domingo, 20 de mayo de 2012

«La voz de Enrique Morente es la verdadera inspiradora de mi baile»

Israel Galván, el Ferran Adrià del flamenco, estrena 'La Curva', con Sylvie Courvoisier, al piano el cante de Inés Bacán y 'Bobote'

Israel Galván (Sevilla, 1973) se ha convertido en el más sorprendente renovador de la danza flamenca contemporánea. Es algo así como el Ferran Adrià del baile flamenco porque ha sido capaz de descubrir una gramática basada en la experimentación, en la sorpresa y en una increíble fragilidad que esconde un verdadero estudioso de la danza: «Busco mi propia libertad, asumo riesgos; lo sé, pero me emociona caminar al lado del precipicio. Quizás se mi sino».
- ¿Qué significa La Curva?
- Es rendir homenaje a un creador para muchos desconocido. El bailaor de Valladolid Vicente Escudero, que convivió en París en la época del cubismo con todos aquellos pintores increíbles y extraños de los años veinte. Vicente Escudero tenía una personalidad excepcional. En un teatro mítico que se llamaba 'La Courbe' realizó diferentes representaciones de danza, zapateados, la pirámide de sillas e, incluso, una especie de número de jazz con el que acabaría triunfando Josephine Baker.
- ¿Se siente cerca del legado de Vicente Escudero?
- Me llama la atención su búsqueda como artista. Para muchos es un verdadero desconocido pero fue uno de los grandes creadores del flamenco. Debió de ser una persona realmente excepcional, con una enorme creatividad. Él fue el primero que se atrevió a bailar la siguiriya.
- Usted lleva un camino bastante parecido... ¿Cómo llegó a crear un estilo tan definido y diferente como bailaor?
- Es un proceso muy largo. No creo que exista un punto de inflexión. Me di cuenta de que era mi cuerpo el que me hablaba y que mi forma de bailar era la que expresaba mi yo más íntimo. Yo no me expreso hablando, lo hago con el cuerpo.
- ¿Qué cambios notarán los aficionados que le vieron hace unos años con la Edad de Oro?
- Son dos espectáculos realmente diferentes. En aquella ocasión me encerraba con dos hombres, Fernando Terremoto al cante y Alfredo Lagos a la guitarra. Ahora lo hago con dos mujeres, con la voz impresionante de Inés Bacán, el piano de Sylvie Courvoisier y la figura de un bailaor maestro que es Bobote. Son realidades escénicas diferentes, con expresiones distintas, con un ritmo y con un sonido totalmente cambiado. En realidad es un cambio enorme entre ambos espectáculos.
- ¿Y no hay guitarra?
- Hay un piano, el de la músico contemporánea Sylvie Courvoisier. Con ella se establece un diálogo en el que también aparece la voz increíble de Inés Bacán. El desarrollo de la actuación es un continuo proceso de relación entre ellas y mi danza.
-¿Qué reflexión le provoca la desaparición de Enrique Morente?

-En todos los momentos musicales de mi vida aparece su voz; de hecho puedo decir que él fue mi verdadero maestro a la hora de bailar. La voz de Enrique Morente me acercaba al flamenco, me lo enseñaba. Sigo su voz, es como una inspiración.
-¿Tiene algún nuevo proyecto?
- Estoy inmerso en un trabajo que estrenaré el próximo doce de diciembre en el Teatro Real de Madrid. Va a significar un cambio muy radical porque voy a bailar con otras personas en el escenario. Será un trabajo sobre los gitanos con diferentes coreografías en las que compartiré el escenario con otros bailaores. / Esta entrevista la he publicado en Diario La Rioja.

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