domingo, 11 de agosto de 2013

Torería sin espada de Urdiales

El mejor toro fue un hijo de ‘Molinito’, con el que Paulita firmó una gran faena premiada con dos inapelables orejas

El premio gordo de la corrida de ayer de Victorino Martín en la plaza de Huesca se enchiqueró en sexto lugar, se llamaba ‘Paquetero’ y además de ser hijo del mítico ‘Molinito’ (indultado por Diego Urdiales en la Feria de San Mateo de 2007), fue un ejemplar sencillamente extraordinario, un dechado de bravura, ritmo, humillación y clase. Le correspondió a Paulita y le cortó dos orejas inapelables después de una faena en la que hubo varias series con la mano derecha de enorme prestancia e intensidad. Fue, de lejos, el mejor astado de una buena corrida de Victorino Martín desigual de juego, hechuras e intensidad, pero que sin embargo deparó a cada matador un especimen con opciones de triunfo. Diego Urdiales volvía a los ruedos después de casi mes y medio de inactividad por la cornada de Soria y la tarde era de máxima responsabilidad, tanto interiormente como de cara a las sensaciones que podía emitir frente a los compromisos que le aguardan en las próximas semanas, especialmente la tarde de Bilbao, sin duda la corrida de mayor responsabilidad del año para el diestro riojano. Y la verdad es que un pinchazo hondo le privó de cortar una oreja a su primer astado después de una faena muy seria y maciza en la que logró varias series por ambos pitones de enorme importancia. Pinchó en hueso primero y se tiró de nuevo como un león para cobrar una estocada algo contraria que le arrebató una oreja más que cantada. Pero mucho más allá de los trofeos, y e siendo plenamente consciente de su imperiosa necesidad, Diego Urdiales hizo una faena de nueve a un toro de seis. Ahí es dónde radica su importancia como matador y donde es capaz de marcar las diferencias. Ese segundo victorino de la tarde fue un ejemplar asaltillado, con cuello, agalgado, escurrido y humillador pero que se venía incierto en el embroque. Es decir, le dejaba la muleta en el hocico y el toro se lo pensaba dos veces antes de meter la cara; exactamente ahí radicó la importancia de la faena, en no dudar nunca en ese momento y dejar la franela en su sitio para conducir la embestida. Diego Urdiales se fue recreciendo poco a poco y la faena comenzó a cobrar una intensidad que no decayó en ningún momento, a pesar de que el toro se lo pensaba todavía mucho más por el izquierdo y había que mantenerse muy firme para no verse desarbolado por un ejemplar que por ese pitón tenía dos tendencias indeseables: acostarse y arrollar el vuelo de los engaños. Urdiales toreo con su habitual empaque y logró dos series en redondo plenas de torería y mando. Se presentía un triunfo grande porque al riojano se le notaba disfrutar con el toro por volverse a ver capaz de superar sus dificultades técnicas primero y desgranar su toreo después. El momento clave de la faena llegó al cuadrar al toro para acometer la estocada. Se tiró con rectitud, sin dejar que ningún mal recuerdo se apoderara de él en ningún instante, pero pinchó en el morrillo y con ello se desvaneció la recompensa orejil. El quinto fue otro cantar a pesar de sus bellas hechuras. Soso y parado, albergaba en su ser infinidad de problemas: caminaba, apenas humillaba y se iba detrás de las telas sin la menor emoción. Diego logró lo mejor a la verónica, especialmente dos lances por el pitón derecho. Y poco más, el toro se vino abajo casi desde el inicio de la faena y a pesar de que Urdiales estuvo muy afanoso, el triunfo imposible. Antonio Ferrera dispuso de un buen lote: el primero de la tarde se dejó torear por ambos pitones, y aunque tuvo poca emoción lo cierto es que derrochó calidad. El extremeño toreó muy despegado y sólo pudo lucir en dos o tres pases de pecho. Con el cuarto se desdibujó muy pronto. Paulita tuvo el premio gordo en el sexto y no era fácil porque torea muy poco y la exigencia era máxima. El primero de su lote fue una verdadera prenda, pero se desquitó después con varias tandas en redondo extraordinarias. La simiente de ‘Molinito’ dio sus frutos.

o Toros de Victorino Martín, serios, aunque desiguales de presencia. Los mejores fueron primero, segundo y especialmente el sexto, al que se le dio la vuelta al ruedo. Antonio Ferrera: palmas y silencio. Diego Urdiales: ovación y palmas. Luis Antonio Gaspar ‘Paulita’: silencio y dos orejas. Salió a hombros. Plaza de toros de Huesca. Segunda corrida de la Feria de San Lorenzo. Más de tres cuartos de entrada en tarde muy calurosa. 11 de agosto de 2013

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