viernes, 7 de septiembre de 2007

José Tomás, un torero de verdad

Sobre José Tomás creo que se ha escrito casi todo. Pero es curioso, quizá en lo único que se han puesto de acuerdo Alfonso Navalón y 6Toros6 (recuerdo un artículo largo y tedioso de Michael Wigram que parecía puritísma copia de lo escrito por el primero) es en que el diestro de Galapagar no sabe torear. Vale, José Tomás ni sabe torear ni se coloca en el sitio y encima es torpe, llevo leyendo varios días en tribunas y bitácoras a las que aprecio y respeto, pero con las que estoy diametralmente en desacuerdo. También escucho a muchos críticos taurinos –Molés, Posada y alguno más que ni quiero nombrar y que prefiero no teclear– indignados porque "se deja coger demasiadas veces". Vaya, encima de no saber torear, de no colocarse en el sitio y de ser algo torpe, además se deja coger. Vamos, que es una especie de suicida estúpido sin conocimiento alguno de causa. Y lo siento, vuelvo a discrepar y si me lo permitís me gustaría expresar mis sensaciones sobre José Tomás.

a)
José Tomás y 'El Cid' son las únicas figuras del toreo que este año he visto pisar un terreno donde el toro o obedece la muleta o coge al torero. Es decir: cargar la suerte; es decir, situarse en ese sitio fatídico en el segundo muletazo, cuando sin apenas inercia, el toro tiene donde elegir: la carne del matador o el trapo. A esto se le puede llamar dejarse coger, sin duda. Yo le llamo valor.


b) En Barcelona José Tomás fue volteado. Estaba toreando, claro. No dando respingos, no descargando la suerte. En Bilbao viví una situación parecida. Por fortuna no viví la temida cornada, pero necesaria e insoslayable cuando llega. Y llegó, y llegará siempre.

c) He visto las famosas fotos de Tony en su web. No puedo decir nada de ellas; hablan por si solas. Sin embargo, yo vivo rodeado de fotógrafos y sé a la perfección cómo una imagen (o muchas) no sirven para explicar una faena. Para bien y para mal. No estuve en Donosti; pero no me sirve. Recuerdo hace unos años cómo el exdirector de Aplausos –Salvador Pascual– contrató a un fotógrafo de Logroño para que fuera a Haro para hundir una corrida de Alfonso Navalón. La recuerdo como si la estuviera viendo ahora mismo y yo era casi un crío. Publicó una página entera de toros por los suelos y constituyó una mentira enorme, grandiosa y putrefacta. Se caían, sí; pero no se derrumbaban, fueron bravísimos y dieron una tarde maravillosa. Eran astifinos, encastados y nobles y muy serios.

d)
Por lo visto ahora la torpeza en un torero es dejarse coger. Me duele y no lo entiendo. José Tomás ha reaparecido de una forma absolutamente gloriosa; con una entrega alucinante, con un valor magnífico que le permite torear mejor que antes, con más lentitud, con más belleza. Ah, pero eso se paga; siempre se ha pagado en la tauromaquia: los grandes toreros están cosidos a cornadas; están remendados como un pantalón de la posguerra. ¿Es torpeza no dar toques hacia afuera con la muleta? ¿es torpeza pasarse los toros por la barriga? ¿es torpeza no hacer faenas asépticas? ¿es torpeza salir al ruedo a decir algo maravilloso cada tarde? ¿es torpeza acaso la torería? ¿ha sido torpe César Rincón en sus mil batallas por los ruedos?


e)
Siempre andamos los aficionados quejándonos de que no se torea con el capote ¿Habéis visto a José Tomás cómo torea ahora? La pureza que destila, la forma en la que lleva prendidos a los morlacos, la sinceridad que emana de su toreo desde que toma el engaño ¿Se puede negar esta evidencia?


f) No ha ido a Madrid. Inobjetable. Bien; a Logroño tampoco: Ya irá. Llevamos muchos años echándole de menos. ¿Por qué lo de Mesías? Acaso ha sido él el que ha dicho que viene a regenerar algo. Ha venido a torear, a torear y a torear.

g)
No le tragan los taurinos: todos le ponen pegas. Razón: no le controlan; no le alcanzan y creo que a él no le interesan. José Tomás es todo lo contrario a la mediocridad actual, a la monotonía de toreros con técnica defensiva. No quiero nombrar ahora a nadie, no me apetece, pero este hombre no sabe mentir; ni quiere; ni le apetece.


h)
Está llenando las plazas y de qué forma. Cada corrida suya es un acontecimiento del toreo, de nuestra fiesta y a mí, personalmente, en Barcelona, me hizo sentir orgullo de ser aficionado. Ah, y la gente me pregunta por la calle sobre él. ¿Quién es José Tomás? ¿Por qué nos conmueve? Y el rollo mediático le trae al pairo. La portada sangrienta del Abc, con Manolete ¿es acaso culpa suya? Creo que hay periodistas que no le tragan porque no lo pueden controlar; porque ha dignificado el toreo con su entrega apasionada. No es por dinero, es porque vive para torear y el toreo aprisiona su alma. Le da igual la pasta (me imagino que la tendrá toda). Él es feliz toreando, se deshace con un capote, con una muleta, con un toro.


i)
Ha vuelto a los ruedos y nos ha hecho felices. Claro que me gustaría verlo con Victorinos, con doloresaguirres. Por supuesto y espero que lo haga porque ya lo ha hecho alguna vez. Y mantengo lo que escribí sobre lo sucedido en Ávila.

j) Lo digo y siento discrepar de forma tan radical con personas a las que respeto profundamente y con las que comparto infinidad de opiniones; pero creo que José Tomás es el más grande de los toreros porque torea con la mayor verdad: valor, entrega y respeto. Tiene fallos, a veces está mal… Claro es un artista, no es un autómata; es un ser humano.

K y última)
Cada vez que veo a José Tomás sangrando e impávido, o desmadejado e impávido, lo admiro más. Otros toreros también lo han hecho (y alucino tanto o igual). Es torero como López Chaves en Zaragoza; Liria y Encabo en Madrid con Adolfos o en invierno Castella con una cornada en el pulmón en América. O cómo César Rincón destrozado por el toro Bastonito, pero torero, o en Sevilla este año o tantos toreros más en tardes inolvidables.

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