domingo, 10 de abril de 2016

Regusto clásico en Aranda

Foto: Isidro del Pino
Diego Urdiales cortó una oreja de peso ante un complicado toro de Santiago Domecq

Oreja importante para Diego Urdiales ayer en Aranda de Duero en el tradicional festival benéfico de la Asociación Española contra el Cáncer que concitó en el enorme coso burgalés alrededor de cuatro mil personas. El torero riojano calentó motores de cara a la corrida del próximo martes en Sevilla, una de las citas más importantes de su vida y en un cartel de verdaderas campanillas en plena semana de farolillos. Urdiales se la jugó e hizo un esfuerzo importante ante el animal más serio y complejo del muy desigual envío de Santiago Domecq; de hecho, de los seis astados jugados, el que le correspondió en suerte al riojano fue el más serio, el de más cuajo y volumen y el de peor juego, ya que además de violencia desarrolló genio y aspereza a partes iguales. Apenas pudo hacer nada con el capote y fue con la muleta en la mano derecha donde logró momentos de gran importancia. Faena basada en dos puntos cardinales esenciales: la colocación y la firmeza. Desde el primer momento se colocó en el suelo que quema y se quedó extraordinariamente quieto para ligar los lances con singular asiento. La violencia que desarrolló el astado encontró la respuesta de la sutileza, de la muleta suelta, asida con la yema de los dedos para ligar sin enmendarse a pesar de que a la segunda embestida de cada tanda el toro ya se quedaba debajo de la jurisdicción. Intentó Urdiales repetir lo mismo por la mano izquierda, pero el toro se sintió podido y se mostró remiso a regalar una mínima embestida más. Así que el riojano, a tres días de Sevilla, decidió meterse entre los pitones para ligar muletazos por abajo y consentir demasiado a un toro que no merecía tanta calidad en el trato. Se lo llevó a las tablas por bajo y un pinchazo antes de una estocada atravesada fue suficiente para que rodara el ‘funo’ y lograra una oreja más para él que para las estadísticas. La corrida comenzó con un hecho extraño, ya que Ángel Sánchez, el novillero del festival, fue el encargado de abrir la tarde, algo nunca visto y seguramente como consecuencia de la presencia de Ortega Cano en el cartel. Cano navegó con dificultad en su novillo y apenas pudo hacer gran cosa frente a un animal noble que lo desbordó en todo momento. Uceda Leal logró una estocada maravillosa; Juan Bautista cortó dos orejas tras no dar ni un muletazo reseñable y Morenito de Aranda, que toreó ante su público y que logró otras dos orejas, destacó especialmente a la verónica en el recibo del sexto toro. Con las banderillas destacó Víctor García ‘El Víctor’, que se ha convertido en el compañero esencial de Urdiales en los ruedos. o Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja

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