domingo, 30 de noviembre de 2014

La fuerza ética y estética del toreo

Foto: André Viard
Abogan por la inscripción de la tauromaquia en la lista del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad

La tauromaquia está basada en el respeto que los ganaderos, toreros y aficionados sienten por el toro durante su lidia y durante su cría en condiciones óptimas de libertad, en unos espacios preservados que constituyen una reserva ecológica insustituible para la fauna salvaje y la flora, y que mantienen numerosas tradiciones de campo. La conservación de esta riqueza ecológica así como los encastes del toro de lidia están condicionados por la supervivencia de la corrida. Ésta es una de las principales conclusiones de las Jornadas Internacionales de Tauromaquia que se celebraron la semana pasada en Sevilla y en las que se abogó por la inscripción del toreo en la lista del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad instando a crear una plataforma internacional para gestionar ese reconocimiento. Y es que como explica Santi Ortiz en un artículo, a Tauromaquia no mata al toro, le da vida. Es verdad que sacrifica a un cinco por ciento de individuos en la plaza -un 5,86% en 2013, para ser más exactos-, pero mantiene vivos, pastando, corriendo, jugando, peleándose y criando, en régimen extensivo, por la inmensa marisma o el paradisiaco hábitat de la dehesa al 95% -94,14%, en 2013- de individuos restantes. ¿Qué especie, raza o variedad, silvestre o salvaje, paga una cuota tan baja por tener garantizada su supervivencia como la tiene la raza de lidia?. Y he aquí otro dato más: Por cada corrida de toros regular donde mueren seis toros, cien reses bravas viven en una dehesa toda su vida natural, sin ser explotadas. A este foro de carácter internacional acudieron más de sesenta expertos universitarios europeos y latinoamericanos de diversas áreas del conocimiento. El filósofo francés Francis Wolff ofreció la conferencia final introduciéndose en la dimensión artística y estética de la corrida de toros. En este punto, Wolff se refirió a la manera de torear de Diego Urdiales y la importancia del toreo como consecuencia de la magnitud, profundidad y belleza de cada muletazo más allá de la sucesión de lances de manera continua, que es lo que sucede con la forma de torear más extendida en la actualidad, ante lo que el riojano se ha erigido como una referencia ética y estética. François Zumbiehl, catedrático de Culturas Clásicas y doctor en Antropología, presentó la llamada 'Declaración de Sevilla sobre la Tauromaquia como Obra Maestra del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad', en la que también se expresa que la fiesta constituye el núcleo de numerosas fiestas locales y juega por lo tanto un papel muy importante para estrechar lazos de afecto y solidaridad entre comunidades y pueblos, fomentando de manera muy significativa el turismo y la economía local de las ciudades taurinas, implicando además, en el campo y en las ciudades, numerosos oficios y puestos de trabajo relacionados directa o indirectamente con el mundo de los toros. Y es que el toreo, abunda Zumbiehl, refleja la sensibilidad específica de cada uno de los pueblos y comunidades que la comparten, pero expresa al mismo tiempo, en el aspecto ético y cultural, ciertos valores fundamentales del hombre y su manera de enfrentarse con la vida, con la muerte y con lo efímero. o Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja

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