miércoles, 24 de febrero de 2016

La industria cultural menos subvencionada

Juan Medina lanza ‘Tauronomics’, un «prontuario urgente ante la soberbia del movimiento animalista»

El toreo aporta el doble de las ayudas que percibe, ya que sólo con el IVA y las cotizaciones, el Estado recauda cada año más de 56 millones de euros.

Las corridas de toros no son la fiesta nacional de un Estado, sino la fiesta que han elegido como representación colectiva numerosos pueblos de América y Europa. Y como tal la celebran, con la naturalidad del mito que cohesiona y arraiga, sin trampantojos políticos. Los toros se honran en los montes guipuzcoanos y la huerta valenciana, en el valle del Cauca y las riberas del Douro, en la Camarga francesa y el altiplano andino. Así comienza el libro ‘Tauronomics; una narrativa al relato antitaurino’, escrito por Juan Medina, doctor en Economía y profesor de la Universidad de Extremadura, militante de Greenpeace y Amnistía Internacional. Escribe Medina que debido a su profunda huella ecológica, económica y cultural, la tauromaquia representa el enemigo más simbólico a batir por la industria multinacional de alimentos y cuidados para mascotas, cuyas ventas superan los 100.000 millones de dólares anuales gracias su política de humanización de los animales. Este libro no es un tratado, pues no abarca de forma exhaustiva las cuestiones de índole económica que afectan al espectáculo taurino. Tampoco es un ensayo, porque no se vierten las opiniones subjetivas del autor sobre el estado del arte, sino los resultados de una investigación sistemática sustentada en fuentes oficiales y con una metodología acreditada en la literatura académica. Este libro es un argumentario contra la cacería. Un prontuario mínimo y urgente ante la soberbia de un movimiento animalista que trata de imponer un sentimiento privado como moral pública. En estas páginas la economía se alía con el activismo al servicio de la libertad. Y es que hay datos que llaman poderosamente la atención en la obra de Medina: «El IVA taurino financia 132.000 becas o vacuna a 562.000 niños, a pesar de que los toros son la actividad cultural menos subvencionada en España y a más 15 millones de españoles les interesa la tauromaquia. La realidad es que los toros aportan al Estado el doble de las ayudas que perciben».

Ante la propaganda, datos
Por ejemplo, la propaganda animalista repite que los toros están en decadencia, pero la realidad es que nunca se han celebrado tantos festejos en España como en la primera década del siglo XXI. De hecho, a pesar de la crisis que ha afectado a los toros como al resto de las actividades culturales, se ha organizado un 82% más de corridas por temporada en lo que llevamos de siglo que en el XX. Otro mantra antitaurino asegura que los toros son minoritarios, pero las encuestas de Gallup y Metroscopia demuestran que 15 millones de españoles tienen interés en los toros, expresión de una formidable demanda que avalan sus 25 millones de espectadores anuales, más del doble que el cine español y el teatro juntos. Una de las cosas que más se escuchan es que los toros reciben multimillonarias subvenciones, pero la realidad es que es el toreo el que financia a las administraciones públicas con sus impuestos: «El impacto económico de todas las manifestaciones taurinas supera los 1.600 millones de euros y la industria taurina garantiza sobradamente el retorno íntegro de las escasas ayudas públicas que recibe. Sólo con el IVA de las entradas y las cotizaciones el Estado obtiene 56 millones de euros. La tauromaquia presenta un saldo fiscal favorable al Estado de 30,5 millones de euros, algo inaudito en el panorama cultural español. El IVA de los festejos taurinos triplica la recaudación del cine español y supera con creces la suma aportada por el conjunto de las artes escénicas». Para Juan Medina, más allá de que se diga que la tauromaquia es un espectáculo anacrónico, en realidad, «el toreo como el teatro y el arte en general son estrategias simbólicas del ser humano para comprenderse y conferirle sentido a su vida y a su destino mortal. Mientras el arte y la política degeneran hoy en espectáculos carentes de sustancia, la tauromaquia despliega valores éticos y estéticos que son escuela de la vida buena».
Frente a las calumnias del lobby animalista, este libro demuestra con datos oficiales que la tauromaquia es la industria cultural menos subvencionada de España, con un mercado potencial de quince millones de consumidores y cuya cifra de negocio ha alcanzado su máximo histórico en la primera década del siglo XXI. Una formidable demanda que, bien gestionada, puede reforzar la legitimidad social del toreo y contener el hostigamiento del integrismo antitaurino. o Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja.

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