miércoles, 29 de octubre de 2008

Ser de derechas

Ni soy ni quiero que me esperen porque sueño y porque sueño no lo estoy (abducido). Es más, porque lo fui (de izquierdas) ahora no lo soy, aunque a muchos no les quede más remedio que aparentar serlo para mantenerse a flote, para poder salir por la calle y no ser señalado por los políticamente correctos, por los miembros de las oenegés y de los partidos güays, por los de las apas, por los periodistas, músicos, poetas, presentadores de magacines en radio y televisión, por escritores de fama que saben como nadie cómo funcionan los engranajes de la sociedad, que hablan y no paran de ética (pertencen a muchos de sus comités, e incluso anhelan presidirlos), de solidaridad, de respeto, de violencia de género, de urbanidad y urbanismo (que como todo el mundo sabe son dos cosas bien distintas) y de Paz, siempre hablan de Paz (de Paz con mayúsculas; hablan de la Paz como quien habla de un mito y no atienden a razones. Son como dice un amigo mío de los nacionalistas vascos, unos tira-mitos. Y te arrean con ellos y se quedan tan anchos, ya saben, que si Aitor, Amaia o el aguirre-lehendakari-del-exilio, quien por cierto coqueteó con las mismísimas SS nazis en la Francia ocupada mientras miles de republicanos españoles perecían en los campos de concentración por rojos, homosexuales o gitanos). Porque lo fui, ahora no lo soy, decía varias líneas más arriba porque estoy seguro de que si lo fuera ahora no sería capaz de reconocerme dos líneas más abajo. Los bienpensantes actuales se consideran poseedores absolutos de la verdad, de la ética y lo que es peor, de la cultura: o hay cultura de izquierda o sólo Aznar o Federico Jiménez Losantos, su atribulado periodista de cámara. O yo (quiero decir ellos), o el aznarismo, parecen espetar en cada una de sus sesudas elucubraciones. Y es cierto, poseen la sociedad y la calle, el alma de las redacciones y de las encuestas. De todos mis amigos, que por ventura gozan de buena salud, ninguno se confiesa de derechas, todo lo más, de centro meridional con chubascos por levante pero con ansias de que vuelva pronto en anticiclón de las Azores. Pero por favor, no lo confundan con el trío aquel que era un cuarteto gracias a la futilidad de Durao Barroso, que se escapó de la foto para presidir la UE e irse de hurtadillas con ZP a la Moncloa a tomar un café de madrugada (eso sí, en avión. A la izquierda no le valen las chorradas). Detesto lo políticamente correcto y desde ahora sé que se me tildará irreversiblemente de derechas, y aunque alguno no lo entienda –coño, como me alegra que no lo entienda–, me gustaría ser ateo cristiano como Oriana Fallaci, amante de la libertad y contradictorio como Borges y tan persona como Alexander Soljenistsin, el de Archipiélago Gulag (una de las obras más recomendables que conozco). Amo lo de ir por mi lado y por eso leo a Unamuno, a Baroja (éste me cae un poco gordo) o Azorín y cuando descubrí a Manuel Machado, me pregunté las razones por las que aquel profesor de literatura al que tanto pensé que le debía lo despidió con esta frase: «Tan sólo fue el hermano facha de Don Antonio». Y se quedó tan ancho... como si Pol Pot, Stalin, Bokassa, Mao Tse-Tung o Fidel Castro nunca hubieran existido.

o (Recupero ahora, aunque con ciertas modificaciones, un artículo que publiqué hace dos o tres años, quizá cuatro).

o En la foto de Botán se ve a El Che Guevara en Las Ventas en plena dictadura de Franco. Y es que el mito estuvo en España en tres ocasiones tras el triunfo de la revolución, y el régimen de Franco, aunque era todavía férreo, permitió -y silenció- estas visitas con la única condición de que no contactara con la oposición. Siete años más tarde, el Che volvió a pasar por España, esta vez bajo una identidad falsa y con pasaporte uruguayo. En 1959 el régimen franquista ni siquiera se asomaba a la apertura de los 70, pero permitió que el revolucionario más famoso del mundo, el icono moderno de la lucha contra el poder, el mito de la izquierda del siglo XX, el Che, se paseara por Madrid sin que ningún policía, los ”grises”, le tocara siquiera. (Para ampliar esta información pinchar aquí).

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Blog de ideas de Pablo G. Mancha. (Copyleft) –año 2005/06/07/08–

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