martes, 17 de octubre de 2006

En El País ya no se escribe de toros

Una de las razones por las que decidí estudiar periodismo fue porque deseaba ser capaz de describir una corrida de toros como lo hacía Joaquín Vidal. Bueno, la verdad es que no tanto porque aquella empresa siempre me pareció sencillamente inalcanzable. Y daba la casualidad –o quizás no tanto– de que Joaquín Vidal escribía en El País, el periódico de mayor difusión de España y en el que se cuidaba ejemplarmente la información taurina, sobre todo cuando llegaban las principales ferias de la temporada, con sus excelentes crónicas, los fotones aquellos e incluso, en San Isidro y otros grandes abonos, con los apuntes-acuarelas de Onésimo Anciones, tan personales e inconfundibles que se daban la mano con una naturalidad pasmosa con los artículos del maestro. Los aficionados sabíamos que en aquellas columnas de la Sección de La Lidia se guardaban como en un tesoro singulares piezas periodísticas, todas ellas con especial belleza, y con un compromiso irrenunciable con la mejor de las escuelas del periodismo: objetividad, honestidad y discreción. De hecho, creo que Joaquín Vidal, como periodista, no podía entender cualquier otro modelo. De ahí que fuera un mito para los aficionados. ¿Qué dirá Vidal mañana...? nos preguntábamos al salir de la plaza. El País con un café con leche y unos churros al gusto nos resolvía todas aquellas dudas cada despertar. Pero se fue el maestro y las páginas de toros se fueron marchitando hasta casi desaparecer. Dónde pararán los ordenadores de la Sección de La Lidia, dónde las sillas de sus redactores, dónde se apilarán las mesas, los libros de toros... No entiendo las razones por las que El País, el primer periódico de España, silencia de tal manera las corridas (a no ser que Cayetano tome la alternativa o cosas por el estilo). Unos dicen porque desde dentro del periódico se las confunde con una fiesta española y esto en tiempos de las realidades nacionales diversas no parece políticamente muy correcto. Otros se inclinan porque los toros son un espectáculo atroz y que el diario independiente de la mañana ha tomado partido por la "defensa de los animales". Sea como fuere resulta claro que El País ha dado la espalda a la fiesta de toros. Es comprensible que los responsables de dicho medio tengan dudas a la hora de designar un crítico que ocupe la tribuna del maestro, pero el tiempo de las dudas debería haber pasado ya. Lo cierto es que cualquiera de los demás periódicos de difusión nacional dan mejor y más información taurina que El País, el periódico en el que un día escribió Joaquín Vidal. Y eso, se mire por donde se mire, es una desgracia para los aficionados y un hecho irrespetuoso con la historia del propio diario.

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