de Bonijol se llama 'Destinado', un animal que ha destacado en muchas ferias francesas por su extraordinario valor. En Vic-Fezensac tuvo que dar la vuelta al ruedo al acabar la lidia por la maravillosa interpretación que realizó de la suerte de varas ante un fiero toro de Dolores Aguirre llamado 'Cantinillo'. El francés Bonijol ha logrado dotar de una nueva prestancia a la suerte de varas. o Artículo publicado en Diario La Rioja

domingo, 17 de septiembre de 2017

El toreo se asoma a Logroño

Hermoso, Talavante, Roca Rey, Ponce, Ferrera, Urdiales, Perera, Cayetano y Victorino son los principales reclamos de la feria

San Mateo cuenta las horas para que se abra el portón y salte a la arena el primer novillo de La Quinta, toda una novedad en un abono que recupera un festejo y que además se suma a la promoción de nuevos valores. La feria acusa tres bajas: El Juli, que no quiso venir por razones desconocidas; Morante, retirado temporalmente del toreo; y Manzanares, anunciado en los carteles originales, pero que no se ha recuperado a tiempo de su delicada operación de cervicales. Al de la Puebla lo sustituye Antonio Ferrera, un diestro que vive su mejor momento artístico de su dilatada carrera, y al alicantino lo hará Miguel Ángel Perera, que se quedó fuera de las combinaciones iniciales. Los carteles más fuertes se apelotonan en tres días (19, 20 y 21), con las principales figuras. La tarde de la mixta con Pablo Hermoso de Mendoza (de gran tirón en Logroño) están dos toreros que no vinieron el año pasado por sendas cogidas: Alejandro Talavante y Andrés Roca Rey. El extremeño acaba de triunfar en Valladolid en un año extraño, con muchas corridas y con un discreto balance de grandes faenas, algo raro en un diestro muy especial que tiene un dominio espectacular del toreo. El peruano es una verdadera fuerza de la naturaleza que en dos años se ha colocado en la cima de la tauromaquia. Hace dos años debutó como matador de toros en Logroño en su primera corrida tras doctorarse en Nimes. Su valor rompe moldes y es uno de los llamados a concitar más público en el coso.

Vuelve Ponce a Logroño
El día 20 es otro de los carteles gordianos del ciclo. Vuelve Ponce a Logroño en un año extraordinario para el diestro valenciano.No se le han resistido ni las puertas grandes de Madrid ni Bilbao y puede ser, por fin, la temporada que descerraje de Logroño, la única del mundo que no ha sido capaz de franquear a hombros. Pero más allá de estos datos está su toreo, preñado de una elegancia y una facilidad en la que cada día ahonda más, tal y como demostró con el indulto del Juan Pedro de la tarde de 'Crisol' en Málaga. Quizás el maestro valenciano dio las mejores tandas al natural de su carrera. El segundo de la terna es Ferrera, autor de la faena más preciosista y torera de San Fermín y que llega a Logroño en un momento de torería excepcional. Puede ser una de las revelaciones de San Mateo y si les gusta el toreo bueno no se lo pierdan. Cierra el cartel el mediano de los hermanos Adame, Luis David, un torero que se destapó este año en San Sebastián con una meritoria faena a un buen toro del Parralejo.

El turno de Diego Urdiales
El jueves 21, día de San Mateo, llega el turno de Diego Urdiales, que sólo se ha ajustado una tarde con la empresa. El de Arnedo cumple diez años del indulto de Molinito y llega con el excelente sabor de boca que dejó en Bilbao con dos actuaciones magistrales. Perera le acompaña en el cartel tras sustituir a Manzanares y cumplimentar una temporada muy regular con faenas y triunfos por doquier. Cierra Cayetano en un año aromatizado por su puerta grande en Pamplona y por muchas tardes demostrando su casta como torero. La del día 22 es una corrida atractiva para el aficionado, básicamente por la presencia de los dos triunfadores de San Isidro, el salmantino Juan del Álamo y Ginés Marín, una de las sensaciones de la temporada y el autor de la única faena premiada en Las Ventas con dos orejas. El prólogo correrá de la mano de Joselito Adame, el mayor de la saga hidrocálida. Se cierra el abono con los toros de Victorino Martín y un cartel con Curro Díaz, que hará su segundo paseíllo este año con los de la A coronada en La Rioja tras su debut en Arnedo, el francés Juan Bautista, y Román, un valenciano que se quiere comer el mundo. Triunfó en agosto en Las Ventas, en julio en Valencia y le cortó una oreja a un Miura en Bilbao. Puede ser una de las grandes bazas de una feria definida por su enorme variedad. o Artículo publicado en Diario La Rioja

miércoles, 13 de septiembre de 2017

Tomás Campos bordó el toreo y obtuvo un pleno de cuatro orejas

Foto: Miguel Pérez-Aradros
El diestro de Llerena, afincado desde hace cuatro años en Arnedo, dio un recital ante los tendidos llenos del coso

El matador Tomás Campos, ganador del Zapato de Oro y afincado desde hace cuatro años en Arnedo, dio un verdadero recital ayer en la repleta plaza de toros de Autol y se entretuvo en cortar cuatro orejas. Pero más allá de los premios, el nivel que dio sobre el ruedo fue extraordinario. Viene de salir por la puerta grande de Fitero y las plazas francesas de La Brède, Orthez y Mimizan y ayer disfrutó e hizo disfrutar ante dos novillos nada fáciles de la ganadería lodosana de José Antonio Baigorri. Especialmente el segundo fue un animal extraordinariamente complejo por su genio y motor. Tomás se asentó desde el primer momento y lo toreó con especial dominio y reunión pasándoselo muy cerca y lanceando con la mano izquierda de forma primorosa. Tanto es así, que fue capaz de reducir el motor del toro y tapar su incómodo calamocheo. Y lo consiguió sobre la base del toreo fundamental, con los vuelos de la pañosa, con una colocación impecable y jugando su anatomía con una elegancia sublime. Fue un verdadero lujo ayer contar con un torero como Tomás Campos en Autol, un diestro que puede marcar diferencias en la tauromaquia por su valor sincero, por su compás y por una personalidad asombrosamente única. o Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja

domingo, 3 de septiembre de 2017

INTELIGENCIA ANIMALISTA

Este fin de semana dos animalistas saltaron al ruedo con un toro en la arena. Sucedió en Francia, en la localidad de Carcassone, un pintoresco pueblecito amurallado situado entre Perpiñán y Tolouse. Un novillo de Miura dio sus primeras carreras por el redondel y desde el tendido de la zona de chiqueros, una pareja (chica y chico) se plantó en la boca de riego en mitad de la querencia natural del astado, que es algo así como ponerse en la vía del tren en un paso a nivel sin barreras. El bicho los vio y se vino a por ellos como una locomotora. La muchacha le sacó la mano como diciéndole para, para, que he venido a salvarte y apretó a correr. Y el novillo, vaya usted a saber por qué, giró en el último instante, y se lanzó a por el incauto bípedo implume. La paliza fue colosal, voló por los aires, se lo pasó de un pitón a otro y ninguno de los de su grupo movió una pestaña por él. Un banderillero le hizo el quite; el toro atendió al capote, pero regresó a por su salvador y le asestó otro viaje tremebundo. Las cuadrillas, al fin, lograron rescatarle y se lo llevaron desmadejado y a rastras al callejón. Nunca se había visto nada igual. Hasta ahora solían saltar con el toro muerto y empezaban a dar botes por el ruedo hasta que llegaba la Policía y se los llevaba entre aspavientos y soflamas. Pero en Carcassone sucedió algo extraordinario porque hay que ser verdaderamente estúpido para lanzarse al ruedo con un novillo vivo. Y además, desconocer profundamente la naturaleza de un animal al que dicen defender. El toro no se apiadó del iluso activista que salvó su vida de milagro y por la intercesión de las cuadrillas, que se jugaron la suya propia por poner a salvo uno de los franceses más tontos de toda Francia. ¿Hubieran hecho lo mismo si fuera al revés? Lo dudo. o Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja

NO FUE PADILLA

No fue Padilla. La corrida del día grande de Calahorra no la suspendió el torero jerezano porque sintió el capricho irrefrenable de fastidiar las fiestas a las más de dos mil personas que habían comprado su localidad. No. La realidad es que el ruedo estaba impracticable para torear, tan blando que los toros hubieran hundido sus pezuñas y que la mínima seguridad de los toreros para moverse por el ruedo estaba totalmente en entredicho. Yo mismo, como tanta gente, bajé al ruedo y comprobé el lamentable estado del mismo. Padilla y ‘El Cid’ decidieron no torear con absoluta lógica y profesionalidad, y Varea, apoderado por la empresa de la plaza, no secundó la decisión puesto que iba contra los intereses de su jefe. No me parece justo echarle la culpa a los toreros, máxime cuando la responsabilidad del coso es tanto de su propietario (Ayuntamiento) como la empresa adjudicataria. La realidad es que no pusieron los medios para solucionar la inundación de la mañana o los que pusieron fueron insuficientes. Es curioso, las reinas, que siempre salen en coche a saludar dando una vuelta al ruedo antes de la corrida, lo hicieron a pie. Yo pensé que era porque como había mucha gente en las taquillas querían demorar un poco el inicio del festejo para esperar a que todo el mundo ocupara cómodamente su localidad, pero no. Lo más lógico es que la corrida se hubiera dado por suspendida por la mañana, antes del apartado, porque parecía imposible arreglar el ruedo con la plaza convertida prácticamente en una piscina y con los artilugios del Gran Prix diseminados por el albero. Digo yo, que si se sabía que iba a llover se podía haber previsto con algo menos de improvisación. Creo que resulta demasiado fácil echar la culpa a los toreros –¡qué vaya usted a saber dónde andarán!– y no mirar un poco hacia adentro y ver las razones por las que en un día en el que no llovió nadie fue capaz de solucionar el desaguisado de un ruedo hecho un patatal. o Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja

viernes, 1 de septiembre de 2017

Padilla encabeza la suspensión de la corrida por el impracticable estado del piso plaza

Foto: Justo Rodríguez
Óscar Eguizábal aseguró que por la mañana los apoderados le dijeron que se daba el festejo: «Nuestra sorpresa ha sido total por la tarde»

Apenas dos minutos antes de las 18,30 horas (media hora después del horario indicado para que comenzara el festejo) un coche armado de megafonía irrumpió en el ruedo calagurritano para anunciar al público que la corrida se había suspendido por el mal estado del piso plaza. Minutos antes, las cuadrillas de toreros, encabezadas por Juan José Padilla –director de lidia por ser el diestro de mayor antigüedad– inspeccionaron el ruedo y tomaron la decisión de suspender el festejo. «En estas condiciones es imposible torear», manifestó a Diario LA RIOJA Diego Robles, apoderado y hombre de confianza del diestro jerezano. Manuel Jesús ‘El Cid’ estaba de acuerdo con la decisión de Padilla y el joven Varea, apoderado por la empresa, se mantuvo en un segundo plano, aunque según Alberto García, su apoderado y a la vez empresario del coso calagurritano, no tenía problemas en hacer el paseíllo. La realidad es que el ruedo no estaba en condiciones, aunque desde los tendidos no era posible apreciarlo. En las zonas de las rayas hacia el tercio y los adentros, el piso se hundía como una goma, lo que imposibilitaba la lidia en unas mínimas condiciones de seguridad para los diestros y los banderilleros. Óscar Eguizábal, concejal de festejos, dijo que habían hecho todo lo posible para que el festejo se celebrara: «Ha llovido toda la noche y los operarios municipales han estado toda la mañana trabajando. Después del sorteo los apoderados nos han comunicado que el festejo iba hacia adelante. Nuestra sorpresa ha sido total cuando han llegado a la plaza y han tomado la decisión de no torear», manifestó el munícipe popular.

Dos mil entradas vendidas
El empresario del coso, Alberto García, aseguró que había «más de dos mil localidades vendidas». De hecho, la cola en las taquillas antes de la corrida llegaban hasta la puerta grande: «Hemos trabajado codo con codo con los operarios del Ayuntamiento para poder llevar adelante el espectáculo, pero no ha podido ser». Cuestionado sobre si no hubiera sido más lógica la suspensión tras el apartado matutino, García manifestó que ese extremo no es «responsabilidad mía».
La noche del miércoles llovió constantemente en Calahorra y a primera hora el ruedo amaneció completamente encharcado y con todos los materiales del Gran Prix celebrado la tarde anterior sin retirar. Surge una pregunta: «¿Se podía haber empleado otra técnica diferente para acondicionar el piso». Robles, curtido en mil batallas, comentó que el error fue no retirar el agua de los charcos: «El albero es muy traicionero porque no drena. Se hizo una mezcla con la tierra y el agua y no ha dado tiempo a que se seque. Yo lo avisé desde el primer momento y le comenté a Padilla que la plaza no reunía las más mínimas condiciones para torear, por la seguridad y por el propio espectáculo». o Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja

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