domingo, 16 de octubre de 2011

AROMA DE RIOJA EN EL FESTIVAL DE CHINCHÓN

«El toreo se engrandece con su presencia», le dijo ayer el riojano a la Infanta Elena al brindarle la muerte de su toro 

 Urdiales despide la temporada con una gran faena en la plaza mayor de Chinchón

«El toreo se engrandece con su presencia. Por usted y por España», con estas palabras brindó ayer Diego Urdiales el toro al que cortó una oreja en el tradicional festival de Chinchón a la infanta Doña Elena. El torero riojano puso fin a sus actuaciones por esta temporada y la verdad es que lo hizo dejando para sí y para el público un manojo de extraordinarias sensaciones tras cuajar -y de qué manera- a un astado de Daniel Ruiz tanto con el capote como con la muleta. El marco era alentador, la Plaza Mayor de Chinchón, perfectamente engalanada y componiendo un espacio tan pintoresco como sugerente. El ruedo, gigantesco, rodeado de cientos de balcones emperifollados con multitud de banderas de España, el público llenando los improvisados tendidos y la sensación de día grande entre los cientos de espectadores que disfrutaron de una buena corrida en un otoño más que cálido que se resiste a languidecer a pesar de que el sol resbalaba levemente por los tejadillos ocres de las viejas casonas de Chinchón. Y en uno de los palcos, su alteza real Doña Elena, tan buena aficionada que se resistió a perderse cualquier mínimo detalle de la tarde y que recibió con alegría tanto el brindis del torero de Arnedo como los del resto de sus compañeros de terna. El toro que le correspondió a Urdiales embestía a taponazos, sin clase ni gracia. Sin embargo, el matador lo recibió de manera primorosa a la verónica con cuatro lances realmente mecidos, cargando la suerte y pulseando sus primeras embestidas con singular empaque. Lo cuidó en el caballo y tuvo tiempo para ofrecer un buen quite por chicuelinas, con una de ellas especialmente torera y honda. Diego, que conoce los toros como nadie, se dio cuenta de inmediato de que el toro iba a necesitar de mucho temple porque tenía la fuerza y la raza medidas. Comenzó muy suave sacándose al toro a los medios para poner de primeras la muleta por el pitón derecho y lograr dos excelentes tandas en redondo. Su toreo desnudo como siempre, embarcando muy suavemente con los vuelos y llevando un tramo realmente largo al toro en la pañosa. Por la izquierda, el toro enseguida cantó su deseo de rajarse. Y ahí, justamente ahí, el arnedano sacó sus mejores armas -colocación, temple y valor- para lograr dos tandas realmente buenas, casi inauditas para el animal que tenía en frente. Logró una estocada desprendida y consiguió una oreja de gran entidad. La corrida de Daniel Ruiz, justa de presencia y con poca raza, tuvo tres ejemplares realmente notables. El mejor de la tarde cayó en manos de David Mora, un torero que está en sazón, y que compuso la faena más coreada de la tarde. Destacó en dos tandas al natural y en un final efectista rubricado con una gran estocada. Bien David Mora, un matador que está cuajando un final de temporada espléndido. El toro que sorteó Matías Tejela tuvo también su importancia, sobre todo por el pitón derecho. El diestro de Alcalá de Henares no acabó de cuajarlo y aunque logró una oreja, el trofeo tuvo un cierto aroma a paisanaje. El tercer ejemplar notable correspondió al novillero mexicano Brandon Campos, un torero de la escuela de El Juli, muy nuevo, pero que demostró tener un concepto más que interesante del toreo. Su novillo tuvo mucha casta y agradecía especialmente los engaños por abajo. o Este artículo lo he publicado hoy en Diario La Rioja; la foto y el vídeo son de la web diegourdiales.com

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