domingo, 23 de agosto de 2015

MORANTE ES SUBLIME

Morante de la Puebla es pura inspiración; torería que se consume en cada lance y que cuando menos se espera aflora con tal intensidad que todo lo llena; por eso se diría que es un torero sin espacios vacíos, sin recovecos por donde sumirse a hurtadillas. Lo ves venir y se sabe que está dispuesto a torear. El milagro se obró en el cuarto, un ‘juampedro’ ralo, zancudo, sin cuello y de pitones contrahechos. Un toro de perfil bajo y de muy poca expresión. Anduvo sin fe en los primeros tercios y cuando Morante comenzó su trasteo por alto –genuflexo y ayudando al toro– muchos pensaron que iba a tirar las tres cartitas. Pero no, tomó la muleta con la diestra, se fue a los medios y comenzó a amorantarse suavemente para ofrecer los vuelos a media altura y empujar al toro hasta el final con los mismos flecos de la pañosa. Los que pitaban comenzaron a aplaudir; asomó una sonrisa en la comisura del de la Puebla, y con la mano izquieda dictó esa singular parsimonia del natural que surge del alma, del natural que se rinde a todas las evidencias, de esa música lenta y solitaria que dibuja a un ritmo tan lento como inalcanzable. Morante se la jugó ofreciendo todas las ventajas, llevando al toro cosido y pasándoselo con la muñeca por las espinillas. Y hubo tiempo, además, para esas maravillas suyas incontestables: pases de la firma, molinetes, invertidos y desmayos marca de la casa que hacen de él la suma de todas las torerías: el ‘gallismo’ de Joselito en los pases de castigo por bajo o los ayudados por alto belmontinos, con el compás abierto y los talones enterrados en el albero donostiarra. La espada se llevó las orejas pero el toreo es algo mucho más importante que los números. Por cierto, Castella debió haber cortado dos orejas al segundo de la tarde, el mejor toro de la corrida. Su faena fue perfecta de principio a fin, ligada, sostenida a pulso y con notables series por los dos pitones. La refrendó con una gran estocada, le pidieron las dos orejas y el palco, de forma incomprensible, le negó la segunda. El torero francés está en un gran momento, al igual que Alejandro Talavante, que desde el capote hasta el último lance de su actuación dejo la evidencia de una superioridad en el ruedo casi insultante, salvaje de valor, pero frío como un iceberg. Su toreo ahora mismo está en la cumbre.

o FERIA DE SAN SEBASTIÁN Toros de Juan Pedro Domecq (feos y de poco juego) para Morante de la Puebla (silencio y ovación), Sebastián Castella (oreja y ovación) y Alejandro Talavante (oreja y ovación). Domingo 16 de agosto de 2015. o Esta crónica la he publicado en Diario La Rioja

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