Sevilla es insostenible sin las grandes figuras y la propiedad del coso se enfrenta a una resolución que puede cambiar las estructuras del toreo
El toreo se conmocionó el jueves con el anuncio que realizaron de forma conjunta Morante de la Puebla, ‘El Juli’, Manzanares, Miguel Ángel Perera y Alejandro Talvante de no anunciarse en la próxima Feria del Abril de Sevilla mientras la actual empresa continúe al frente de la gestión de La Maestranza. Sin duda, las declaraciones de los dos socios que forman la empresa Pagés, Ramón Valencia y Eduardo Canorea, colmaron la paciencia de estos matadores.
Los empresarios cargaron sin ambages contra las principales figuras y descalificaron a los actuales representantes de la Unión de Matadores: «Supongo que son unos mandados, pero vienen con un disco puesto y no quieren oír ningún argumento. ¿Dónde está Manzanares? ¿Dónde están Julián López, Morante, Talavante, Perera? Los toreros no están por la labor de reducir ni un céntimo (sus honorarios) y algunos de ellos, sobre todo los de arriba, sí pueden hacerlo aunque a día de hoy ni se lo planteen. Algunas figuras no son consecuentes y son ellos los que deberían acudir a las negociaciones. Sus puestos de trabajo peligran y algunos de ellos no tienen los pies en la tierra». Y el jueves llegó la bomba: «Comunicamos a la afición que no actuaremos en la plaza de Sevilla bajo la contratación de la empresa Pagés. La Junta de Gobierno de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla ya tiene conocimiento de esta difícil decisión y de sus razones, decisión que sólo pretende que esta plaza recupere su identidad y se respete a los toreros y a sus representantes». En estos momentos y con las posturas tan enconadas (la solución a día de hoy parece más que improbable) la pelota está en el tejado de la propiedad del histórico coso.
La gestión de La Maestranza la lleva desde décadas la empresa fundada por Eduardo Pagés y que tras pasar a su yerno, el desaparecido Diodoro Canorea, ahora recae en su hijo Eduardo, apoyado por Ramón Valencia. Nadie sabe los términos económicos ni taurinos de dicha gestión ni si el contrato tiene una duración establecida y está blindado en caso de expiración. Obviamente, si los toreros mantienen su postura la feria y el abono del próximo año sería a todas luces insostenible y el escándalo llegaría a tintes monumentales. Los maestrantes tienen una papeleta muy complicada porque es muy improbable que desautoricen la gestión de la empresa Pagés ante un ultimátum de estas características. Todo son interrogantes, pero del resultado de este pulso puede depender el gran cambio que necesitan las estructuras tan anquilosadas que ahora dirigen el toreo. o Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja
