viernes, 21 de septiembre de 2007

El presidente, don Borja y la autocomplacencia

Al terminar el festejo de ayer, como todos los días, tomé la grabadora para recoger las habituales declas de toreros, ganaderos y demás protagonistas de la corrida. Como diría José María García –y que nadie busque dobles lecturas–, esto lo que se llama la bendita rutina de la información. Y en un burladero divisé a Borja Domecq, ganadero de Jandilla y Vegahermosa, que por esos vericuetos que tiene el negocio pardo de la tauromaquia es la misma cosa sin serlo a la vez, aunque no se anuncie en los carteles, tal y como sucedió ayer, porque como escribió Gerardo Diego de ‘El Cordobés’: una, dos y tres, lo ves y no lo ves. Así, que mientras arreciaba la petición para Perera, le pregunté al señor Domecq (Domé, que diría un castizo), sobre la flojera extrema de sus toros, su poco juego en general y su irregular presentación. El señor Domecq (Domé, en los madriles) ni se inmutó ante el arreón. Es más, dijo que vio en la corrida dos faenas excepcionales (la primera de ‘El Cid’ y la no premiada de Perera). «Los ganaderos no mentimos nuca», prosiguió su alocución para después cargar con extrema dureza contra el presidente de la corrida: «Es un pobre hombre que no sabe donde está en pie y que le viene el sitio muy grande». Ni una brizna de autocrítica, tan sólo reconoció el mal juego del segundo toro de ‘El Juli’: «Ha sido muy malo», aseveró con flema. Pues bien, este cronista, salvo error u omisión, vio así los jandillas de Don Borja: el primero fue bueno y flojo, tenía ánimo de embestir pero no se sostenía en pie. El segundo, devuelto por inválido, fue reemplazado por otro de Vegahermosa, chico y sin cara, que tuvo un corazón amable pero que le faltó bravura y motor. Perera se topó después con otro animal de escaso trapío que se fue sin picar. Se paró muy pronto y tiró por tierra la ilusión del joven diestro. El cuarto, sin presencia para esta plaza, sacó genio. El segundo de ‘El Cid’ y el último de la corrida fueron infumables, y sólo el tesón de los toreros permitió sendas faenas: profesional la del sevillano y emotiva la de un Perera que sacó petróleo de un toro que cuando se vio podido sólo quería colarse. Señor Domecq, (Domé, a secas),‘ El Cid’ le puede explicar lo que me dijo a mí: «Me han faltado toros». (Artículo publicado en Diario La Rioja).

o Quinta corrida de la feria de Logroño: Tres toros de Jandilla y otros tres de Vegahermosa (estos últimos sin ser anunciados en los carteles) de irregular presentación (excepto el primero y el último) y de poco juego. Todos escasos de fuerzas y algunos sin cara. En quinto lugar salió un sobrero de Zalduendo, mansito, rajadito y grandón, aunque sin trapío. El Juli: silencio en ambos. El Cid: saludos y ovación tras aviso. Miguel Ángel Perera: saludos y vuelta al ruedo.

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