No tengo ni la más remota idea si JT y Salvador Boix han roto o van a romper su relación profesional. Sólo hay rumores y especulaciones. Sea como fuere, el caso es que Salvador Boix me ha parecido uno de los tipos más originales y rectos que he conocido en este mundillo traicionero del toreo donde casi nadie dice lo que piensa. Su compleja sencillez, la hondura de su mensaje y el no casarse en la puta vida con nadie han demostrado que poner cara, voz y palabras a la carrera de José Tomás no es un empeño nada fácil. No sé lo que va a hacer José Tomás -¿Quién lo sabe?-, pero si se va Boix se va también un atisbo de inteligencia y de ironía de una fiesta en la que desgraciadamente abundan los mediocres, las rencillas, los cortoplacistas y los comisionistas a destajo.