domingo, 9 de octubre de 2011

JUAN JOSÉ PADILLA VUELVE A NINGUNEAR A LA MUERTE

«De América no me quites ni una ¿eh?», le dijo ayer el torero a su apoderado Toño Matilla desde la propia UCI del hospital Miguel Servet

El Ciclón ya sobrevivió a dos cornadas en el cuello en Pamplona y San Sebastián


Será un milagro, será una casualidad o que está singularmente tocado por el destino, el caso es que Juan José Padilla, el 'Ciclón de Jerez', ha vuelto a burlar a la muerte tras sufrir una de las cornadas más aparatosas y salvajes que imaginarse puedan. El torero, que se debate ahora en la UCI del Hospital Miguel Servet de Zaragoza para recuperar la visión de su ojo y la movilidad en la zona izquierda de su rostro, fue cazado por un toro de Ana Romero el viernes en el tercio de banderillas. «El trayecto de la cornada fue muy limpio, como disecado con un bisturí», explicó Victoria Simón, una de las cirujanas que participó en una intervención que duró más de seis horas practicada durante la madrugada del viernes al sábado. La primera preocupación en el quirófano fue detener una hemorragia procedente de una arteria cerebral. «Hasta que no la controlamos no pudimos entrar a intervenir en los demás destrozos», reconoció la doctora, que además matizó que hasta ese momento la vida del torero corría peligro. Pese a que la cara del diestro puede no quedar desfigurada, el arrancamiento del nervio facial izquierdo le producirá una parálisis de ese lado del rostro. Los médicos tampoco son nada positivos sobre la recuperación de la vista. «Hubo una elongación del nervio óptico y el pronóstico no es nada bueno, será muy difícil que pueda volver a ver», explicaron. Sin embargo, vistas las tremebundas imágenes de la cornada y la zona donde se ha producido, parece un auténtico milagro que Juan José Padilla permanezca con vida. De hecho, la cirujana explicó que la situación del torero «podría haber sido mucho peor por la trayectoria del asta, ya que entró por la región retromandibular y salió por la región supraorbitaria, arrancando el tronco del nervio facial, que es el que otorga movilidad a la cara». Padilla sufrió una proptosis del ojo izquierdo, es decir, se le salió materialmente de la órbita. La doctora ha asegurado que «las siguientes 24 horas serán decisivas». En la intervención se reconstruyó absolutamente su macizo facial y le fijaron con placas de titanio todas las fracturas. Hasta este momento «la evolución es favorable» y más adelante se le realizarán varias intervenciones para que recupere la movilidad de la hemifacies izquierda. El hermano del torero, Jaime Padilla, vivió con «incertidumbre» toda la intervención porque «hasta la cuatro y media de la mañana no nos dijeron nada», tras lo que ha manifestó su «esperanza». A su hermano «ya le han pegado bastante cornadas los toros y ojalá que sea la última».

Brutal, la de Pamplona
Y no le falta razón, porque Juan José Padilla sabe a la perfección lo que significa burlar a la muerte. En el 2001 en Pamplona sufrió cornada en el cuello de pronóstico muy grave. Así rezaba el parte: 'Cornada en región cervical que diseca en su totalidad y en sentido transversal el cuello. Presenta fractura de la cara anterior de la segunda y tercera vértebras cervicales y contusión en el esófago. Pronóstico muy grave'. Milagrosamente sobrevivió. Igual que le había sucedido unos meses antes en el coso de Illumbe, en San Sebastián, donde un victorino le volvió a travesar el cuerpo: «En un principio no me asusté cuando sentí entrar el pitón en el cuello, porque respiraba. Sin embargo, segundos después no notaba los músculos ni en los brazos ni en el cuello: estaba como una marioneta». Así de clara expuso su filosofía en una entrevista: «Desde luego que me voy a ir otra vez a portagayola. Creo que a cada uno le llega su hora y, por ejemplo, de las sesenta corridas que toreé el año pasado, en más de cuarenta me fui a chiqueros y sólo en Sevilla me cogió un Miura».

«No me quitéis corridas» Ayer a las seis de la tarde, y en un periodo corto de tiempo, al diestro le bajaron la sedación, fue desintubado y pudo comunicarse con sus allegados. Entre ellos, su apoderado Toño Matilla, que manifestó que Juan José Padilla había dicho que no le quitáramos ninguna corrida: «De América no me quites ni una ¿eh?».

 

o Este artículo lo he publicado hoy en Diario La Rioja.
 

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