Luis Gil es un tipo feliz paseándose entre sus cochinos en el corazón del
encinar de las Ruedas de Ocón, un enclave sorprendente en un silencioso valle a los pies del pico
Cabimonteros que se abre a pueblos como
Aldealobos, Oteruelo, Las Ruedas, Pipaona o La Villa, de la que tan sólo se asoman los vestigios de su castillo medieval en lo alto de una loma como un vigía incansable y omnipotente. Aquí, más información:
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