Gran faena de Urdiales a su primer Cuvillo que emborronó con la espada tras encandilar al natural
El Juli y el riojano estuvieron a punto de cortar una oreja en una tarde de enorme intensidad en Madrid
Esparraguero, el primero del lote de Urdiales, fue uno de esos toros encastados y duros que de vez en cuando echa Núñez del Cuvillo, un toro que se metía siempre por dentro con una tendencia natural de apretar hacia las tablas, lo que le valió a Víctor Hugo Saugar 'Pirri' un serio disgusto a la salida de un par de banderillas. El cuvillo hizo hilo con él y le atrapó al tratar de refugiarse en el burladero en los últimos compases de la carrera.
En esos instantes se instaló en la plaza un ambiente extraño, flotaban las malas sensaciones porque volvió a hacer lo mismo en el último par generando similar sensación de desconcierto. Esparraguero había apretado de lo lindo en el caballo y se comportó de igual forma en la muleta de Diego, que tuvo que reunirse al máximo con él en las dos primeras tandas en redondo, con la sensación clara de que el toro iba por su cuenta sin obedecer nunca el mando que trataba de imprimir Urdiales a su pañosa. Hubo una tercera serie muy profusa, con los pies literalmente enterrados en la arena, que remató con un cambio de manos alargando el muletazo hasta el final; bellísimo el lance. Firmeza absoluta en un toreo de máximo riesgo que precedió a la explosión de su obra, que llegó al natural meciendo los vuelos y pasándose por la faja la imprecisa embestida del toro, que nunca terminó de ir embebido en la franela y que acortaba cada vez más su distancia soltando la cara al final del muletazo. Se presagiaba un nuevo triunfo grande en Madrid por la vía de la colocación y la entrega. Se fue a por la espada y antes de cuadrar al toro se enfrontiló con él con la muleta en la izquierda. El último lance rodilla en tierra tuvo sabor de tauromaquias añejas. Se tiró por derecho, pero la estocada viajó con travesía y perdió una oreja que ya acariciaba. Una pena porque Madrid había vuelto a vibrar con el toreo puro y clásico del riojano.
En el sexto toro la plaza toda se convirtió en una especie de manicomio. Se devolvió al cuvillo por perder las manos y salió un sobrero de La Reina (ganadería propiedad de Joselito), un astado mediano que peleó con genio en el caballo y que llevaba la cara por las nubes. La lidia se convirtió en un pequeño caos y el público estableció una dialéctica entre los que gritaban «¡Vivas al Rey!» y los que comenzaron a brindar por la República. El lío padre. Hubo un momento en el que parecía que lo menos importante era lo que sucedía en el ruedo. Y Urdiales allá abajo, ante la bronca desaforada y un toro sin apenas embestida que no consentía ni un muletazo por la derecha sin protestar y que volvía a exigir el máximo oficio y toda la concentración del mundo. Levantar aquello parecía un milagro. Pero se empeñó Urdiales con la mano izquierda una y otra vez con la cara del toro por las nubes hasta conseguir varias series de fenomenal asiento en las que con el temple fue capaz de disimular la poca consistencia de las embestidas de aquel toro, que parecía como un convidado de piedra en un festín que no era para él. La gran estocada cerró una sólida actuación del riojano en una de las corridas más importantes de su vida y en la que sólo pudo cortar una oreja Diego Ventura.
Feria de San Isidro / Corrida de Beneficencia
Toros de Los Espartales (1° y 4°) para rejones y cuatro de Núñez de Cuvillo: 2°, noble y sin fuerzas; 3°, muy exigente; 5°, de excelente clase y 6°, devuelto; sobrero de La Reina, con genio y sin fondo. Toreros: Diego Ventura: palmas y oreja. El Juli: palmas y ovación con saludos. Diego Urdiales: ovación con saludos tras aviso y ovación con saludos. Plaza de Toros Monumental de Las Ventas (lleno de no hay billetes. 24.000 espectadores). Corrida Extraordinaria de Beneficencia. Su Majestad el Rey Felipe VI presidió la corrida en el Palco Real. Parte médico Víctor Hugo Saugar 'Pirri': de la cuadrilla de Urdiales cogido en la lidia del tercero de la tarde tras un par de banderillas: Cornada en región glútea con trayectoria de 35 cm. Pronóstico grave. Fue intervenido en la enfermería del coso.