Es hermoso para un cronista tratar de describir un concierto como el que protagonizó el jueves el cantaor murciano Curro Piñana en el Salón de Columnas. Y digo que resulta fascinante porque la función fue tan profunda como reconciliadora con el cante flamenco, con su enorme biodiversidad y por esa manera que tiene este artista de contar y cantar el cante, de explicar la urdimbre metafísica de cada una de las composiciones y los retratos de aquellas vidas que jamás se harán humo mientras queden maestros como él. Hubo espacio para la emoción, para el desamparo, para la rotunda expresión de una voz cristalina y honda, comprensible, radical en términos de matices expresivos, y didáctica como pocas para relatar esa cartografía infinita del flamenco, la voz y las andanzas de tantos hombres casi desconocidos, de tantas esencias jamás perdidas: Curro Escacena, ‘El Pajarito’, Cayetano Muriel, Rojo el Alpargatero, el cojo de Málaga, Pedro el Morato, y tantos otros cantaores que se dieron cita en una garganta privilegiada, dotada, por si fuera poco, de una sutileza de porcelana, de granito herido, de sangre que grita, del dolor de aquellas madrugadas vendiendo verdulería donde nacen los tempranos al amanecer del día. Curro comenzó en tono de carcelera y acabó por una saeta en aire de siguriya. Y por medio, de todo. Cada cante fue prologado de una explicación, sobre todo en las referencias a su especialidad del frondoso manantial surgido de la minas: la taranta, la minera, la cartagenera, la murciana, la malagueña rematada por un racimo de fandangos excepcional, la bella soleá y el homenaje del alma que dedicó a Chano Lobato (con quien tanto hemos querido) por cantiñas y por una guajira que fue una delicia escuchar por esa forma suya de interpretar el cante, de arrastrar las sílabas como tanto le gustaba al tío Juan. Hubo un momento brutal: los tientos del Rayo Oriental de su disco de Ibn Arabí, cantando con una fuerza expresiva en la que con su garganta dibujó tal suerte de arabescos en el aire que casi resultaba imposible seguirle. Un conciertazo, una verdadera demostración de que con cantaores como él esto no se acabará nunca.
o XVII JUEVES FLAMENCOS DEL TEATRO BRETÓN DE LOGROÑO. Cante: Curro Piñana. Toque: Paco Tornero. Lugar: Salón de Columnas del Teatro Bretón (lleno). Jueves 21 de marzo de 2013 (Último concierto del ciclo en la sala pequeña) / Esta crónica la he publicado en Diario La Rioja