martes, 20 de septiembre de 2011

NO ES LO MISMO QUERER QUE AMAR

‘El Cid’ y David Mora, por debajo de dos excelentes toros en una tarde en la_ que Luque fue el único que toreó

Puede ser complicado explicarlo pero todo el mundo lo va a entender a la primera: no es lo mismo querer que amar; igual que  es diferente que te amen a que te quieran. Bueno, pues en la tauromaquia no es igual torear que acompañar la embestida; y si hablamos de la vida, torear o que te toreen. Ayer el coso de La Ribera , con un pobre aspecto en sus tendidos, asistió a una excelente corrida de Jandilla, obra de Borja Domecq, en la que al menos tres de sus pupilos les dio por embestir, especialmente a los lidiados en cuarto y quinto lugar, que les pusieron a Manuel Jesús ‘El Cid’ y David Mora un triunfo muy importante en sus muletas. Desgraciadamente, ni el sevillano de Salteras ni el madrileño de Madrid estuvieron a la altura de la calidad de sus embestidas y se dedicaron mucho más a acompañar las acometidas y a pasar los toros que a torear de verdad; es decir, a gobernar las arrancadas con mando, asiento y precisión. ‘El Cid’ se llevó dos grandes toros: el primero de la corrida, mansito, pero con un pitón izquierdo realmente bueno; y un cuarto poderoso, combativo y desafiante con el que nunca dio el paso adelante para poderlo, para crujirlo por abajo, para redondear y ligar los muletazos como merecía el bueno de ‘Trapero’. A ‘El Cid’ se le vio inmensamente superado por las circunstancias, precavido, listo, pinturero si se quiere en los pases de pecho, pero rodeando el viaje por una periferia en la que ha encontrado en los últimos años su terreno vital, su seña de identidad. En el toro que abrió la corrida, que tuvo una pelea interior entre una parte de él que se quería rajar y otra que apostaba por la pelea, estuvo realmente inteligente en la búsqueda de terrenos y en las distancias, pero no fue capaz de apurar un pitón izquierdo sencillamente espectacular. David Mora sorteó el mejor toro de la corrida: el quinto, una belleza, que empezó a descolgar la cara con clase desde el capote y que cumplió con creces en el caballo a pesar de que comenzó empujando con un solo pitón. Luego en la muleta fue sencillamente sensacional: iba de largo, galopando, con una humillación sostenida hasta el final y con buen son por ambos lados. Mora le realizó una faena muy larga que comenzó con los inevitables pases cambiados y que fue discurriendo después con demasiada velocidad, con muy poco mando y con singular entrega por parte de un torero que tiene maneras y valor pero al que le falta ese punto de dominio para estar a la altura de semejante astado. La oreja le debió de saber a gloria, pero era de lío gordo. El peor parado en el sorteo fue Daniel Luque, paradójicamente el que mejor toreó de los tres, el que amó, el que más quiso y el único que gobernó las embestidas. La faena al tercero fue una lección de sutileza a pesar de que el toro no se sostenía en pie. Son las cosas que tiene el querer.

o Segunda de la feria de San Mateo. Toros de Jandilla, correctos de presencia y de buenas hechuras. Los mejores: 1º mansito pero con un pitón de escándalo; 4º, encastado y  repetidor y 5º, de una calidad infinita, bravo, noble y humillador; el toro de la feria. El Cid: saludos y silencio. David Mora: silencio y oreja. Daniel Luque: oreja tras aviso y silencio. Plaza de toros de La Ribera (Menos de media; 4.300 espectadores). La foto es de Juan Marín.

o La corrida de hoy. Dos toros de Los Espartales para Pablo Hermoso de Mendoza y cuatro de El Pilar para Sebastián Castella y Leandro.

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