jueves, 28 de septiembre de 2006

Novillos no aptos para el papá de Daniel Luque

Los novillos lidiados en Arnedo por esta nueva divisa emparentada con la de Cebada Gago no parecen aptos para el papá de Daniel Luque. Y no lo parecen porque los seis, incluido el sobrero grandón, salieron al ruedo con cuerna astifina y desarrollada. Es decir, sin las condiciones óptimas para llevar al fracaso la carrera de su hijo, un jovencísimo novillero que en el plazo de dos temporadas ha quemado a dos apoderados de lujo: Santiago López, que lo fue de José Tomás y Tomás Campuzano, aquel risueño torero que a decir de Joaquín Vidal traía de cabeza al periodista Jorge Laverón. Los dos quemados y el torero en el disparadero, ésta es la herencia primera de un padre obcecado y que cuando no exige cuestiones de este pelo se dedica a servir los trastos a 'El Cordobés'. Una joya vamos. El caso es que los novillos de Torrenueva además de guapos tuvieron celo, nobleza y acometividad. Quizás el primero no acabó de romper y el sexto descompuso el cuadro final. Sin embargo, el segundo –que lució una estampa bella y desafiante– y el tercero, dejaron en el cuaderno del ganadero notas que no se suelen poner todos los días. El segundo cayó en manos de Emilio de Justo y la verdad es que el torero se entretuvo más en componer que en adelantar la muleta y aunque hubo algún pasaje pinturero, lo cierto es que a la faena le faltó la hondura que merecía el ejemplar. Pero el tercero, no tan bello, fue un toro de bandera. Recibió dos puyazos. En el primero llegó corrido y de sopetón y cabeceó. Sin embargo, en el segundo se le colocó a distancia, fue por derecho y se empleó de verdad, con la cara abajo. El piquero se contuvo y no lo mató como habían hecho con el anterior y el público de Arnedo celebró con algarabía la emotividad de las embestidas de un toro, que en la muleta empezó a desplazarse con excelente son y muy humillado. La faena de Moral fue irregular aunque con buenos momentos por la derecha, ya que dio sitio, no se aceleró y no recurrió al ventajismo de la corta distancia. El torero se emborrachó de faenar y se pasó de la raya, desluciendo en las últimas tandas lo logrado con tan lúcido planteamiento. La cosa se quedó en una oreja y es de esperar que haya aprendido la lección porque el muchacho tiene sentido de las distancias y la colocación. En el sexto poco pudo hacer por la escasa bravura del astado. Emilio de Justo, que fue volteado aparatosamente por el segundo de su lote, es un muletero aguerrido que tiene el defecto de actuar por sistema con los engaños retrasados y de acompañar los viajes una vez que ha pasado la cabeza del burel. Su toreo, amanerado en exceso, sólo caló cuando fue volteado. Rufinchi pechó con el peor lote y sólo tuvo opción para demostrar su valor seco y sus buenas maneras y da pena que apenas haya toreado seis novilladas. ¡Claro no tiene padrinos y papás como Daniel Luque!
(Foto: Burladero.es)


Novillos de Torrenueva, bien presentados, astifinos y de buena condición, aunque a todos les faltó algo de fuerza. 1º soso; 2º bellísimo, con mucha calidad; 3º bravo y repetidor, se le dio una merecida vuelta al ruedo; 4º devuelto por inválido. Sobrero de Sánchez Ybargüen, grande, serio y muy soso; 5º noble aunque se colaba y 6º, feo, muy abierto de cuerna y rajado. Valentín Rodríguez 'Rufinchi', silencio y silencio tras aviso; Emilio de Justo: vuelta al ruedo y saludos tras aviso; Pepe Moral: oreja y palmas. Plaza de toros de Arnedo: casi tres cuartos de entrada. 2º de la Feria del Zapato de Oro.

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