domingo, 28 de junio de 2009

El Fundi, la odisea de un torero

Una lesión craneal y una cornada en una corrida benéfica en Toledo impiden a 'El Fundi' disfrutar del inicio de un año en el que recogerá los frutos de tantos esfuerzos

A José Pedro Prados 'El Fundi' el mundo se le puso casi del revés el pasado 16 de mayo cuando sufrió un severísimo percance al caerse de un caballo mientras participaba en labores de acoso y derribo en la finca de Víctor Huertas, en la localidad toledana de Calzada de Oropesa. Iba con José Miguel Arroyo 'Joselito', y en un principio se temió lo peor porque sufrió una fisura doble de cráneo. Dos o tres días después, el torero relató las lagunas que tenía sobre el discurrir de los acontecimientos: «Ha venido José a verme y le he preguntado. Él no sabe si caí desmayado o la yegua me pegó un cabezazo, pero sí me dice que caí de cabeza y sin control del cuerpo. Tampoco se explica exactamente lo que pasó. Cuando él llegó a mi altura, me dice que estaba sin respiración, totalmente hundido con las manos debajo del cuerpo y abatido».
El proceso de recuperación fue muy complicado y diferente al de una cornada: «Conozco al dedillo los plazos de un percance normal; pero esto es completamente diferente porque la pierna no me responde como quiero ni a la velocidad a la que es normal. Los médicos dicen que todo va muy bien, pero yo estoy bastante preocupado», aseguraba el torero.
Y no era para menos, porque José Pedro estaba a las puertas de una temporada muy especial en una dilatada carrera que comenzó en los años 80 -en el 87 tomó la alternativa- y en la que ha tenido que pechar con las ganaderías más duras abriéndose camino sobre todo en las plazas del sur de Francia, donde es uno de los grandes ídolos de aquella afición. Madrid se le resistía, se le tachaba de vulgar y bullidor. Sin embargo, su toreo fue creciendo en técnica y sabor y desde hace dos temporadas ha logrado dar la vuelta a su carrera intercalando las denominadas corridas duras con otras mejores y logrando el respeto de los aficionados. Y este San Isidro estaba mejor colocado que nunca, ya que iba en la corrida de Victorino y en otra de figuras en el Aniversario. Pero no pudo ser porque las secuelas de la caída todavía no le permitían hacer el paseíllo con todas las garantías: «Voy a hacer todo lo posible por reaparecer en Las Ventas», dijo pocos días antes de ver cómo pasaban las fechas sin que la mejoría llegara. Apretó los dientes y decidió reaparecer en una corrida benéfica en Toledo, junto a José Tomás y Eugenio de Mora. Y llegó la cornada al principio de su actuación: «El toro me midió por el pitón izquierdo, se quedó corto y me hizo hilo hacia tablas. Pegaba tornillazos, me desplazó y me pegó la cornada... y yo no tuve la destreza precisa para quitármelo de en medio. En un principio, me asusté porque sangraba mucho, todo el mundo me decía que era contraproducente seguir. Gracias a Dios, fue en el muslo izquierdo y limpia», explicaba el torero en una entrevista concedida a Rosario Pérez en ABC. El diestro reconoció que «después de lo sucedido, quizá me precipité. Pero me siento orgulloso, porque no buscaba nada especial, simplemente quería colaborar y volver a la cara del toro. A lo mejor debí de esperar más... alguien puede achacar que no estaba a tope de facultades, aunque me han pegado también muchas cornadas en plena forma».

o Este artículo lo he publicado hoy en la página temática de toros de Diario La Rioja.

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