viernes, 4 de septiembre de 2009

Michel Camilo y Tomatito: «Nos buscamos juntos»

Michel Camilo y Tomatito conmemoran en el V Drumming Festival de Logroño y de forma exclusiva en España los diez años de la publicación de una obra discográfica de referencia: 'Spain'

Escribe Luis Clemente en su imprescindible libro Filigranas que «es posible que el primer roce (entre el jazz y el flamenco) se produjera en los años cincuenta, cuando Lionel Hampton grabó Jazz-flamenco, con castañuelas». Aquello fue apenas un experimento del guitarrista Carlos Montoya, que vivía en Nueva York con esa diosa legen
daria que era Carmen Amaya, pero dejó una semilla infinita: algún blues por bulerías, Rain on the roof por tanguillos y el contrabajo en la taranta con la guitarra por swing. Después llegó Chick Corea que se enamoró de Paco de Lucía y grabó My Spanish Heart y hace diez años sucedió un hecho mágico que va a ser celebrado esta noche en Logroño, los dos lustros de Spain, el fulgurante encuentro entre una guitarra flamenca y un piano Steinway: «Aquello fue algo mágico, casi impensable, porque en un principio íbamos cada uno por nuestro lado, tres piezas por separado, pero luego, casi sin darnos cuenta empezaron a surgir cosas, historias, ritmos, melodías y poco a poco empezamos a otear nuevos horizontes», relataba José Fernández Torres, 'Tomatito', ayer en el museo Wurth, con la complicidad de Michel Camilo, un pianista dominicano que suena con el alma de Bill Evans, Ahmad Jamal o Keith Jarret, pero con la pasión desbordada que emana de sus raíces hispanas y con el clasicismo de su formación sinfónica. Flamenco y jazz, dos galimatías que se unen de cuando en vez y que propician un encuentro en el que más que músicas, «nos fundimos los músicos», tal y como relataba Michel Camilo en una epopeya dialéctica para enmarcar dos conceptos -ritmo y compás- tan cercanos y separados que se entreveran en su música porque fluyen de la insondable alma de los creadores. No hubo manera de entender la diferencia, «hay que sentirla» y para ello nada mejor que disfrutar esta noche de aquel memorable encuentro. 'Tomatito', que debutó con sólo diez años como guitarrista de atrás en la peña 'El Taranto', de Almería, reconocía, sí, que el origen de ambas músicas procede del sentir del pueblo, pero cada una ha evolucionado por su cuenta y tienen arquitecturas «diferentes, ritmos, escalas que rara vez se reconocen». Por eso, para Camilo, lo importante «es lo que se siente, lo que trasciende, lo que supera la técnica, lo que queda después». De hecho, el propio pianista dominicano reconoció que el disco Spain fue el resultado de muchos encuentros previos para lograr el proceso de integración: «Yo tuve que conocer qué es una bulería, una alegría, una soleá». Y 'Tomatito', tal vez, el proceso contrario, porque ningún instrumento tiene un papel superior al otro; ni el piano hace de cantaor, ni la guitarra comienza allí donde se rebosan los teclados. «Buscamos seguir descubriendo cosas nuevas, cosas que están en nuestro interior y que nos sorprendan».

'Spain', de Chick Corea.
El bellísimo tema que da nombre al disco, Spain, pertenece a Chick Corea, que lo grabó hace casi cuarenta años en su Light as a feather y que se convirtió en una referencia: «Tanto tiempo después y nos sigue encantando escuchar el disco», decía un Michel Camilo entusiasmado por la actuación de esta noche -única y exclusiva de este festival en España- y por el inminente inicio de una nueva gira en Japón, donde van a reeditar el disco Spain, again, con novedades con respecto a la grabación original. El origen latino, montuno, de Michel Camilo, también incide en las fuentes en las que bebe como músico y en la sensibilidad que demuestra en la elaboración de cada uno de los temas. Por ejemplo, la versión original del corte que da nombre a la obra se abre con una delicada introducción extraída del segundo movimiento del Concierto de Aranjuez de Joaquín Rodrigo, con un acento rumbero de la sonata de 'Tomatito'. Hay boleros -Bésame Mucho-, de la mexicana Consuelo Velázquez, en el que es el Tomate el que coquetea con el jazz, y que con su sonido lo inunda todo de un carácter melódico que sólo se puede disfrutar en el latinjazz.

Improvisar y Bill Evans.
Toda la obra es un juego de estrategias y carambolas entre músicos: «A veces hago improvisaciones diferentes -explicaba Camilo- para rebuscar en la guitarra de 'Tomatito' respuestas diferentes, para volverlo loco y que me conteste con ese acento suyo que es pura poesía, pura emoción». Y esa vocación de superarse en cada concierto subraya increíblemente el talento de un músico infinitamente delicado que desborda una ternura propia de genios como Bill Evans, en temas como 'Two Much/Love Theme': «Tuve un encuentro en Nueva York con él en un garito. Estaba tocando casi en soledad y para mí fue como un sueño estar a su lado, escucharle. Es cierto que me influye, además él tuvo una formación como compositor muy parecida a la mía». Y tras Logroño, la gira de Japón: «Nos vamos buscando mutuamente. La música nos persigue, nos precipita». Flamenco y jazz, compás y ritmo.

o Este artículo lo he publicado hoy en Diario La Rioja y las fotos son de la Agencia EFE y Diana Gualda

gracias por visitar toroprensa.com

Blog de ideas de Pablo G. Mancha. (Copyleft) –año 2005/06/07/08–

Queda permitida la reproducción, distribución, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta bitácora, en cualquier forma o modalidad (Siempre y cuando se cite al autor)