jueves, 5 de junio de 2008
Crónica de urgencia: José Tomás, el rey de los toreros
Acabo de enviar desde un hotel de Madrid la crónica de la corrida a mi periódico: Diario La Rioja. He intentado estar a la altura de las circunstancias, cosa harto difícil después de contemplar una tarde como la vivida en la que José Tomás se ha proclamado rey de los toreros, en la que ha dejado sobre el ruedo de La Monumental de Las Ventas una actuación sencillamente memorable, irrepetible y de la que podré decir con orgullo: yo he estado allí; yo lo he visto, no hace falta que nadie me lo cuente, que nadie me diga cómo es eso de torear. Miren, torear es, sencillamente lo que ha hecho José Tomás en Madrid: con una muleta, un capote y dos toros; dos toros de verdad, dos toros que no admiten discusión ninguna; dos toros serios, hondos, bravos, astifinos, con poder y casta. Y con ambos José Tomás ha dado una lección de entrega, de conocimiento, de técnica, de valor, de compromiso consigo y con su profesión, con el toreo, con los 24.000 seres humanos allí convocados y con todos los que sueñan con su arte y no han tenido la suerte y el privilegio de poderlo haber vivido in situ. José Tomás, magnífico, clásico, puro, genial... se ha proclamado el rey de los toreros. (Se me olvidaba decir que ha cortado cuatro orejas, cuatro, que aunque sean despojos hay que tener muchos cojones –lo siento, pero no lo sé decir de otra forma– para reaparecer en Madrid y cortarlas). Foto: un natural de José Tomás al primero de la tarde, obra de Antonio Heredia, de elmundo.es