sábado, 27 de noviembre de 2010

FRANCIS PANIEGO E IGNACIO ECHAPRESTO, DOS COCINEROS ÚNICOS EN SU ESPECIE

Los dos cocineros con estrella Michelin de La Rioja se citan en 'Venta Moncalvillo' para conversar sobre el premio y el futuro

Ignacio Echapresto y Francis Paniego celebraron en la cocina de Moncalvillo su buena estrella

Ignacio Echapresto estaba hecho ayer por la mañana un brazo de mar, con ese blanco impoluto de la chaquetilla y su mandil de sous chef para nada recogido, con los faldones clásicamente largos. Ignacio no tenía manos para responder a tantas llamadas. Sin embargo, ni en el comedor ni en la cocina de 'Venta Moncalvillo' hay cobertura y quizás por ello se respira en este restaurante chiquitín de la familia Echapresto una singular sensación de que el tiempo ande como detenido. Pero ayer no. Las cosas habían cambiado la noche del jueves cuando una llamada de Francis Paniego, que se había enterado por un amigo de San Sebastián, le trasladó la noticia a Ignacio Echapresto, que se puso inmediatamente a llorar: «Es que es muy fuerte», suspiraba abrazado a su madre y a su hermano Carlos. Pero eso había sido el jueves por la noche y ayer era ya el primero como restaurante con una estrella Michelin. Y más o menos a las once y cuarto -minuto abajo, segundero arriba- por la puerta del restaurante entró Francis Paniego acompañado de su hermano Chefe con la idea de saludar a Ignacio y compartir las sensaciones de dos cocinas impregnadas por tan alta distinción. Únicas en La Rioja y también únicas en su especie. Ambos cocineros se fundieron en un abrazo fraternal, un punto conmovedor porque Francis sabe lo que cuesta lograr un reconocimiento de este tipo e Ignacio acababa de lograr un sueño. Tras el abrazo llegó la conversación. Y comenzó Francis: «Enhorabuena por ti, pero también para toda la gastronomía de nuestra región, que a veces está eclipsada por el mundo del vino y otras cosas que son muy importantes pero que pueden tapar algo tan rico como nuestros productos. Además, tu cocina es tan sincera con lo que hay alrededor que creo que ha sido todo un acierto». Ignacio Echapresto no pudo reprimir una sonrisa y acordarse de todo el camino andado: «Fíjate Francis, creo que tiene una doble lectura; por un lado que es un acicate para todos los que tienen un sueño en la cocina; es decir, que se puede conseguir algo enorme con esfuerzo. Y además, creo que también es un reconocimiento a todos los que habéis ido abriendo en camino, al maestro Lorenzo Cañas, al que tanto le debemos, a tu madre Marisa, y a ti también».

El trabajo es la clave. Francis Paniego en este punto apostó por el trabajo: «En el mundo de la cocina no le regalan nada a nadie. A veces la gente nos puede ver en las fotos de los periódicos como muy estupendo todo, pero detrás existe un trabajo enorme, muchas horas de empeño, de esfuerzo en silencio en las que nadie suele reparar. Veo a tu hermano, con lo cabezota que es en su trabajo, con los premios que ha conseguido, con el vino, los puros... Es decir, que también es una demostración clara de que las cosas no son utópicas cuando de verdad se quieren». Y también hubo tiempo para los grandes consensos: «Los éxitos no pertenecen a una sola persona. Esto es un conjunto de muchas cosas: el servicio, la sala, el trabajo en la cocina, el desarrollo de nuevos platos.. Y yo tengo la gran suerte de contar con mi hermano, como tú con Chefe».
Francis lo tiene muy claro: «Ahora nos toca un trabajo importante. Tirar del carro de la cocina de esta región a tope y de eso nos tenemos que encargar entre los dos. La Michelin nos lo pide». Y remató Echapresto: «Sí, ya noto la responsabilidad». Aunque, de momento, «disfrútala unos días que te lo mereces», concluyó Paniego.

o Este reportaje alo he publicado hoy en Diario La Rioja con fotos de Antonio Díaz Uriel.


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