domingo, 20 de marzo de 2016

Alejandro Gardel, nuevo Zapato de Plata de Arnedo

Justo Rodríguez
Alejandro Gardel, alumno de la Escuela Taurina de El Juli, se proclamó ayer ganador del XV Zapato de Plata de Arnedo. El torero de Pinto se impuso en la votación final a Ángel Téllez y especialmente a Diego Luque, que fue a la postre triunfador numérico de la novillada al cortar dos orejas y salir a hombros del Arnedo Arena en el festejo que puso final la Feria de San José. A pesar del frío, el coso arnedano volvió a registrar una extraordinaria entrada y los aficionados pudieron disfrutar de una novillada variada y entretenida en la que destacaron dos buenos ejemplares del desigual envío de la ganadería de ‘Los Ronceles’, los corridos en segundo y tercer lugar y que a la postre propiciaron las dos faenas más interesantes de la corrida, entre ellas la del nuevo Zapato de Plata, Alejandro Gardel. Ese segundo novillo tuvo un son superior por el pitón izquierdo y la principal virtud de Gardel fue la capacidad que tuvo para ajustar la velocidad del engaño a la noble embestida, que curiosamente era más y más agradecida cuando el vuelo de la muleta viajaba con más suavidad. Gardel cuajó una faena limpia, de trazo impecable y medida de fondo y forma. Hubo naturales muy buenos aunque pecó por momentos de escaso ajuste. Pero la sensación que dejó fue buena y la estocada le sirvió para lograr, de lejos, la faena más importante de la corrida. El segundo de sus oponentes fue un novillo muy deslucido, altiricón y sin celo, muy poco propicio para el triunfo. Diego Luque se llevó el mejor lote, especialmente con el cambiante tercero de la función, un ejemplar con una acusada querencia hacia las tablas en los primeros tercios pero que desarrolló gran nobleza en la muleta. Tuvo mucha clase este novillo con el que Luque intentó torear bien con la mano izquierda sobre todo en los inicios de cada muletazo. Es curioso, con el sexto pareció otro torero, con la figura excesivamente forzada y abusando de un discurso demasiado demagógico con el toro, un animal rajadito pero noble con el que se perdió mucho más en efectismos que en el toreo verdadero. Hubo momentos realmente desafortunados con la mano izquierda citando totalmente fuera del sitio y varios rodillazos que causaron muy mala impresión entre los aficionados por la brusquedad de su toreo. Cortó dos orejas, salió a hombros, pero la decisión del jurado fue distinta al veredicto del público asistente. El peor parado de la tarde fue Ángel Téllez, que tuvo delante los dos peores novillos del encierro y que fue volteado varias veces. En el primero en el inicio de rodillas, y en el segundo de su lote (cuarto de la tarde) en un casi incontable número de ocasiones. Pero Téllez no se miró nunca. De hecho, en ese novillo, el diestro vivió una pelea interior consigo mismo de la que salió victorioso. Es cierto que en ocasiones pareció a merced de una embestida que se metía por dentro y que lo arrollaba, pero lejos de acobardarse, Téllez fue buscando el sitio al novillo presentando cada vez mejor la muleta. Valentía, coraje, entrega, sacrificio, voluntad; es decir, una vergüenza torera a prueba de cualquier contratiempo y que estoy absolutamente seguro de que le hará crecerse como torero. Tiene valor, valor de verdad, valor para pasarse las embestidas por los tobillos y no mirarse tras las volteretas.

o Feria de San José (Arnedo) Novillos de Los Ronceles, desiguales de presencia, pero serios y de juego dispar. Los dos mejores, los corridos en segundo y tercer lugar. Ángel Téllez: Ovación tras aviso y ovación tras dos avisos. Alejandro Gardel: Oreja y silencio. Diego Luque: Oreja y oreja. Plaza de toros de Arnedo. Casi tres cuartos. Alrededor de 2.500 espectadores en una tarde muy fría. Alejandro Gardel logró el Zapato de Plata tras la votación del jurado.

LA GAYUMBADA DE DOMINGO

Miguel Pérez-Aradros
Ayer era sábado pero Domingo Hernández (segundo hierro de Garcigrande, que era la corrida anunciada en Arnedo pero que nadie la vio) mandó a La Rioja una auténtica ‘gayumbada’, que en la jerigonza taurina expresa a las claras una limpieza de corrales en toda regla, con bureles asombrosamente mal construidos que hicieron dramáticamente imposible el milagro de la embestida emocionante. Domingo de ‘gayumbada’ en una tarde de sábado de frío pelón y de niebla pegada como una lapa al Isasa y a las diferentes estribaciones que abrazan la industriosa ciudad del calzado. Todo perfecto (o casi todo) hasta que comenzaron a salir por toriles los ‘gayumbos’ de Domingo, seleccionados por Justo Hernández (ganadero titular) y no se sabe muy bien qué pléyade de veedores. Pléyade seguro que eran, veedores lo dudo, a no ser que fueran a la contra de los intereses de los dos toreros que hicieron el paseíllo ayer en Arnedo: el riojano Urdiales (que le ha mirado un tuerto con esta ganadería en su casa) y Alejandro Talavante, eficaz con la espada, variadísimo con el capote y tremendamente listo con la muleta en ristre para aprovechar como él solo sabe los resquicios que le dieron sus toros y abrir la puerta grande de Arnedo en una tarde en la que anduvo con una superioridad brutal por el ruedo. Tan superior estuvo Talavante que en ocasiones a su toreo le falta profundidad, compromiso cierto. Ayer cortó tres orejas y no hay nada más que objetar, pero me cuesta recordar lances suyos auténticamente buenos, templados, reduciendo la embestida, embraguetándose por derecho con el toro. Me dejó una cierta sensación de muleta volandera, de empeño en muletazos invertidos, arrucinas, bernadinas y todo un arsenal de fuegos artificiales que no puede tapar la ligereza de su toreo. Hubo un punto de intrascendencia en su actuación que me despista y que desconozco a ciencia cierta a qué se debe. Ojo, Talavante no estuvo mal, pero sí muy lejos de esa capacidad suya innata para torear sin aderezos: es decir, para torear. Diego Urdiales vivió una tarde casi imposible, una tarde dura, auténticamente a contrapelo. Tres toros prácticamente imposibles por mansos, secos e inadvertidos, como ese primero con el que rompió la corrida y con el que tuvo que hacer un enorme esfuerzo para lograr series en redondo con ese final roto por abajo. O el tercero, con el que se extendió –quizás demasiado- y al que dibujó dos naturales excelsos en un océano de esfuerzos baldíos. Todo esto, rematado por el mansísimo quinto, castaño, acaramelado de cuerna, y un baldón para cualquier ganadero que se precie de ser tal cosa. Y con esa cosa, Urdiales obró el milagro con el capote con un saludo a la verónica inverosímil, de esos con los que en Sevilla se arranca la música por la precisión y la belleza del sutil lance, con el torero arrobado y el toro prendido de esa cadencia tan imposible como rara y extraña pero que a Diego le surge con una naturalidad sin concesiones. Y ahí quedó la cosa, porque la fiera se convirtió en un ‘gayumbo’ febril y comenzó a correr por el ruedo como un alocado fan tras la estrella tras un concierto. Y detrás Urdiales, queriéndola torear a sabiendas que era una misión prácticamente imposible. Lástima que una tarde de tanto postín no contara con una corrida como el día merecía y sí con seis ‘gayumbos’.
o Una reflexión que publiqué el pasado domingo en Diario La Rioja

sábado, 19 de marzo de 2016

Alejandro Talavante corta tres orejas y sale a hombros en Arnedo

Justo Rodríguez
Diego Urdiales borda el toreo a la verónica en una tarde en la que se estrelló con tres toros infames de una decepcionante corrida Domingo Hernández

La plaza de Arnedo casi se llenó en el inicio de la Feria de San José

Horripilante corrida de Domingo Hernández; gayumbada de libro e impresentable regalo de una ganadería que desgraciadamente no estuvo a la altura de la expectación que generó la tarde. Casi lleno en Arnedo Arena a pesar del frío pelón y de la lluvia que azotó sin compasión durante toda la jornada. La corrida tuvo un claro triunfador, un Alejandro Talavante que contó con los toros de más posibilidades de la tarde y que fue capaz de aprovechar su variedad con la muleta y la efectividad de su espada para cortar tres orejas: una al cuarto y dos al sexto. La faena de su gran triunfo llegó en el último de la función, un toro noble, mansito y con buena clase por el pitón izquierdo con el que el diestro extremeño se explayó al natural en dos series de trazo muy limpio en la que logró muletazos muy ligados y suaves. El toro era completamente distinto por el derecho, por donde se rebrincaba constantemente y con el que el torero sacó a relucir su gran técnica para tapar ese defecto. La faena tuvo continuidad y la estocada le puso las dos orejas en su mano. Con el segundo de su lote, Alejandro Talavante (que estuvo muy variado con el capote) se hincó de rodillas para comenzar en redondo de hinojos e intentar una arriesgada arrucina para rematar la serie. Estuvo a punto de ser volteado ya que el toro se le quedó debajo y volvió a la cara del burel de nuevo de rodillas y rematando ya con un pase de pecho. Faena de acento rápido, sin solemnidades y con un Talavante en esa expresión suya de la creatividad y los muletazos inverosímiles. Buen aire pero todo muy matizado por el poco fondo del toro, que se fue apagando a medida que su labor acumulaba muletazos. Paradójicamente, los mejores momentos de Talavante los logró en su primer burel, un animal que se lesionó en la mano izquierda, pero que dejó las embestidas más profundas de la corrida. Talavante lo entendió a la perfección y dibujó muy buenas series al natural, templadas, suaves y con esa forma tan personal que tiene de gustarse al soltar el vuelo del engaño. La estocada cayó baja y perdió la que podía haber sido la primera oreja de la corrida.

Urdiales, lo mejor a la verónica con el quinto
La cruz se la llevó Diego Urdiales, que contó con un lote de tres toros infames. Seco como el esparto el primero; adherido al suelo el segundo y mansísimo el alocado castaño con el que cerró su tarde en Arnedo. Sin embargo y a pesar de la dureza infame de su sorteo, conviene decir que es complicado torear mejor con el capote, especialmente a la verónica, tal y como lo hizo al quinto, ganando terreno, soltando el vuelo y acompañado con la cintura. Fue, de lejos, lo más torero de una tarde que pasará pronto al olvido. El primero de Urdiales fue un toro sin ninguna clase con el que logró pasajes destacados por la derecha. Todo muy mediatizado por el poco empuje del animal y porque por el pitón izquierdo se quedaba siempre debajo. Hizo un esfuerzo baldío y tras un pinchazo despenó al toro con una estocada efectiva. El segundo de su lote fue otro animal mentiroso con el que alargó la faena por ese afán suyo de quedar bien con su gente. Logró varios naturales excelentes de frente, alargó el viaje lo máximo que pudo en redondo y remató la labor con una coda de molinetes vaciando al toro por los adentros para aprovechar su escaso recorrido. Pinchó y perdió la oreja. Con el quinto lo intentó de nuevo a sabiendas de que el animal se escupía de manso de cada muletazo y que no había parado de correr por el ruedo desde que salió de toriles. 'Frailón', que así se llamaba, fue el ejemplar más deslucido de la tarde. Dos series aguantó con la derecha y después ya no quiso más a pesar del esfuerzo por agradar del torero de Arnedo, que se fue de la plaza con rodeado de una clamorosa ovación de sus paisanos.


Ficha de la corrida
Seis toros de Domingo Hernández. Mal presentados, de feas hechuras y de mal juego en líneas generales. (1º, parado y áspero; 2º, noble, se lesionó de la mano izquierda; 3º, sin recorrido; 4º noble pero sin fondo; 5º manso y gazapón; 6º manejable). Diego Urdiales, saludos tras aviso, silencio tras aviso y saludos tras aviso; y Alejandro Talavante, ovación, oreja y dos orejas. Entrada: Casi lleno en tarde de mucho frío. Los dos toreros recibieron una gran ovación al inicio de la corrida y Alejando Talavante salió a hombros. o Publicada en larioja.com

jueves, 17 de marzo de 2016

Las incógnitas de José Tomás

Ha agotado los abonos y las entradas para su regreso el 7 de mayo en Jerez en tiempo récord

Ésta es la fuerza de José Tomás: arrasa en las taquillas como ningún otro torero en el mundo

De la temporada de José Tomás sólo hay dos cosas que se sepan a ciencia cierta: que está anunciado en la próxima feria de Jerez el siete de mayo con toros de Núñez del Cuvillo y que ha regresado con Salvador Boix como apoderado, al que llamó a Barcelona tras la corrida del DF para que volviera su lado. Prácticamente todo lo demás son especulaciones más o menos certeras entre las que se habla de un número no superior a diez corridas y de distintas plazas de toros. He aquí alguna de las más comentadas entre los periodistas taurinos por ‘lo bajini’: Málaga, Valladolid, Badajoz, San Sebastián, Palma de Mallorca y hasta Logroño, un coso en el que la última vez que estuvo anunciado fue en 2000 pero en el que su último paseíllo lo hizo con un memorable triunfo ante un toro de Loreto Charro. Los ‘tomasólogos’ han descubierto distintos fenómenos tectónicos en este regreso del mito. En primer lugar lo hace con la persona que estuvo desde la reaparición barcelonesa de 2007, el músico Salvador Boix, un personaje peculiar y muy comprometido con la cultura taurina precisamente desde un punto de vista ‘contracultural’ del propio toreo. Otro detalle es que Tomás actuará en Jerez ante toros de Cuvillo, una ganadería con la que había ‘roto peras’ tras unas declaraciones del propio ganadero en una corrida en Francia. Hace unos días se presentó en Barcelona de forma sorpresiva y en el congreso de la Federación de Entidades Taurinas de Cataluña dijo que «la llama del toreo sigue viva en Cataluña». Nadie se esperaba su presencia y ante un teatro abarrotado de aficionados volvió a demostrar su compromiso con la tauromaquia en cualquier rincón del mundo. Y es que su tirón sigue estando intacto. El de Galapagar ha agotado los abonos y las entradas para su regreso el 7 de mayo en Jerez en tiempo récord. La nota de prensa de la plaza jerezana no daba lugar a ninguna duda: «Los abonos y localidades para la Feria del Caballo de Jerez se han agotado apenas 24 horas después de abrirse las taquillas. La venta se ha realizado tanto en taquilla física como de forma online y telefónica y se han atendido peticiones de todos los lugares del mundo». Ésta es la fuerza incontrolable de José Tomás: arrasa en las taquillas como ningún otro torero en España desde la época de Manuel Benítez ‘El Cordobés’ y además parece que este año, repleto de novedades, quiere arrimar su hombro a varios cosos acosados por frentes políticos antitaurinos. Habrá que esperar... o Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja

lunes, 14 de marzo de 2016

El Monosabio vuelve a arrimarse

«Los progresistas amamos la fiesta con la misma fuerza», afirma el exministro Mariano Fernández Bermejo en esta publicación taurina 

La revista del Ateneo 'Orson Welles' analiza la perspectiva política del toreo 


A mi juicio, cuando el acontecimiento taurino llegue a ser para los españoles un simple espectáculo, los fundamentos de España en cuanto nación se habrán transformado. Si algún día el español fuere o no fuere a los toros con el mismo talante con que va o no va al cine, en los Pirineos, umbral de la Península, habría que poner este epitafio: 'Aquí yace Tauridia'; es decir, España. Esta afirmación -más allá de ser discutible, como todas- es obra de Enrique Tierno Galván, que fuera alcalde de Madrid y que tal y como explica la periodista Covadonga del Peso en un nuevo número de 'El Monosabio', «el socialista que desentrañó el sentido social de la tauromaquia». Esta revista, editada por el Ateneo Cultural Taurino 'Orson Welles' y que será presentada el sábado de la semana que viene en Logroño en las actividades de la peña 'El Quite', ha vuelto a la escena para enfrentarse a uno de los problemas más acuciantes que vive la tauromaquia en la actualidad, su relación con la política y su interesada identificación por parte de determinados sectores con la 'derecha'. Y es que tal y como se explica en la publicación, «la tauromaquia es anacrónica. No hay duda. Como las pirámides o el teatro. Goebbels proponía acabar con este último, una vez que disponía del cine,
mucho más moderno y eficaz para sus fines abyectos. Al fin y al cabo, las copias de una película se pueden controlar, pero lo que pasa dentro de cada teatro no. Revisando la Historia, uno se sorprende (escribe su director, el médico Eduardo Gavín) al ver que gran parte de los intentos de prohibición de las corridas vienen de las fuerzas más negras de la política. Desde los papas más siniestros del Renacimiento, a Salazar en Portugal, pasando por los recién llegados y despóticos Borbones. Sin embargo, el florecimiento de la tauromaquia se da en las épocas de mayor esplendor de la ilustración, el afrancesamiento, el liberalismo, las repúblicas o incluso la movida madrileña. Hasta muchos antitaurinos 'noventayochistas', como Ramón María del Valle Inclán, acabaron rendidos al Pasmo de Triana, Juan Belmonte. Y va más allá: «Afirmar que las corridas de toros son un resquicio del franquismo es una ignorancia aplastante, pues el rito taurino se pierde en la prehistoria y pasa por Grecia, Roma y el Medievo, hasta nuestros días. Decir que pertenecen a las clases privilegiadas es propio de quien desconoce al pueblo y al mundo rural. Querer acabar con ellas por motivos políticos es atentar contra la costumbre, fuente de derecho, y la cultura popular de muchas naciones. Una triste maniobra globalizadora y homogeneizadora». En este número hay entrevistas a dos políticos, Pío García Escudero (presidente del Senado y miembro del PP) y a Mariano Bermejo, socialista y ministro de José Luis Rodríguez Zapatero. También hay artículos sobre la tauromaquia de Remy Danton, las distintas prohibiciones históricas que ha vivido la tauromaquia o cómo eran las corridas en la España napoleónica de José Bonaparte. Un trabajo extraordinario que vuelve a colocar a esta publicación en la vanguardia del pensamiento y el activismo taurino. o Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja

sábado, 12 de marzo de 2016

INOLVIDABLE

Manuel Carmona Heredia, cantaor de Santa Fe (Granada), gitano de la emigración a Cataluña, gitano fragüero que dejó el jueves uno de esos conciertos en los que uno encuentra la razón más profunda por la que ama al flamenco, al cante jondo, al cante que es capaz de explicar en cada sílaba -componiendo los tercios con una asombrosa e insuperable dialéctica- todo el sentimiento y todo el bello acervo cultural que posee esta maravillosa expresión artística. Una voz que se desliza por todos los cantes con un sentimiento antiguo. Tano es así que, a veces, durante el concierto cerraba los ojos y pensaba que estaba en el interior de una de aquellas grabaciones de ‘Rito y Geografía del Cante’, el mítico programa de Televisión Española en la que se retrataba al flamenco desnudo, en la pura e inconcreta ‘zona cero’ de lo jondo. Pero estábamos en el Salón de Columnas y allí arriba, en el escenario, ‘Nene de Santa Fe’, roto sin tremendismos por unas malagueñas (la de Chacón y la doble, como él mismo relató) sencillamente colosales, íntimamente flamencas, dichas y cantadas, contadas, deletreadas a pulso de respiración, masticando el flamenco en esos tonos medios tan complicados, tan sutiles, de trazo tan limpio, pero tan herméticos por improbables, por poco transitados y porque a Manuel le nacían del alma en esa cantidad impresionante de pronunciaciones distintas. Duró casi dos horas la maravilla y se nos pasó en un suspiro. Y el público, a veces tan apegado a los efectismos, reaccionó desde el principio a toda la belleza desplegada por Manuel alentado por esa forma de cantar tan personal que se diría que es única. Manuel canta con precisa musicalidad, es un reloj de sinfonía y recursos, un maestro largo de cantes (romance, siguiriya, caña, soleá, tarantos, bulería, alegrías…) Brutal su conocimiento y brutal también la noche que desplegó Paco Cortés, un soberbio tocaor de Granada que tantas veladas nos había dejado su aroma, especialmente en los inolvidables conciertos de Chano Lobato, al que acompañó en su última actuación en Logroño. Paco está enorme y demostró lo difícilmente hermoso que es tocar tan bien para cantar, acariciando la voz de Menuel y ahondando en su talento a compás en los momentos de sus falsetas, todas bellísimas, todas perfectas y nítidas. ¡Qué gran noche de cante y qué gran ciclo!

 o XX JUEVES FLAMENCOS. Cante: Manuel Carmona Heredia, ‘Nene de Santa Fe’ Toque: Paco Cortés. Salón de Columnas del Teatro Bretón (localidades agotadas) Jueves, 10 de marzo de 2016. o Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja

jueves, 10 de marzo de 2016

«A Mairena hay que conocerle como maestro pero luego tienes que volar»

El maestro granadino trae el eco del flamenco perdido al Salón de Columnas (21 h.) con el eco y la cadencia del toque de Paco Cortés

Manuel Carmona Heredia, ‘Niño de Santa Fe’

Admirador del universo de Antonio Mairena –«alfa y omega de los palos flamenco pero no un laberinto en el que encerrarse»–, hijo de la fragua, emigrante en la Cataluña de la Peña Fosforito de Cornellá, cantaor libre, libérrimo de profundas convicciones flamencas y antiguo bajista rock, Manuel Carmona Heredia, ‘Niño de Santa Fe’ (Granada, 1949) es uno de los eslabones vivos de ese flamenco perdido, insondable, lejano y muchas veces inalcanzable que por virtud de los programadores del Teatro Bretón esta noche dejará su huella en el Salón de Columnas a partir de las 21 horas. Un cantaor invisible para muchos pero que lleva el cante bueno y más auténtico a flor de piel, un maestro de flamenco sin alaracas.
-¿Tantos años cantando y que poco se deja ver?
-Son cosas de la vida. Estoy orgulloso de mi cante y mi camino, de la búsqueda que emprendí desde que era casi un niño y la oportunidad que me ha dado el flamenco de comunicar mi sensibilidad donde han querido escucharla y sentirla.
-¿Cuál es su historia?
-Soy gitano, de Santa Fe, donde las Capitulaciones entre Cristóbal Colón y los Reyes Católicos. Mi familia era fragüera, una ocupación muy característica de nuestras gentes. Pero llegó la mecanización de la agricultura y se acabó el trabajo. Como tantos andaluces, extremeños o gallegos, en los años sesenta nos tocó emigrar. Primero fui con mi padre a Barcelona a buscarnos la vida en el negocio de la venta de ropa, cuando nos asentamos regresamos a por mi madre y el resto de los hermanos.
-¿En qué contexto comenzó a cantar?
-Mi padre me enseñó las primeras cosas, más que nada de oírle. Pero yo cantaba desde niño, siempre he tenido esa inquietud por la música. Y fue allí, en Barcelona, donde me formé en mis primeros capítulos como cantaor. Había mucha afición, mucho respeto al cante; se cantaba en las casas y en las peñas, como las de Antonio Mairena o la de Fosforito. Pero no era lo mismo cantar por intuición o cantar en la familia que cuando querías formarte para cantar con verdadero conocimiento de causa. Ahí recurríamos a las grabaciones, e incluso a los discos más viejos de pizarra para ir a las fuentes más puras.
-Cómo se dio cuenta de que le faltaba ese conocimiento...
-Porque cantaba bien, me decían, pero me faltaba esa base de formación auténtica y por eso no ganaba los concursos. La Antología de Mairena fue esencial en mi formación. Él es el maestro por excelencia del flamenco, no hablo como cantaor, sino por su conocimiento enciclopédico de todos los cantes, los básicos (tonás, tangos, siguiriyas y soleares) y el resto. Pero que quede claro que a Mairena hay que conocerle como maestro, pero una vez que se le conoce hay que dejarlo en su sitio y crecer cada uno como cantaor con sus formas personales.
-¿Cuáles son las voces que a usted le suenan mejor y que más le emocionan?
-Hay muchos maestros que me encantan y me han influido: Caracol, Mojama, Talega, Pepe Pinto, Marchena, Camarón... Yo no me cierro en banda ni en solo estilo porque eso sería reducir el cante, empobrecerlo. Me gusta estudiar los cantes, las diferencias que existen entre ellos, aunque sean de una misma familia, como la soleá, la de Triana, la de Utrera de la Serneta, la de Lebrija, todas ellas tan hermosas, tan profundas y tan misteriosas. El cante es un mundo enorme, sorprendente, inacabable. Por eso cuando te introduces en su estudio, en su latido más íntimo, te das cuenta de su inmensidad.
-Le gusta algún cante en especial.
-Todos, aunque sí es verdad que la soleá tiene un rajo muy gitano, muy bueno, que me gusta mucho.
-¿Cree en la fusión?
-Sí pero sin romper los cantes. A mí me encanta catar con guitarra eléctrica y con batería, pero sin distorsionar la estructura del flamenco. Estuve varios años con Morenito de Íllora en un grupo de rock al que llamamos ‘Pureza’ y disfruté mucho. Pero en aquellos años me gustaban grupos como los ‘Sirex’ y todo aquello que llegaba con el influjo de los Beatles.
-¿Cómo es el cante en Granada?
-Hay cosas muy buenas pero lo guardamos dentro de las casas y eso no vale. Hay que cantar para el mundo.

El sonido cristalino y nítido del compás de Pacó Cortés
Paco Cortés (Granada, 1957) comenzó su carrera siendo todavía un niño trabajando en las zambras del Sacromonte granadino, barrio en el que nació bebiendo las fuentes del flamenco en el propio ámbito familiar. A los catorce años de edad comenzó a trabajar en giras internacionales acompañando para bailar a Mario Maya. Durante más de ocho años trabajó al lado de Enrique Morente con el que participó en la grabación de varios de sus discos. Ha acompañado habitualmente a Carmen Linares, con la que se presentó en Logroño, escenario en el que ha actuado con artistas de la talla de Chano Lobato. Según Paco Cortés, tocaor y cantaor es importante que se conozcan. El tocaor puede conocer así las cualidades y características del cantaor: sus tonos, sus letras, dónde se para y dónde termina cada cante. Aunque ha grabado varios discos en solitario, Paco Cortés se ha convertido en una de las referencias del toque para cantar por su conocimiento de los estilos. o Esta entrevista la he publicado en Diario La Rioja

domingo, 6 de marzo de 2016

Urdiales se estrena con una obra maestra

Foto: Arjona
El diestro riojano corta una oreja en Olivenza tras una faena primorosa y repleta de empaque 

Talavante salió por la puerta grande tras una pavorosa voltereta en una faena de impresionante exposición, de máxima figura del toreo

Migue Ángel Perera reapareció ante su público tras la gravísima cornada de Salamanca 

 Diego Urdiales cortó ayer la primera oreja de la temporada en una tarde repleta de matices en una abarrotada plaza de Olivenza (Badajoz) que vive un intensísimo fin de semana taurino con tres corridas de toros y dos novilladas. La tarde era, además, la de la reaparición de Miguel Ángel Perera tras su gravísima cornada de la feria de Salamanca el pasado mes de septiembre. Y si en aquella aciaga corrida le sobrevino el percance recibiendo al toro con el capote de rodillas, en la tarde de su regreso se presentó ante el público de la misma guisa, amortizando así de primeras cualquier torvo recuerdo o la más mínima brizna de mala memoria. Así se comportan los toreros, una suerte de personajes únicos y extraordinarios, capaces de burlar la muerte como hizo ayer, sin ir más lejos, Alejandro Talavante en una faena de puro huevo en la que resultó feísimamente prendido por el mismo cuello en unos segundos de angustioso dramatismo. Talavante superó todas las líneas rojas como si no le importara la muerte. Sin mirarse apenas salió vivo del envite; salió victorioso y triunfador de la tarde en una actuación de máxima figura ante sus paisanos. La faena de la oreja del diestro riojano fue un primor de armonía y reposo con un toro noble que le dejó expresar su tauromaquia con ambas manos, con series muy puras por la derecha y especialmente bellas al natural, con esa forma suya tan personal de reunirse con la embestida formando un solo cuerpo de sutiles movimientos, sin más adjetivos que el de la armonía. La coda con la mano izquierda fue como una verdadera declaración de intenciones, con el compás abierto en la penúltima serie y de frente y a pies juntos el último racimo de naturales. Fue una belleza la faena del diestro de Arnedo, acunada con ese compás tan suyo, con esa gramática del muletazo realmente largo por su duración y lentitud más allá de longitudes extremas y de esa rápida y a veces obsesiva ligazón para tapar las incorrecciones de la velocidad en ocasiones terminal. No era fácil meter al público en el primer toro en una tarde inopinadamente fría y ventosa en una Extremadura con aire de primavera y frío húmedo de un invierno que ha llegado en marzo. La faena era de dos orejas pero un pinchazo previo a la estoconazo que cobró le arrebató el segundo trofeo. Pero mucho más allá de los premios está el toreo y las sensaciones que emite el riojano son de temporada grande, muy grande. El segundo toro de su lote fue el de mayor volumen del envío y quizás el más complejo para discernir su cambiante embestida. Con el capote se desplazó mejor al principio por el izquierdo; se lo sacó más allá de las rayas, y fue por el derecho por donde logró dos carteles a la verónica. Y ahondó por ese palo en un quite para mecer los vuelos y abrochar la tanda con dos medias maravillosas: abelmontada la primera y aromáticamente sevillana la segunda, con los pies juntos y recordando a un tal Pepín Martín Vázquez. Brindó la faena al público –la primera lo hizo a Perera– y quiso comenzar por alto en un terreno muy cercano a las tablas. Pero el toro se desestabilizó al comerse el vuelo y se dio un volatín de costado espectacular. Hubo de cambiar de estrategia y se lo llevó a los medios ofreciéndole mucha distancia para aprovechar la inercia de la embestida lanzada. El toro llegaba rápido pero se quedaba bajo la jurisdicción del torero, que tuvo que emplearse al máximo para alargar el viaje con los últimos flecos de la pañosa. Hubo muletazos sueltos extraordinarios y una grandísima serie al natural con varios lances de inopinada profundidad. Con este toro complejo Urdiales dio esa dimensión de una templada torería al alcance de muy pocos elegidos y cada día está más seguro que el camino que ha emprendido carece de vuelta atrás. El mano a mano con Talavante en Arnedo se ha puesto a cien y somos muy afortunados de que así sea. o Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja

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