NO CULPEN A ZP DE LA DERROTA

Doña Letizia se iba poniendo cada vez más nerviosa y Don Felipe se hacía un lío con el asiento al levantarse como un resorte (pero sin emocionarse mucho más allá de lo correcto) para lamentar un pase de un jugador a otro de la Roja en este tostón de partido con el que España comenzó ayer a ganar el Mundial de Sudáfrica. Vamos a ganar, intuyo, espero y deseo, a pesar de que Zapatero (por favor, no le culpen de esta derrota) se haya convertido en menos de un mes en un neocón cualquiera y la señora de Cospedal, en menos tiempo todavía, luzca palestinos de diseño, pañuelazos palestinos tipo Loewe con un tono virado, entre burdeos y coñac, en esos mítines incendiarios y alcarreños del nuevo PPT (el PP de los trabajadores), al que la vicepresidenta de la Vega le acusa nada más y nada menos que de ser marxista-leninista y barbudo, por las barbas de Rajoy. Así que mientras el heredero no disimulaba su leve decepción en el palco del estadio tomando con su mano el dorso de la princesa, el nuevo ZP de la crisis afrontaba en la solitaria Moncloa, donde vive atrapada su distinguida y lírica esposa, la reforma laboral con sordina gracias a la dichosa vuvuzela del mundial; cuánto más alto suene más hondo será el tijeretazo; cuántos más goles meta España (que meterá muchos, ya lo verán), menos días de indemnización y más derechos soslayados. A partir de ahora las empresas no tendrán que acreditar un tiempo determinado de pérdidas para despedir trabajadores. Así, como suena, por obra y gracia de un presidente que nos puso en la Champion League de la economía mundial, que negó la crisis a sabiendas de que venía a borbotones y que despilfarró todo lo imaginable. Ahora ha llegado el invierno, por eso estoy convencido de que ganaremos el mundial.

o Este artículo lo he publicado hoy en Diario La Rioja en una serie que aparece los jueves y que se titula Mira por dónde.