Una arriesgada propuesta de Zaha Hadid une tres siglos de vinos finos de Rioja para López de Heredia López de Heredia es otra de las bodegas que ha apostado por introducir en su sacrosanto refectorio la firma de un arquitecto de prestigio. En este caso arquitecta: Zaha Hadid, una ecléctica artista bagdadí que se desenvuelve con similar soltura en impresionantes obras del rango del Museo Guggenheim de Tokio, como en las distancias cortas que, en este caso, afloran en la estructura diseñada en Haro para albergar el mítico stand que López Heredia encargó para la Exposición Universal de Bruselas de 1910. La estructura –a la que ya se la conoce familiarmente en la casa como la frasca– parece salida de un túnel del viento y resulta indefinible por lo caprichoso de una morfología que quizás tenga el espíritu de un decantador de perfil que se abre y abomba en una sucesión de planos que dan paso al final del viaje al precioso anaquel modernista. Sin embargo, el contraste entre la nobleza de la madera y la aleación supersónica propuesta por la artista iraquí es sigiloso y la ruptura entre la época del ferrocarril de vapor y la de la del telescopio Hubble se llena de botellas del Rioja Supremo en un afán desemedido que provocan los profundos sofás blancos de la entrada, las sillas ergonómicas y el cielo metálico y estrecho que se cierra en las alturas de la frasca. Toda la estructura se recoge en un cielo de cristal por arriba y en una escalera que da paso en el susbsuelo a las oscuras naves de barricas de la centenaria bodega a través de un espacio todavía inconcluso que volverá a unir tres siglos en una frontera disipada por la tenue luz de la respiración del vino. De noche, el juego de luces y sombras y la iluminación del suelo le dan un aspecto todavía más intrigante, como si Zaha Hadid hubiera querido desafiar más al tiempo y el diálogo entre el entramado tradicional de la bodega y el nuevo espíritu diera la sensación de no haberse acabado.
López de Heredia y el enoturismo
María José López de Heredia está convencida de que los visitantes «buscan algo auténtico y como la cata entra dentro del mundo de los sentidos y la sensibilidad, la experiencia está garantizada». Con respecto a la desnaturalización de las bodegas, López de Heredia cree que existe «cierto riesgo. De hecho, nosotros tenemos una gran preocupación en mantener el equilibrio.Además de mucho trabajo por hacer, formando a todas aquellas personas que se tienen que enfrentar al público y satisfacer sus inquietudes de forma correcta, culta e inteligente y entre esas personas nos tenemos que formar y mentalizar los propios bodegueros».
o Horarios: Abierto de lunes a sábado. Se requiere siempre solicitar cita previa y se suelen realizar por la mañana.
o Tel: 941 31 02 44.
o Duración y visita: 2 horas y 30 minutos. Se visitan las instalaciones y se degustan los vinos.
o Idiomas: Español, inglés, francés, alemán.
o Venta de vino: De lunes a sábado en horario continuado de 8 de la mañana a 7 de la tarde.
