miércoles, 18 de mayo de 2011

MANUEL MOLÉS, SIN MÁS, SE VUELVE A DESNUDAR

El jueves pasado saltó la noticia más esperada de la temporada: el anuncio de que José Tomás se había recuperado, que se sentía en condiciones de volver a los ruedos y que había puesto fecha a su reaparición. Todos los medios -taurinos y generalistas- se hicieron eco del acontecimiento porque todo lo que le sucede a JT y a su alrededor tiene la enorme virtud de desgajar por muchas de sus costuras el terrible cerco mediático en el que acostumbra a vivir el toreo.

El domingo por la noche, el programa de Manuel Molés, en la Cadena SER, se hizo eco de la comparecencia de Salvador Boix y Simón Casas en la que se anunció la reaparición del maestro, aunque no sabía ni la hora en la que había sido la rueda de prensa. Lógico, era la gran noticia de la semana y de muchas semanas. Sin embargo, el director de dicho espacio radiofónico, secundado por Miguel Ángel Moncholi (subdirector o algo así, a pesar de las constantes humillaciones que le propina cada semana) y los diferentes contertulios, tales como José Luis Benlloch (director de Aplausos), Ángel Calamardo o José María Vallejo, se dedicaron a:

1) Cuestionar el hecho de que José Tomás reaparezca en Valencia y que sus elevados honorarios (se dijo que 90.000 euros) suponen un agravio para con otros toreros que cobran mucho menos y que, sin embargo, llevan en sus espaldas el peso de la temporada. 2) Que las corridas de José Tomás y su precio pueden repercutir en el coste del resto de las entradas y los honorarios del otros toreros. 3) Que el día de la reaparición se deberían poner precios más altos en Valencia porque los que quieran ver a José Tomás lo pagarán.

Así, infinitas divagaciones absurdas con el único fin de desprestigiar una vez más a José Tomás por ser uno de los pocos toreros, digámoslo claro, que pasa de dorarle la píldora al director del programa o de tragar con su imperio televisivo. Molés (Móles que dice Andrés Calamaro en el canal 69) emplea la táctica de no hacer caso de cuanto sucede con José Tomás no porque no le guste su toreo (eso le da exactamente lo mismo) sino porque al de Galapagar no lo puede ni rozar. Es uno de los máximos fenómenos mediáticos de la historia de la tauromaquia, y él, con todo su poder, con sus televisiones, radios y revistas se queda mirándole desde lejos con esa apatía con la que trata las cosas que le producen desdén. O pasas por el aro de Molés o te mandan a la sima de los silencios: "José Tomás va bien para ferias cortas, en Madrid es otra cosa", "el aficionado normal, el que no quiera ver fundamentalmente a José Tomás, tendrá que pagar…", llegó a decir…

Algunos de los contertulios fueron más allá en su desmanes, como Calamardo (no el de Bob Esponja, no; el de la SER) que volvió a la cantinela de la competencia con las demás figuras: "¿Qué tiene más importancia ir a Sevilla, Madrid o Bilbao o el que va a Valencia y después poco más?". Como la transcripción del programa está en la bitácora 'De Toros Blog' no me voy a extender más en las estupideces vertidas en el espacio taurino más escuchado de la radio taurina española.

Pero da que pensar que en vez de analizar lo que supone para el toreo el regreso de José Tomás, de la importancia que va a tener para la más que decrépita Feria de Julio y la expectación que va a rodear toda su temporada, el director del programa se lance, con la compañía de su fiel infantería, a ningunear sin ton ni son al torero, a su equipo de marketing (esto también se dijo) y a los miles de aficionados que le siguen por el mundo.

Un apunte talavantino
Es muy tarde, pero antes de irme a la cama quiero decir que ayer Talavante tuvo la suerte maravillosa de encontrarse con el toro 'Cervato', de 'El Ventorrillo', un animal extraordinario que embistió en la muleta con una entrega sin límites. Y 'Cervato', a su vez, también tuvo la fortuna de vérselas ante Alejandro Talavante, que lo bordó al natural en varias series magníficas, con algún muletazo cumbre. La faena tuvo altibajos, desigualdades propias de la personalidad de Alejandro Talvante, pero gozó de algo fundamental: intensidad, encuentro y choque de dos intensidades. Magnífico espectáculo el de Talavante y 'Cervato'. No me gustó en líneas generales la corrida de 'El Ventorrillo' porque fue mansa y porque le faltó fondo. Miguel Ángel Perera tuvo pocas opciones, aunque se puso demasiado pesado con su primero, y Manuel Jesús 'El Cid' (el torero más protegido por Molés de cuantos recuerdo) fue incapaz de quedarse quieto e imponerse al caudal de embestidas que le regaló el primero de la tarde. Por cierto, Manuel Molés le dio al novillero Larios el lunes hasta en el Carnet de Identidad, pero con El Cid contuvo su crítica, razonó su evidente incapacidad, estuvo grave… Esos cojones en Sierra Morena, pensé yo.

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