domingo, 11 de enero de 2009

Pablo Hermoso de Mendoza, el torero alucinante


Chenel debe de atisbar el horizonte con su mirada. Es más, seguro que si se lo propone se marca un sudoku entre toro y toro o se enreda divagando con un libro de Jünger o Nietzsche, ‘Así habló Zaratrusta’, por ejemplo. Y es que este precioso caballo reina en la plaza con su prestancia, con su tersura de lino, con ese cabalgar a dos pistas para llevar al toro tan consentido en el estribo que cuando parece que está todo resuelto y que no se puede arriesgar ni una décima más, se enrosca en sí mismo con un ademán flotante y lo vacía con un trincherazo pegado a tablas que a veces tiene la firma y el aroma de Chenel Albadalejo; es decir, de ‘Antoñete’ mismo, aquel torero del mechón blanco con el que Pablo lo bautizó. Y es que Chenel, el caballo, es la ciencia y la esencia, la audacia y la abundancia, y en estos tiempos de crisis da gloria verlo con ese derroche tan suyo de supina torería por el ruedo, con banderillas de luz como espigas aladas, o con esa templanza infinita dando una vuelta cosido a las tablas con el toro clavado en su sino, pero sin llegar a rozarle, pero sin alcanzar ni por asomo la brillante piel castaña donde se cobija. Por eso y porque es un genio, Hermoso de Mendoza cuajó con él en La Ribera un tercio de banderillas con este caballo de caracteres churriguerescos. Porque se antoja imposible o utópico llegar más cerca sin tocar; ajustar más cada embroque entre toro y caballo dando la sensación de que entre ellos no es capaz de colarse por la rendija ni un papelillo de fumar, ni un resquicio para que corriera el aire. Y la plaza rugió entera entre la admiración y la incredulidad. ¿Qué aroma dice? –Esencia de Chenel, pues eso, porque Chenel es un caballo que aturde por su intelectualidad, por su alma de hoplita invencible, que se sabe torero y que flota por los ruedos demostrando que es el Rey, de los caballos, claro. Y es que por faenas como aquella de Logroño, la que hoy nos ocupa, me gusta el torero a caballo. Sí, ya lo sé, pero entre muchos aficionados que se consideran fetén viste mucho decir (y menospreciar a la vez) el denominado número de los caballitos. Y desde luego que todos no son Hermoso de Mendoza ni torean así; faltaría más.

o Así comenzó la intervención que realicé a finales del pasado mes de diciembre en un homenaje que se le tributó a Pablo Hermoso de Mendoza en Bodegas Corcel, de las que el jinete navarro es socio, sitas en Rincón de Soto, y en la que le hicieron, además, socio de honor del Club Taurino de Aldeanueva de Ebro (Enotoro).

o En la fotografía, obra de María Félez, se ve al torero estellés junto a Pedro Sanz, presidente del Gobierno de La Rioja; ctor Pascual, presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Rioja y el presidente de Enotoro.

o Para seguir leyendo y ver más imágenes de la presentación (tanto de María Félez como de Juan Andrés Hermoso de Mendoza), pinchar aquí.

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