domingo, 14 de enero de 2007

Titanio divino

Marqués de Riscal y Frank O. Gehry se unen en un proyecto enoturístico de trascendencia mundial

Marqués de Riscal ha dado un paso de gigante en el enoturismo del Rioja sólo comparable al acontecimiento que supuso en 2004 la inauguración del Museo del Vino de Dinastía Vivanco. En el caso del Marqués de Riscal la apuesta es más lúdica y cuenta con el fabuloso atractivo que supone la vanguardista arquitectura de Frank O. Gehry, que, utilizando 1.800 metros cuadrados de titanio coloreado importado desde Japón, parece reinterpretar el Museo Guggenheim de Bilbao a través de la silueta de una viña que se encarama sobre el cielo.
El titanio se eleva en volutas indescriptibles de tres tonalidades que coinciden con los colores del Marqués de Riscal (rosa por el vino tinto, oro por la malla que cubre la botella y la plata para evocar las cápsulas protectoras). Bajo este capricho descansa un lujoso hotel que posee 43 habitaciones diseñadas por el mismo maestro que dijo cuando aceptó el encargo que tenía que hacer «algo mejor que el Guggenheim». El resultado es una gran ánfora de piedra sustentada por tres pilares y recubierta de titanio, aluminio y acero inoxidable. El hotel de la Ciudad del Vino forma parte de la marca Luxury Collection, del grupo Starwoord, y es un canto a la exclusividad tal y como indica que una habitación doble se pueda conseguir desde 300 euros. Pero hay más, ya que uno de los principales reclamos de este complejo reside en su spa de vinoterapia con tratamientos corporales aprovechando todas las ventajas de las uvas y el vino, dotado además de una piscina climatizada con vistas a los viñedos. Los clientes pueden disfrutar de la mano de Caudalie –pioneros mundiales de estos tratamientos– de baños en barricas o envolturas de vino. El edificio posee un singular puente metálico desde el que se puede acceder a las zonas de producción para asistir después al restaurante dirigido por Francis Paniego –chef del Echaurren de Ezcaray–, un centro de reuniones y varias salas para banquetes. La primitiva bodega comenzó a construirse en 1858 y en su interior –utilizado ahora para la crianza de vino en barrica– se encuentra la llamada ‘Catedral’, un botellero en el que se guarda una colección compuesta por botellas de todas las añadas producidas desde 1862. El incremento de la producción de vino hizo que en 1883 tuvieran que ampliarse las instalaciones de esta bodega, hecho que volvería a repetirse en el año 1968 y 2000.

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