jueves, 29 de abril de 2010

La atleta que no cesa

«He vuelto al atletismo sólo para disfrutar y corro con el Club Maratón Rioja», dice Marcelina Hernáiz, ex-campeona de España de 800 y 1.500

En el colegio un día nos preguntó una profesora si alguien quería participar en una competición de atletismo. No sé muy bien las razones, pero yo levanté la mano y me apunté. Creo que tendría unos 16 años, y en muy poco tiempo me convertí en campeona de La Rioja en 400, 800 y 1.500 metros». Así recuerda sus inicios en el atletismo Marcelina Hernáiz (Cenicero, 1956), una de las pioneras de este deporte en La Rioja, que dotada de un talento natural impresionante, logró proclamarse también campeona de España en 800 y 1.500 muy poco tiempo después, una verdadera proeza en unos tiempos en los que en esta Comunidad no había ni una pista de atletismo de tartán –«en mi último año se inauguró la del Adarraga», o había que salir a Vitoria o a Barcelona para comprar algo tan sencillo como unas simples zapatillas de competición. Pero Marcelina, Maru como la conocen en su entorno, habla con especial emoción sobre las ocasiones en las que vistió el entorchado de la selección española: «Eso es algo muy grande, recuerdo una competición en Marruecos y otra en Inglaterra como si fuesen ahora mismo. Cuando nos dieron la equipación nacional fue emocionante; de hecho todo el equipo lloró en el momento en el que nuestra compañera Carmen Valero se proclamó campeona de cross». Las cosas eran tan difíciles que Marcelina tuvo que irse buscando estrategias para compaginar sus estudios con la alta competición: «No había apenas ayudas ni facilidades. A mí me dieron una beca de sobrealimentación, o algo así… y poco a poco fui dejando el atletismo hasta que más o menos en 1978 me retiré para seguir estudiando y casarme después con José Antonio Aguado, que también era atleta». Acabó sus estudios, comenzó a trabajar en la empresa de su familia y tuvo tres hijas: «Es increíble, pero he estado unos treinta años sin hacer nada de deporte, nada…». Pero un día todo cambió: «Me llamaron para un homenaje a Julia Gadea –que es una mujer excepcional– y volvieron a introducirme el gusanillo de correr en el cuerpo. Puede parecer increíble, pero aunque me costó coger la forma física, he vuelto al atletismo sólo para disfrutar. Corro con el Club Maratón Rioja, que es una verdadera familia, un grupo de amigos eincreíble, donde la carrera es algo así como una disculpa para estar bien y disfrutar de la vida. Todos los días me levanto a las 6,30 de la mañana y corro por los parques preparando medias maratones, en las que me he especializado e incluso he ganado alguna en mi categoría», sonríe relativizando los triunfos. Marcelina, que compartió éxitos con Yolanda Oroz, aunque los mundos de la competición y el fondo «son muy diferentes», se identifica con ella por la «soledad de aquellos años. Vivíamos en un mundo cerrado, pensábamos en correr, pero tuvimos vivencias inimaginables para cualquier chica de nuestra edad». Y ahora, se prepara con ahínco para la Maratón de Nueva York: «Si todo va bien, la correremos en noviembre».

o QUÉ FUE DE... MARCELINA HERNÁIZ es un artículo que he publicado en Diario La Rioja.

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