sábado, 18 de enero de 2020

RITO Y GEOGRAFÍA DE ENRIQUE MORENTE

La voz flamenquísima de Gregorio Moya y el toque de Alejandro Torres, ‘Niño de la Era’ abrieron el jueves la XXIV edición de los Jueves Flamencos en la velada fuera de abono que como aperitivo se celebra desde hace cuatro años en Bodegas Ontañón. Y volvió a ser una noche preciosa de la mano de un cantaor morentiano donde los haya, con sus formas y su fondo; auténtico rito y geografía de Enrique de la mano de un joven manchego que canta por su vereda de una manera admirable. Entornaba yo os ojos y me parecía que el ronquillo de Granada estaba ahí, de joven, con su mismo acento y compás, con un chaleco florido de los que se estilaban en aquellos años de la Transición, en los que había que romper las coplas de la madrugá y asentar las bases clásicas de su bella revolución. Era como un capítulo de cuéntame... Allí Gregorio, transido de Enrique Morente, con esos cantes de los años setenta y ochenta que sonaban igual de bellos y de modernos hoy, ayer y siempre. Gregorio admira tanto a Enrique que se ha convertido en un verdadero especialista de cantaor de Granada, y sobre todo de los discos primigenios del maestro como el Homenaje a Miguel Hernández (1971), del que hizo el bellísimo romance ‘Sentado sobre los muertos’; el de Don Antonio Chacón (1979), con la increíble caña de ‘Eso no lo manda la ley’, además de ‘Despegando’ o ‘Sacromonte’, dos obras de ese Morente que comenzaba a vencerse ya hacia la creatividad como santo y seña de su esencia cantaora. Lo más nuevo que hizo Gregorio fueron las alegrías del Alberti del disco ‘Negra si tú supieras’ (1992), uno de los discos más hermosos y complejos de la obra del inmortal cantaor. La gente creo que alucinó por la entrega de Gregorio y por ese homenaje que tributó al maestro de maestros desde el fondo de su corazón, con su sencilla timidez y con la respiración contenida por la complejidad musical de alguno de los temas citados, como el romance ‘Sentado sobre los muertos’, que se emitió en 1972 en Radio París en un programa clandestino que Morente grabó con Carlos Cano, que aunque de era también de Granada conoció en la capital de la República francesa. Ese Morente que poco a poco dejaba de leer las novelas de vaqueros de Marcial Lafuente Estefanía para buscar el alma en poetas como San Juan de la Cruz, a los que comenzó a cantar buscando el recóndito olé flamenco en la poesía más elevada y clásica de la literatura española. ‘Aunque de noche’ del poeta de Fontiveros sonó en el aire de Enrique, el de la primera grabación de los años ochenta. A muchos les suena ahora por la versión de Rosalía, pero fue Morente el que musicó este poema que en los labios y en la garganta de Gregorio Moya recuperó aquella claridad nunca oscurecida de cante original. El concierto también se sustentó en la claridad del toque del Niño de la Era, que llevó en volandas a Gregorio Moya. 


o XXIV JUEVES FLAMENCOS Cante: Gregorio Moya. Toque: Alejandro Torres, ‘Niño de la Era’. Lugar: Bodegas Ontañón. Localidades agotadas. Concierto de presentación del ciclo. (Fuera de abono). 16 de enero de 2020.

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